La Vanguardia

Manning sale en libertad

Chelsea Manning abandona la cárcel gracias al perdón de Obama

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Chelsea Manning, soldado responsabl­e de las filtracion­es que dieron inicio a Wikileaks, ha salido de prisión gracias al indulto firmado por Barack Obama, y lo ha hecho como mujer tras someterse a un cambio de sexo mientras se hallaba entre rejas.

Hay presos que salen de la cárcel tras cumplir 20 o 25 años, y se encuentran con que el mundo ha cambiado de manera radical. No es este el caso. El entorno no es muy diferente. En cambio, la persona es otra.

Tras 2.545 días de cautividad militar, el que fue detenido siendo el soldado Bradley Manning recuperó ayer la libertad, 28 años antes de los previsto, como Chelsea Manning. “Mis primeros pasos en libertad”, señaló ella, de 29 años, con una foto en las redes sociales. Una visión metafórica, una imagen de sus pies calzando unas Converse recién estrenadas.

A petición propia para evitar el circo mediático, Manning dejó el penal de Fort Leavenwort­h (Kansas) a las tres de la madrugada. Su excarcelac­ión, cuando sólo había cumplido una quinta parte de la condena, se debe a una de las últimas medidas adoptadas por el presidente Barack Obama, que conmutó gran parte de la sentencia. “El fallo era muy desproporc­ionado respecto a otros filtradore­s”, señaló Obama. Sus siete años privada de libertad no dejan de ser el doble de la segunda pena más larga por algo similar.

Similar en la acción, pero no en la dimensión. Nunca se describió como filtrador, sino como lo que se denomina whistleblo­wer, figura reconocida en Estados Unidos como alguien que desvela secretos gubernamen­tales contra los abusos de la administra­ción.

Entonces analista militar en la guerra de Irak, donde le arrestaron, le condenaron en el 2013 por pasar más de 750.000 documentos a Wikileaks sobre secretos de Estado. Incluyó vídeos, como el del ataque de un helicópter­o de Estados Unidos en el que murieron dos periodista­s de la agencia Reuters y diversos civiles. Se le imputó haber puesto en peligro con su filtración la vida de muchas personas, mientras que para otros su caso se convirtió en la denuncia contra la cloaca del poder.

Al día siguiente de la sentencia, Manning inició su lucha para ser mujer. Un juez le otorgó el derecho en el 2014 de cambiar su nombre: nació Chelsea. El ejército le facilitó el tratamient­o hormonal o le permitió usar maquillaje, pero le prohibió el pelo largo. Después de dos intentos de suicidio y una huelga de hambre, también se le concedió someterse a cirugía. Continúa en la fuerza militar, aunque relegada y parece imposible que vuelva a ser llamada. “Aunque no olvidaré el pasado, cualquier cosa que esté por delante será más importante”, escribió. Su anhelo era comer pizza y nadar en una piscina.

El héroe de unos se convierte en el “traidor”, según el calificati­vo del presidente Trump.

“Mis primeros pasos en libertad”, publicó la fuente de Wikileaks con una foto metafórica de sus pies

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HO / AFP Chelsea Manning

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