Detenida por homicidio la víctima de la pornovenganza
Los dos, guardias urbanos, están acusados de matar a otro agente, actual pareja de ella
El crimen del agente de la Guardia Urbana de Barcelona que apareció carbonizado dio ayer un vuelco con la detención de su novia, la víctima del caso de pornovenganza, y de su amante, ambos también guardias urbanos.
Los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer a dos agentes de la Guardia Urbana como presuntos autores del asesinato de otro policía cuyo cuerpo apareció calcinado en una pista forestal del pantano de Foix. Los arrestados son Rosa P.V., de 33 años, que era la pareja del fallecido, y el agente Alberto L., con el que mantenía una relación sentimental a escondidas. La detenida ha pasado en pocos días de ser víctima a convertirse en el presunto verdugo de este caso. Ella fue la afectada por el caso de la pornovenganza en la Guardia Urbana por la que un subinspector está a la espera de ser juzgado por la presunta difusión de una foto sexual de ambos. La principal hipótesis es que el fallecido se percató del engaño de su novia y estos lo acabaron matando. Falta por averiguar si el crimen fue premeditado. Los geolocalizadores de sus teléfonos móviles los sitúan a ambos en el escenario del crimen. Su versión de los hechos no cuadraba con las evidencias que aportaba el cruce de la señal de sus móviles. La principal hipótesis es que lo mataron en otro lugar y fueron hasta una zona apartada del pantano de Foix para deshacerse del cadáver.
La actitud mostrada por la mujer tras la pérdida de su novio también fue un elemento clave para los investigadores. “Al día siguiente de encontrar el cuerpo estaba muy entera”, aseguran desde su entorno. El día de la desaparición de Pedro R.G., la joven apareció en una cena de la Guardia Urbana acompañada de Alberto L., también detenido por su relación con el crimen. El cuerpo de Pedro R.G. fue hallado en el maletero de un vehículo completamente carbonizado. El cadáver estaba en tan mal estado que era irreconocible a simple vista, aunque el hallazgo de una prótesis de espalda que le fue implantada a la víctima el pasado octubre fue determinante para identificarle. El agente llevaba en paradero desconocido dos días. Al primer sitio que acudieron los investigadores fue a ver a su novia, Rosa. La sometieron a un largo interrogatorio cercano a las ocho horas. Ella mantuvo que su novio se marchó tras discutir con ella y que llevaba dos días sin saber nada de él. También interrogaron al otro agente detenido. Alberto L., de 36 años, que fue compañero de patrulla de la chica. Según fuentes de la investigación, durante su declaración ante los Mossos ambos entraron en contradicciones que hicieron saltar las alarmas entre los investigadores.
Las sospechas se cernieron sobre Rosa incluso desde su entorno. Su abogado en el caso de la pornovenganza, Francisco Ruiz Palomares, que era amigo del fallecido, decidió renunciar a defenderla esta semana tras empezar a sospechar de la mujer. De hecho, el juicio por el caso de la difusión de la fotografía sexual debía celebrarse mañana lunes, pero fue suspendido a iniciativa del abogado tras convencer a la mujer, ya que ella quería seguir con el procedimiento judicial.
La principal hipótesis es que el fallecido se percató del engaño de su novia y esta y Alberto L. lo asesinaron