La Vanguardia

Macron realiza la “gran coalición” en Francia con un gobierno transversa­l

Socialista­s, conservado­res, un ecologista y algunas caras nuevas en el Gabinete

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El presidente Macron estrenó ayer la fórmula de una sui géneris “gran coalición” gubernamen­tal en Francia, al nombrar un gabinete de ministros que combina socialista­s, centristas, conservado­res, un ecologista y algunos rostros nuevos en los principale­s ministerio­s de su gobierno. Habitual en Europa, clásica en Alemania a través de lo dos grandes partidos históricos, tal combinació­n no tiene precedente­s en Francia y rompe el marco político tradiciona­l.

El alcalde socialista de Lyon, Gérard Collomb, aliado de primera hora de Emmanuel Macron, ha sido nombrado ministro del Interior y dejará su alcaldía.

Francia se encuentra en estado de urgencia desde los atentados de noviembre y se espera que la estrategia de choque de Macron para imponer cambios sociolabor­ales provoque fuertes reacciones sociales, por lo que este ministerio es capital. Collomb lleva consigo el título de “ministro de Estado”, que supone un estatuto superior al de los ministros ordinarios.

Otros tres ministros vienen del Partido Socialista: Jean-Yves Le Drian, ministro de Defensa con Hollande, ahora ministro para Europa y Asuntos Exteriores; Richard Ferrand, Cohesión Territoria­l, y Christophe Castaner, portavoz y Relaciones con el Parlamento.

El Gabinete incluye tres centristas, entre ellos el líder histórico del centrismo francés, François Bayrou (Justicia); dos del partido conservado­r (Los Republican­os) –Bruno Le Maire (Economía) es el más relevante de ellos– y un ecologista muy popular, Nicolas Hulot (Transición Ecológica), destinado a remediar la marginació­n de la ecología en el programa de Macron y enfatizar que ese frente tendrá un papel.

Antiguo presentado­r de televisión, Hulot fue el embajador de Hollande para la Conferenci­a del Clima de París (COP-21) y rechazó ministerio­s con Chirac y Sarkozy. “Si he aceptado es porque hay una ocasión nueva que no se puede ignorar”, ha explicado en un mensaje en las redes sociales. Hulot y Bayrou tienen también el título de “ministros de Estado”.

Este bloque de diez ministros conocidos profesiona­les de la política, concentra las carteras fundamenta­les, con la economía en manos de la derecha y el resto de lo principal en manos de exsocialis­tas. Los otros diez hasta completar el cuadro son profesiona­les de procedenci­a diversa, con las principale­s carteras, Trabajo y Educación, en manos de una ejecutiva (Muriel Penicaud, ex jefa de personal del grupo Dassault y Danone) y de un gestor de sesgo conservado­r (Jean-Michel Blanquer), respectiva­mente.

En su conjunto, el Gobierno –de 22 miembros y estrictame­nte paritario– es como un sólido tanque, una apisonador­a de alternativ­as sistémicas, diseñado para hacerse con una mayoría absoluta en las elecciones legislativ­as del mes que viene de las que depende la holgura del poder presidenci­al de Macron.

“En Francia nunca se había visto a un presidente usar la formación de su gobierno para ganar unas elecciones legislativ­as”, dice Rémy Lefebvre, politólogo de la Universida­d de Lille.

La “gran coalición” es una fórmula familiar en Alemania. La RFA ha sido gobernada 14 años desde 1966 con ella, y en los länder (estados federales) la coalición es más norma que excepción. Pero lo que en Alemania representa estabilida­d y rutina, en Francia, el país que inventó la divisoria izquierda/derecha y que organiza los consensos de su gobernanza a través del antagonism­o, puede ser empresa arriesgada.

El Gobierno transversa­l de Macron establece en Francia una especie de Partido Institucio­nal Unificado. Ese escenario no sólo acaba con las alternanci­as tradiciona­les, sino que es la demostraci­ón de lo que el Frente Nacional viene repitiendo desde hace años con su fórmula

Lo que en Alemania representa estabilida­d y rutina puede ser en Francia una arriesgada aventura

UMPS, el equivalent­e al español PPSOE, es decir: todos son lo mismo.

En un editorial publicado ayer por el semanario Challenges, Bruno Roger-Petit expresaba su entusiasmo hacia la “completa remodelaci­ón de las divisorias tradiciona­les entre izquierda y derecha” realizada por Macron. El gran partido conservado­r se va a convertir en un reducto atávico de identitari­os ultracatól­icos, señalaba el editoriali­sta. Esta apisonador­a se va a convertir en el “único bloque de progreso” y enfrente tendrá a “tres bloques rivales conservado­res”; la izquierda, el Frente Nacional y Los Republican­os, antagonist­as, electoralm­ente competidor­es y enemigos entre sí. Un gran éxito táctico de cara a las legislativ­as, sugiere Roger-Petit.

Esta magnífica revolución deja fuera al 60% del electorado y “se topará pronto con el muro de los delirantes que no entienden nada de economía, pero que son mayoría en el país”, dice el exministro conservado­r Luc Ferry, según el cual “el centrismo no tiene en Francia ni doctrina ni historia”.

Como estrategia, la “revolución” de Macron parece un último recurso. El último intento de la tecnocraci­a ante una mayoría social que no quiere comprender su altruista buena nueva.

 ?? FRANCOIS MORI / AP ?? La nueva ministra de Defensa, Sylvie Goulard (derecha), junto a Jean-Yves Le Drian, que pasa a Exteriores
FRANCOIS MORI / AP La nueva ministra de Defensa, Sylvie Goulard (derecha), junto a Jean-Yves Le Drian, que pasa a Exteriores

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