Superhéroes ‘ganxets’
Lo del hockey patines y Reus es una curiosa historia de amor que ha tenido a lo largo de los últimos 50 años momentos para todo. De la gloria a la tragedia, de la pasión ciega al desaliento, sin ahorrar reproches, rencillas y bandos. Héroes, antihéroes, mitos y algún presunto villano. La relación entre este deporte minoritario y la capital del Baix Camp, casi infinita, vive desde el domingo en una nube, tras ganar la octava Copa de Europa. “Empezamos ahora a tener los pies en el suelo, han sido días de un Dragon Khan de emociones, pero ahora vuelve la cruda realidad, queremos acabar segundos en la OK Liga”, explicaba ayer Mònica Balsells, presidenta del Reus Deportiu La Fira, sentada en el banquillo del Palau d’Esports.
No hay descanso para la mujer que dirige el club roig-i-negre desde finales del 2011, cuando venció por sorpresa en las elecciones al mítico y controvertido Joan Sabater, presidente durante casi 20 años, el capitán del Reus que ganó seis Copas de Europa en los años sesenta y setenta. “A ganar en A Coruña, que no digan que venimos de resaca”, bromeó Balsells antes de despedirse ayer del italiano Enrico Mariotti, su entrenador.
A falta de tres jornadas para el final de la OK Liga, con el Barça ya campeón, los ganxets –como se conoce popularmente a los reusenses– lucharán por el subcampeonato con la tranquilidad de tener asegurada la continuidad del bloque del equipo campeón de Europa. Seguirán casi todos los jugadores clave, con Marc Torra, el capitán Raül Marin y Albert Casanovas a la cabeza. Eso sí, uno de los héroes de la Final Four de Lleida, el portugués Pedro Henriques, vital bajo palos, regresará a su Benfica.
El club lisboeta cedió en verano al portero, de 26 años, para que ganara experiencia en un club con tradición y potencial, lejos de Portugal, y Henriques ha superado las mejores expectativas, eliminando incluso al Benfica en semifinales en otra actuación estelar. “Soy una persona feliz porque con 26 años, de Benfica a Reus y de Reus a Benfica; ahora volveré a casa, pero en el futuro no se sabe. Mi corazón estará en dos clubs, uno de Lisboa y otro de Reus”, explica con emoción Henriques, que descubrió dos meses atrás su otra gran pasión en La Vanguardia, la guitarra portuguesa.
Aunque el fado es la banda sonora más mediática de este equipo, nada de lo que ha sucedido se entiende sin el valor añadido ofrecido por los jugadores de casa. El club reusenc por dinero no podría competir con gigantes del tamaño del Barça, el gran dominador del hockey patines europeo (21 títulos), o del Benfica, campeón de Europa hace un año. “Nos triplican el presupuesto”, dice Balsells, la única mujer en la junta de la Asociación de Clubs de Hockey Patines y la Federación Española de Patinaje. El primer equipo del Reus Deportiu La Fira maneja este curso un presupuesto que ronda el medio millón de euros.
“Para mí tiene un valor inmenso porque económicamente no podemos competir con los otros tres clasificados de la Final Four. Nuestro hockey es muy vistoso, todos nos han felicitado como justos ganadores. El listón lo hemos puesto muy alto, la directiva está haciendo un gran esfuerzo para traer a los mejores jugadores, estamos en el camino correcto”, destaca Albert Casanovas. Ganxet, criado en roig-i-negre, regresó en verano tras una etapa dulce en Portugal, el país donde el hockey es más popular. Casanovas ha tenido que hacerse cargo de la empresa familiar y decidió volver al club de su vida. Otro de los que han regresado a casa para devolver a la cumbre al Reus es Raül Marín, fichado hace dos temporadas tras su etapa en el Barça. “Aún no sabemos lo que hemos logrado, hay jugadores que no habían jugado nunca antes en Europa. Nuestro secreto es muy fácil, hemos sido un grupo de amigos. Y a este equipo le queda mucha cuerda, eso sí, sin exigir nada, paso a paso”, sostiene Marín, orgulloso y talentoso.
Entre los proyectos de futuro del Reus Deportiu, una prioridad a corto plazo, está cubrir las pistas exteriores, donde entrenan y juegan sus categorías inferiores, a la intemperie. La directiva se marcó desde su llegada un gran objetivo, conseguir competir por todos los títulos desde la base, con jugadores emblema como Joan Salvat, y sanear la maltrecha economía del club. En los últimos cinco años han recortado en 1,4 millones de euros la deuda. El club, con 6.500 socios, sigue haciendo equilibrios para cuadrar sus cuentas. “Hemos tenido paciencia”, dice Balsells, que en sus primeros años como presidenta tuvo que escuchar duras críticas de quienes aseguraron que no volverían a ganar a los mejores. El club ganó la Copa de Europa en el 2009, la primera en colores, en el formato Liga Europea, y fue capaz de arrebatar al Barça la OK Liga en el 2011, después de 38 años, siempre con Sabater en la presidencia, ahora objeto de un proceso judicial por el uso de la Visa Oro del club. Reus, el hockey patines y sus historias.
TRADICIÓN Y AUSTERIDAD El hockey patines, en el ADN reusense, ha vuelto a elevar al cielo un club condicionado por la deuda
El Reus demuestra que se puede ganar la Copa de Europa con mayoría de jugadores de casa y con un tercio del dinero de los favoritos