Harina, sal, agua y levadura
Qué lindo creer que, sin estudios, eres un lingüista con derecho a meter mano a los diccionarios
De un tiempo acá no hay grupo social mínimamente estructurado que no quiera meter mano a los diccionarios para modificar las entradas que tienen alguna acepción que no les acaba de convencer. Si son catalanes, se dirigen al IEC para que censure tal significado de tal palabra. Si son españoles, se dirigen a la RAE. Empezaron con las que podían tener un tono racista o sexista. Después han pasado a la cuestión animal. No puedes decir que Fulano es burro (“estúpido, que obra irracionalmente”) porque es una ofensa a los burros. De la misma manera, tampoco puedes decir que Mengano es un cerdo (“sucio, física o moralmente”) porque los pobres cerdos no se lo merecen. Me gustan los dos ejemplos de uso que muestra el diccionario: “Me ha hecho algo muy cerdo: ha abusado de mi confianza”. El segundo: “Le gusta hablar de obscenidades: es un cerdo”.
Ahora le ha tocado el turno al pan. Más de seiscientos cincuenta panaderos han unido fuerzas para intentar que la RAE y el Instituto Cervantes eliminen la connotación negativa del refrán “pan con pan, comida de tontos”. Con ese propósito han creado un hashtag (hoy día sin un
hashtag no eres nadie) que es #ElPanNoEsComidaDeTontos. Dicen que no hace justicia al pan ni a los panaderos que lo elaboran. En El Español, los promotores –Pan de Masa Lenta– explican que “el sector artesano de la panadería considera que está en peligro porque ha perdido mucha cuota de mercado, y por eso los profesionales se han unido para intentar cambiar los hábitos de consumo y que la gente vuelva a comprar a la panadería igual que va a la pescadería cuando quiere adquirir un pescado de calidad”.
Yo siempre había entendido que el refrán era ideal en casos específicos. Cuando vas a un bar, por ejemplo, y te sirven un bocadillo que en medio, como tall, tiene unas delgadísimas rodajas de salchichón, por ejemplo, tan micrométricas que podrías coger una, ponértela delante de un ojo como si fuera un monóculo, cerrar el otro y contemplar sin ningún problema todo lo que pasa al otro lado. Eso es comer pan con pan y, por lo tanto, quien lo hace sin protestar es realmente un tonto. Además, hay panes excelentes, tan buenos que comes rebanadas sin nada más, para saborearlos. Los de las panaderías Turris, por ejemplo.
Ayer llegó a El Món a RAC1 una queja de una oyente dirigida a Jordi Basté: “Cada vegada que vostè diu amb molta o poca gràcia ‘Fot-li, que és de Reus!’ a mi no em fa cap gràcia. Soc de Tarragona, pelacanyes, i fa 26 anys que visc a Reus. Tinc una filla ganxeta i no m’agrada que vostè faci servir aquesta expressió tan poc afortunada per referir-se al que vulgui. Li agrairia que ho deixés de fer, almenys en públic, per no ofendre ningú”. En cuanto esta individua consiga seis o siete más que estén de acuerdo con ella, elevará una propuesta a las autoridades lingüísticas para que veten el refrán. De paso también podría proponer que eliminen el término pelacanyes que ella usa tan a la ligera para referirse a los tarraconenses, por peyorativo.
El último que apague la luz, por favor.