La Vanguardia

¿Quién tiene razón?

La venta de las entradas del concierto de los Stones motiva opiniones contrapues­tas

- ESTEBAN LINÉS

Alas cuatro horas de ponerse ayer a la venta, es decir, a las dos de la tarde, ya se habían vendido 40.000 entradas para el concierto que ofrecerán The Rolling Stones el 27 de septiembre en el Estadi Olímpic de Barcelona. A las ocho de la tarde, la cifra alcanzó las 45.000 y quedaban a la venta sobre todo localidade­s caras o muy caras. Aunque los responsabl­es de la web Ticketmast­er –encargada de la venta– evaluaron positivame­nte el proceso de venta, fueron numerosas las quejas de aficionado­s que no pudieron hacerse con alguno de los 56.000 tickets tras horas de intentos.

Las páginas web de Doctor Music y Ticketmast­er iniciaron la venta de localidade­s a las diez de la mañana y la gran cantidad de personas que intentaron comprar a primera hora provocó que en los primeros minutos ya apareciera en pantalla el cartel de “lo sentimos, se ha superado el número máximo de usuarios en cola virtual, por lo que ha sido imposible procesar su petición”. También es cierto que al abrir el proceso de venta ya había más de 20.000 usuarios activos en la web de Ticketmast­er preparados para comprar las entradas. “El sistema ha funcionado muy bien, teniendo en cuenta que había un potencial de 200.000 personas interesada­s en comprar”, manifestó a este diario Eugeni Calsamigli­a, director de Ticketmast­er en España.

La cola virtual formada en la plataforma, según fuentes de esta, funcionó correctame­nte y los procesos de espera fueron los habituales en las situacione­s de alta demanda. “Al ordenar la cola, no se puede meter a toda la gente; la cola es un algoritmo, y la máquina va haciendo un promedio del tiempo en que se hace cada transacció­n, previendo así el tiempo de espera; si un comprador tarda más de lo previsto, la cola se va alargando”, explicó Calsamigli­a. Además, la gran demanda se vio incrementa­da por los requisitos para adquirir las entradas nominales, lo que se sumó al hecho de que por motivos de seguridad el tiempo para pagar las entradas es limitado, a fin de evitar el sistema de “usos masivos”. “Todas las estrategia­s antiespecu­lación tienen un coste”, resumió el directivo.

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