Trump pide a israelíes y palestinos “decisiones difíciles” para la paz
Abas defiende en Belén ante el presidente de EE.UU. la solución de dos estados
DONALD TRUMP “No se puede progresar hacia la paz y paralelamente financiar el terror”
MAHMUD ABAS “Cooperaremos para lograr un acuerdo histórico y en la lucha contra el terrorismo”
BENIAMIN NETANYAHU “Desde Truman hasta Trump nunca hemos tenido un amigo mejor que Estados Unidos” EL EXEMBAJADOR DE OBAMA “El presidente ha cambiado con su visita el mapa geopolítico de Oriente Medio” DESDE ESTADOS UNIDOS “Cuanto más se investigue a Trump, más querrá lograr algo en la región”
El presidente de EE.UU., Donald Trump, concluyó ayer su viaje a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dejando el mismo mensaje que pronunció días antes en Riad ante 50 líderes del mundo árabe sunita: “Unámonos para luchar y creemos una coalición contra nuestros enemigos comunes”, pidió refiriéndose a grupos de la yihad mundial que atentan en Occidente y Oriente Medio, así como a Irán, que a su juicio apoya a grupos terroristas. Trump animó a israelíes y palestinos a tomar “decisiones difíciles” para alcanzar la paz y reiteró su voluntad de implicarse personalmente y “hacer todo lo que pueda para ayudar a alcanzar ese objetivo”, lo que él denomina el acuerdo de paz “definitivo”, aunque no concretó cómo.
Según Trump, tanto Netanyahu como el presidente palestino, Mahmud Abas, y el monarca saudí, Salman –al que se refirió varias veces como líder del mundo árabe y un hombre sabio–, le dijeron que pretenden alcanzar un acuerdo de paz: “Creo honestamente que EE.UU. puede ayudar a Israel y los palestinos a forjar la paz y traer una nueva esperanza a la región. Un acuerdo podría traer la paz en todo Oriente Medio”. Y añadió: “El conflicto no puede durar para siempre, basta de sangre y asesinatos. Hay que crear nuevas oportunidades, y las naciones civilizadas deben unirse para vencer el terror”.
Por la mañana, en medio de extraordinarias medidas de seguridad, el presidente y su comitiva partieron del icónico hotel King David de Jerusalén en dirección a la sede del Gobierno palestino en Belén. Trump se reunió durante una hora con Abas, quien le reiteró el objetivo palestino de lograr un Estado independiente “en las fronteras de 1967 con capital en Jerusalén Este viviendo al lado del Estado de Israel en paz y seguridad”.
El líder palestino hizo referencia a una tienda de campaña colocada frente a la basílica de la Natividad por 200 activistas y madres de presos palestinos que están en huelga de hambre y que, según el rais, no pueden visitar a sus hijos encarcelados. Trump escuchó atentamente, pero contestó que cuando se lucha contra el terrorismo no se puede ayudar a los terroristas, refiriéndose a las ayudas económicas que la ANP otorga a las familias de “mártires” que cometen atentados contra objetivos israelíes.
Minutos después, de vuelta a JeTrump rusalén, Trump dejó claro a qué se refería al colocar en el mismo nivel al grupo islamista palestino Hamas, al libanés Hizbulah y al Estado Islámico, afirmando que “todos ellos tienen algo en común: su deseo de destruir el Estado de Israel”. Y enfatizó: “Eso no pasará con Donald J. Trump. EE.UU. siempre estará al lado de Israel. No se puede progresar hacia la paz y paralelamente financiar el terror”.
Por primera vez, Abas imitó a Trump e hizo referencia al acuerdo con Israel como un deal, utilizando la palabra árabe safka, término que describe transacciones comerciales. “Estoy dispuesto a cooperar para lograr un acuerdo histórico y trabajar conjuntamente en la lucha antiterrorista”, sentenció.
Algunos analistas más pesimistas afirman que Netanyahu y Abas compitieron en sus encuentros con para ver quién alababa más al presidente, ya que ambos temen ser acusados de un posible fracaso en el futuro proceso negociador. Ayer en Belén y Jerusalén había halcones de ambos bandos, o incluso el exembajador de EE.UU. en Israel, Dan Shapiro –de la Administración Obama y crítico con Trump–, que afirmaban que “el presidente republicano cambió con su visita el mapa geopolítico de Oriente Medio”, según lo definió el general israelí Yossi Kuperwaser. El exembajador Shapiro declaró a
La Vanguardia que “quizás Trump tenga algún medio de presión que desconocemos por ahora”. Se refería a que decenas de países árabes, encabezados por Arabia Saudí, le podrían haber dicho que están dispuestos a empezar un proceso de negociación y normalización bilateral de relaciones a cambio de la congelación de la construcción israelí en los asentamientos.
“Algo nuevo nunca visto ocurre entre bambalinas. Tengo la sensación de que Trump tiene algo en su maleta, y ha decidido lanzar una operación de diplomacia de alabanzas mutuas a Netanyahu, para en el momento exacto dejarse de zanahorias y sacar el palo”, coincidió el orientalista y catedrático Shaul Mishal. Para algunos comentaristas norteamericanos, “cuanto más profunda sea la investigación a Trump, más fuerte será su voluntad de lograr algo en la región que ninguno de sus predecesores ha conseguido”.
Netanyahu, que junto a su esposa se enfrenta a una investigación policial que dura ya varios meses, reiteró una y otra vez que es posible una paz regional con el mundo árabe y con los palestinos. Cuando Trump estaba a punto de partir, Netanyahu le despidió: “Desde Harry Truman hasta Donald Trump, nunca hemos tenido a un amigo mejor que Estados Unidos”. La visita ha estado cargada de grandes declaraciones y expectativas, pero falta comprobar qué habrá más allá. En Oriente Medio el diablo está en los detalles.