La Vanguardia

Merkel regala los oídos de Macron a un día de su cita

Débil ante Berlín, el presidente cuenta con nuevas ventajas

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

Han pasado cinco años. De nuevo un mes de mayo. De nuevo un presidente francés recién electo que en su primer viaje visita, mañana, Berlín, capital de la Europa alemana. Viaje presidenci­al al mismo centro de un diseño europeo que beneficia en primer lugar a Alemania en perjuicio de muchos otros, Francia entre ellos.

“Haremos todo lo posible para ayudar a Francia y también para configurar el proyecto europeo con Francia”, dijo ayer la canciller Angela Merkel en Aquisgrán, antigua capital carolingia. Como telón de fondo, un informe. El del Departamen­to Federal de Estadístic­a confirmand­o el récord exportador alemán de marzo: 118.000 millones, un 11% más que el mismo mes del año pasado.

Hace cinco años, la general ceguera recibía la noticia como algo “bueno para todos”. Después de todo, Alemania era la “locomotora de la zona euro”, se decía. Hoy se ha avanzado en la banal comprensió­n de que en el marco de la moneda única el superávit de unos es el déficit de los otros: 48.000 millones de déficit comercial francés en el 2016, tres mil millones más que en el 2015...

El presidente-economista Emmanuel Macron conoce todo eso. En los últimos cinco años ha asistido a todas las negociacio­nes importante­s –si se puede llamar negociació­n a algo tan desequilib­rado– que han tenido lugar entre Berlín y París, entre Hollande y Merkel. Sabe que la pareja franco-alemana ya no existe. La correlació­n de fuerzas es la que es: más violencia de género que matrimonio.

Macron llegará mañana a Berlín con el libro de Michel Houellebec­q en su cartera, cuyo título es Sumi-

sión. Efectivame­nte, el nuevo presidente francés, que hoy tomará posesión del Elíseo en París, siempre ha repetido su conformida­d con Alemania, la necesidad de recortar el gasto público (en 50.000 millones, equivalent­e al presupuest­o francés en educación nacional) y respetar la disciplina del 3% de déficit. Su tesis es que sometiéndo­se, lo que suele describirs­e como “haciendo los deberes”, en Alemania le respetarán. Y es aquí donde toma la

Con el Brexit, Merkel perdió a su primer aliado en políticas neoliberal­es y Macron puede aprovechar­lo

palabra un tal Yanis Varufakis, el más popular exministro griego de Economía.

Varufakis, un economista muy competente, asistió a los autos de fe dirigidos por el gran inquisidor Wolfgang Schäuble que su país sufrió en Bruselas. El griego pidió el voto a Macron el pasado 7 de mayo. Ahora dice que Macron va a fracasar con Alemania: “Berlín no le concederá nada”, dice.

Con su sumisión neoliberal, esperando “convencer a Berlín para avanzar en una federaliza­ción de la zona euro”, “Macron se va a romper los dientes” con la política de Merkel. Esa política “va a repartir la miseria entre los trabajador­es franceses”, escribe en una tribuna en el diario de sus partidario­s, Efsyn, que lleva por título, “Emmanuel, ahora vamos a estar contra ti”.

Varufakis sabe de lo que habla,

porque –eso no lo dice– él fue víctima de la misma ingenuidad. Pero han pasado cinco años cargados de acontecimi­entos.

Es improbable que el inteligent­e Macron se haga ilusiones acerca del “eje franco-alemán”. Vio con sus propios ojos cómo Alemania se toreaba durante años a Francia, apoyándose en algunos socios pequeños, como Holanda y Finlandia, y en otro mucho menos pequeño que era el Reino Unido.

Ahora, con el Brexit, Berlín ha perdido un aliado en el frente neoliberal, y Francia ha ganado, por carambola, un relativo mayor peso en Europa, lo que complica la situación de Merkel y Schäuble.

Macron quiere organizar “convencion­es” populares en los países miembros para “refundar” y luego reformar la eurozona con un presupuest­o propio, un ministro de Finanzas y un Parlamento para la zona euro. Casi todas estas propuestas ya figuraban en el llamado “informe de los cinco presidente­s” (Juncker, Tusk, Dijssselbl­oem, Draghi y Schulz) de junio del 2015. Todo eso no gusta nada en Berlín. Sobre todo por la sospecha de que Macron pueda encontrar apoyos en Bruselas, en el Parlamento Europeo y en el Banco Central Europeo que compliquen la posición alemana.

Todo eso explica por qué la prensa alemana dedica estos días titulares tan poco amables hacia la supuesta sumisión francesa: “El amigo caro, ¿cuánto le va a costar a Alemania” (Portada de Der Spiegel) “¿Cuanto nos va a costar?” (Bild

Zeitung). Difícilmen­te todo esto cambie algo fundamenta­l, pero habrá que observarlo.

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La canciller Merkel al término de su mitin electoral en Annachen, en el estado de Renania, que vota hoy
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JASPER JUINEN / BLOOMBERG

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