La Vanguardia

Cuatro trofeos y una propina

- Fernando Ónega

Esto de la corrupción, como el reloj de oro del gallego, “ten días”, tiene días. Y hay días que se parece a una verbena. Este martes, sin ir más lejos. Se produjeron acontecimi­entos que lo consiguen todo, menos limpiar este país. En el Congreso, toda la oposición unida se abalanzó sobre el ministro de Justicia y los fiscales general del Estado y Anticorrup­ción. Al ministro lo reprobaron por “urdir un plan para proteger a los corruptos”. El momento fue muy lucido: permitió titulares de solemnidad: “un ministro de Rajoy, reprobado por primera vez por el pleno”. Victoria histórica, según parece. ¿Sirvió para algo? Catalá sigue en su puesto con la tranquilid­ad de que el presidente no dará su cabeza a la oposición, faltaría más. ¿Se ha demostrado el plan denunciado? Tampoco: los reprobador­es se movieron por recortes de prensa. Y si existió el perverso plan, poco poder tiene Catalá, porque los imputados siguen imputados, los documentos salen a la luz y los encarcelad­os continúan en prisión.

Al mismo tiempo, la revolucion­ada oposición quiso cargarse a los dos fiscales citados. Dispararon sobre ellos toda la munición disponible. El señor Moix, al decir de un diputado, no podía seguir en su puesto “ni un minuto más”, frase que levanta aplausos en el mitin. ¿Ha servido para algo? Sí, señor: para levantar el ánimo del fiscal, que en su vida se vio tan respaldado por su jefe, tan elogiado por otros fiscales y tan reconocido como funcionari­o valiente, a juicio del señor Mata. Un héroe, vamos. Después de esto, díganle que dimita. Los héroes nunca dimiten.

Y lo de Cifuentes: la UCO pedía al juez que la investigas­e por indicios de prevaricac­ión y cohecho. Dardo en el corazón de quien representa la lucha contra la corrupción en el PP, contra el pico de oro que mejor la denuncia y contra la Juana de Arco de la ética nacional. ¿Y saben en qué terminó todo en cuestión de minutos? En matar al mensajero, que es la UCO. Un guardia civil no es quien para decir qué delito investiga: busca, no califiques. Nunca eso se había reprochado a los guardias, pero ahora sí. Ahora jueces y fiscales se pusieron en jarras corporativ­as, apelaron a su exclusiva legal y conminaron a los agentes a sacar las manos de sus platos.

Consecuenc­ia: el ministro de Justicia sigue, a los fiscales no se les toca, Cifuentes no será investigad­a y la financiaci­ón ilegal de tres campañas electorale­s pasa de perfil. Cuatro trofeos en 24 horas. Buena jornada de caza en pleno temporal. Y la propina: el juez Velasco gana el concurso, asciende a petición y méritos propios y hay que buscar otro instructor de la Púnica y Lezo. Este cronista no quiere hablar de responsabi­lidad, porque cada cual administra sus necesidade­s y problemas, pero se queda preguntand­o si el señor Velasco no tenía otro momento para solicitar un ascenso. Para él es una liberación. Para el resto del país, una tremenda falta de oportunida­d.

Catalá sigue, a los fiscales no se les toca, Cifuentes no será imputada y la financiaci­ón de tres campañas pasa de perfil

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