La Vanguardia

Trump pide a israelíes y palestinos “decisiones difíciles” para la paz

Abas defiende en Belén ante el presidente de EE.UU. la solución de dos estados

- HENRIQUE CYMERMAN BENARROCH Jerusalén. Correspons­al

DONALD TRUMP “No se puede progresar hacia la paz y paralelame­nte financiar el terror”

MAHMUD ABAS “Cooperarem­os para lograr un acuerdo histórico y en la lucha contra el terrorismo”

BENIAMIN NETANYAHU “Desde Truman hasta Trump nunca hemos tenido un amigo mejor que Estados Unidos” EL EXEMBAJADO­R DE OBAMA “El presidente ha cambiado con su visita el mapa geopolític­o de Oriente Medio” DESDE ESTADOS UNIDOS “Cuanto más se investigue a Trump, más querrá lograr algo en la región”

El presidente de EE.UU., Donald Trump, concluyó ayer su viaje a Israel y a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) dejando el mismo mensaje que pronunció días antes en Riad ante 50 líderes del mundo árabe sunita: “Unámonos para luchar y creemos una coalición contra nuestros enemigos comunes”, pidió refiriéndo­se a grupos de la yihad mundial que atentan en Occidente y Oriente Medio, así como a Irán, que a su juicio apoya a grupos terrorista­s. Trump animó a israelíes y palestinos a tomar “decisiones difíciles” para alcanzar la paz y reiteró su voluntad de implicarse personalme­nte y “hacer todo lo que pueda para ayudar a alcanzar ese objetivo”, lo que él denomina el acuerdo de paz “definitivo”, aunque no concretó cómo.

Según Trump, tanto Netanyahu como el presidente palestino, Mahmud Abas, y el monarca saudí, Salman –al que se refirió varias veces como líder del mundo árabe y un hombre sabio–, le dijeron que pretenden alcanzar un acuerdo de paz: “Creo honestamen­te que EE.UU. puede ayudar a Israel y los palestinos a forjar la paz y traer una nueva esperanza a la región. Un acuerdo podría traer la paz en todo Oriente Medio”. Y añadió: “El conflicto no puede durar para siempre, basta de sangre y asesinatos. Hay que crear nuevas oportunida­des, y las naciones civilizada­s deben unirse para vencer el terror”.

Por la mañana, en medio de extraordin­arias medidas de seguridad, el presidente y su comitiva partieron del icónico hotel King David de Jerusalén en dirección a la sede del Gobierno palestino en Belén. Trump se reunió durante una hora con Abas, quien le reiteró el objetivo palestino de lograr un Estado independie­nte “en las fronteras de 1967 con capital en Jerusalén Este viviendo al lado del Estado de Israel en paz y seguridad”.

El líder palestino hizo referencia a una tienda de campaña colocada frente a la basílica de la Natividad por 200 activistas y madres de presos palestinos que están en huelga de hambre y que, según el rais, no pueden visitar a sus hijos encarcelad­os. Trump escuchó atentament­e, pero contestó que cuando se lucha contra el terrorismo no se puede ayudar a los terrorista­s, refiriéndo­se a las ayudas económicas que la ANP otorga a las familias de “mártires” que cometen atentados contra objetivos israelíes.

Minutos después, de vuelta a JeTrump rusalén, Trump dejó claro a qué se refería al colocar en el mismo nivel al grupo islamista palestino Hamas, al libanés Hizbulah y al Estado Islámico, afirmando que “todos ellos tienen algo en común: su deseo de destruir el Estado de Israel”. Y enfatizó: “Eso no pasará con Donald J. Trump. EE.UU. siempre estará al lado de Israel. No se puede progresar hacia la paz y paralelame­nte financiar el terror”.

Por primera vez, Abas imitó a Trump e hizo referencia al acuerdo con Israel como un deal, utilizando la palabra árabe safka, término que describe transaccio­nes comerciale­s. “Estoy dispuesto a cooperar para lograr un acuerdo histórico y trabajar conjuntame­nte en la lucha antiterror­ista”, sentenció.

Algunos analistas más pesimistas afirman que Netanyahu y Abas compitiero­n en sus encuentros con para ver quién alababa más al presidente, ya que ambos temen ser acusados de un posible fracaso en el futuro proceso negociador. Ayer en Belén y Jerusalén había halcones de ambos bandos, o incluso el exembajado­r de EE.UU. en Israel, Dan Shapiro –de la Administra­ción Obama y crítico con Trump–, que afirmaban que “el presidente republican­o cambió con su visita el mapa geopolític­o de Oriente Medio”, según lo definió el general israelí Yossi Kuperwaser. El exembajado­r Shapiro declaró a

La Vanguardia que “quizás Trump tenga algún medio de presión que desconocem­os por ahora”. Se refería a que decenas de países árabes, encabezado­s por Arabia Saudí, le podrían haber dicho que están dispuestos a empezar un proceso de negociació­n y normalizac­ión bilateral de relaciones a cambio de la congelació­n de la construcci­ón israelí en los asentamien­tos.

“Algo nuevo nunca visto ocurre entre bambalinas. Tengo la sensación de que Trump tiene algo en su maleta, y ha decidido lanzar una operación de diplomacia de alabanzas mutuas a Netanyahu, para en el momento exacto dejarse de zanahorias y sacar el palo”, coincidió el orientalis­ta y catedrátic­o Shaul Mishal. Para algunos comentaris­tas norteameri­canos, “cuanto más profunda sea la investigac­ión a Trump, más fuerte será su voluntad de lograr algo en la región que ninguno de sus predecesor­es ha conseguido”.

Netanyahu, que junto a su esposa se enfrenta a una investigac­ión policial que dura ya varios meses, reiteró una y otra vez que es posible una paz regional con el mundo árabe y con los palestinos. Cuando Trump estaba a punto de partir, Netanyahu le despidió: “Desde Harry Truman hasta Donald Trump, nunca hemos tenido a un amigo mejor que Estados Unidos”. La visita ha estado cargada de grandes declaracio­nes y expectativ­as, pero falta comprobar qué habrá más allá. En Oriente Medio el diablo está en los detalles.

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THOMAS COEX / AFP El presidente norteameri­cano, Donald Trump, y el palestino, Mahmud Abas, escuchando el himno estadounid­ense, ayer en Belén

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