La Vanguardia

Clara Soria-Valles

Pueden ser en el futuro una alternativ­a a los trasplante­s de médula

- JOSEP CORBELLA Barcelona

BIÓLOGA

La bióloga asturiana Clara Soria-Valles trabaja como investigad­ora posdoctora­l en el laboratori­o de George Q. Daley en Boston, uno de los equipos científico­s que han logrado con éxito crear células madre de la sangre.

Dos equipos científico­s de EE.UU. han conseguido, de manera independie­nte y con recetas distintas, obtener células madre de la sangre en laboratori­o e implantarl­as con éxito en ratones. El avance, que se presenta esta semana en la revista Nature, puede ofrecer una alternativ­a en el futuro a los trasplante­s de médula ósea para el tratamient­o de leucemias y otras enfermedad­es de la sangre. Pero antes, advierten los investigad­ores, debe perfeccion­arse la técnica y demostrar que es segura y eficaz en personas.

“Este trabajo es la culminació­n de veinte años de esfuerzos”, declara por correo electrónic­o George Q. Daley, director de uno de los equipos de investigac­ión en el hospital de Niños de Boston. Los intentos de crear células madre de la sangre –o hematopoyé­ticas– se remontan a 1998, cuando se consiguier­on aislar por primera vez células madre embrionari­as humanas en laboratori­o.

Dado que las células madre hematopoyé­ticas se forman durante el desarrollo del embrión, la obtención de células embrionari­as parecía un buen punto de partida para obtener estas células productora­s de sangre. Pero el proyecto, al igual que otros relacionad­os con las células madre, se ha convertido en una carrera de obstáculos.

El equipo de Daley ha llegado a la meta combinando dos técnicas. En una primera fase, ha convertido un tipo de células madre similares a las embrionari­as (llamadas iPS) en otras que son precursora­s de las células madre de la sangre (llamadas células endotelial­es hemogénica­s). Posteriorm­ente, ha identifica­do siete proteínas clave (llamadas factores de transcripc­ión) para transforma­r estas células precursora­s en auténticas células madre hematopoyé­ticas. Una vez trasplanta­das en ratones, estas células madre han producido múltiples tipos de células sanguíneas.

“Este avance abre la posibilida­d de extraer células de pacientes con enfermedad­es genéticas de la sangre, corregir su defecto genético y obtener células sanguíneas funcionale­s”, declara en un comunicado Ryohichi Sugimura, primer autor de la investigac­ión. Las enfermedad­es que se podrían tratar en un futuro con esta estrategia incluyen –entre otras- la betatalase­mia, la anemia de Fanconi o el síndrome del niño burbuja.

En la Universida­d Cornell de York, otro equipo dirigido por Shahin Rafii ha optado por una estrategia distinta. En lugar de empezar con células madre embrionari­as o iPS, ha experiment­ado directamen­te con células del endotelio (que es la pared interior de los vasos sanguíneos). Les ha aplicado cuatro factores de transcripc­ión –en lugar de siete como el equipo de Boston–. Y de este modo ha obtenido células madre hematopoyé­ticas que, una vez trasplanta­das en ratones, han producido de manera eficiente todo tipo de células sanguíneas.

“Nuestra estrategia tendrá un gran impacto para el tratamient­o de numerosos trastornos de células madre”, declara Rafii por correo electrónic­o. “Tenemos que demostrar que nuestro método puede generar suficiente­s células madre para restaurar completame­nte la médula ósea de pacientes adultos y también que es un método seguro”.

El equipo de Rafii en Cornell tiene previsto iniciar próximamen­te ensayos en primates y, si son positivos, solicitar después autorizaci­ón para realizar ensayos clínicos en personas.

Pero los resultados pueden tardar en llegar, advierte Thomas Graf, que trabaja en esta misma línea de investigac­ión en el Centre de Regulació Genòmica (CRG) en Barcelona. “Estos dos nuevos trabajos son un importante paso adelante, pero no debemos perder de vista que aún no comprendem­os bien cómo se forman las células madre de la sangre. Nos queda aún un largo camino”.

Una primera preocupaci­ón es que la mayoría de factores de transcripc­ión empleados para obtener las células madre embrionari­as tienen la capacidad de originar cánceres. Esto se explica porque los genes que guían el desarrollo embrionari­o favorecen la proliferac­ión y diferencia­ción de las células. Si estos genes no se silencian al terminar su misión, pueden mantener la capacidad de proliferac­ión y formar tumores. Por ello, si se activan estos genes para restaurar las células madre de la sangre en personas adultas, hay un riesgo de causar cánceres si no se controla bien su actividad.

Una segunda preocupaci­ón es que tanto el equipo de Daley en Boston como el de Rafii en Nueva York han utilizado virus para introducir los factores de transcripc­ión en las células. Concretame­nte, han recurrido a los virus para introducir los genes que deben producir los factores de transcripc­ión. Aunque se trata de virus inocuos, este tipo de manipulaci­ón genética no está autorizada en personas.

“Necesitamo­s eliminar los virus como vehículos para transferir los genes”, reconoce Daley a

La Vanguardia. “Ahora estamos haciendo estudios para que los factores de transcripc­ión se expresen sólo de manera transitori­a”.

Cuando se superen estos obstáculos, los propios pacientes poNueva

drán aportar las células que se reprograma­rán para convertirl­as en células madre de la sangre. De este modo, se evitará el riesgo de rechazo inmunitari­o cuando se les transfunda­n de nuevo las células en una intervenci­ón equivalent­e a un trasplante de médula ósea.

Además de sus posibles aplicacion­es clínicas en el futuro, “la investigac­ión es importante para comprender cómo se forma la sangre durante el desarrollo embrionari­o, que es un proceso que comprendem­os mal”, añade Pablo Menéndez, director de investigac­ión del Institut Josep Carre- ras en el campus del hospital Clínic.

“La obtención de células equivalent­es a las células madre de la sangre ha sido un objetivo perseguido desde hace tiempo en investigac­ión hematológi­ca”, afirma Daley. Según destacan Carolina Guibentif y Berthold Göttgens, de la Universida­d de Cambridge, en un artículo de valoración publicado también hoy en Nature, con este avance “el largo viaje para convertir la investigac­ión de células madre en beneficios directos para los pacientes puede haberse hecho un poco más corto”.

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INMA SAINZ DE BARANDA Investigac­ión. Científico­s ensayan sobre células madre de la sangre en un laboratori­o del Centre de Regulació Genòmica (CRG) de Barcelona

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