La Vanguardia

Con catalana franqueza

- Lluís Foix

Un recorrido sobre los hechos documentad­os que han dibujado la historia de Catalunya desde la primera restauraci­ón monárquica de 1875 hasta el discurso de Pasqual Maragall en el Ateneu Barcelonès en junio de 1986, meses antes de que se designara a Barcelona sede de los Juegos Olímpicos, es un baño de realismo histórico muy aconsejabl­e para quienes miramos al pasado para mejor comprender el presente y proyectar el futuro.

Albert Balcells nos ofrece un libro de referencia en un viaje selectivo desde que comienza la restauraci­ón en Barcelona con la llegada de Alfonso XII procedente de París, vía Marsella, en 1875, hasta el discurso visionario del alcalde Maragall en junio de 1986. Testimonis de la Catalunya contemporà­nia

(1875-1986), en la editorial Obrador Edèndum, recorre episodios clave de nuestra historia, del papel de Barcelona como motor de la transforma­ción de España y de las reivindica­ciones y frustracio­nes catalanas que nunca fueron comprendid­as por las institucio­nes del Estado en Madrid.

Me he detenido en el discurso de Francesc Cambó, concejal del Ayuntamien­to de Barcelona, el 7 de abril de 1904, ante el rey Alfonso XIII en la visita que efectuaba a una ciudad que parecía poco afecta al régimen borbónico, una ciudad conflictiv­a por las ideas y por las tensiones sociales que cinco años después provocaría­n la Setmana Tràgica. El presidente del gobierno, Antonio Maura, fue herido con arma blanca acompañand­o al rey de 18 años delante de la Mercè.

Cambó, con la autorizaci­ón de Prat de la Riba, pronunció un discurso hablándole a Alfonso XIII “con catalana franqueza”. Le dice que “desde la cumbre del Tibidabo veréis los ensanches de Gracia y San Martín... Pues bien, estos ensanches existen a pesar de la ley, con infracción de la ley. Si la ley se cumpliera, millares de casas y de fábricas tendrían que derribarse... sólo deseamos que esta ciudad sea, no la primera de España, sino una de las primeras del mundo”. Fue en esa primera visita cuando el rey prometió que hablaría catalán en la próxima visita, promesa que no cumplió.

Cuenta Albert Balcells que cuando el general Luque, ministro de la Guerra del gobierno Moret, contempló Barcelona desde el Tibidabo en 1906 exclamó: “Pero ¿cómo han dejado crecer esto? Las tensiones políticas entre Barcelona y Madrid no son de ayer. Catalunya ha condiciona­do la historia de España en los últimos 150 años. Para bien y para mal.

Pasqual Maragall decía en 1986: “Quiero dejar una cosa muy clara: los Juegos Olímpicos no son una amenaza contra la catalanida­d de nuestro país..., son una ocasión para que nosotros pongamos a prueba la capacidad de creación que tenemos... Barcelona es la ciudad que España no podrá permitirse el lujo de dejar de lado si quiere tener una plataforma internacio­nal solvente”. La realidad le ha dado la razón.

Catalunya, para bien y para mal, ha condiciona­do la historia de España en los últimos 150 años

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