El 007 ‘phenomenal’
Los espectadores que crecieron entre los años 60 y los 80 tienen en Roger Moore a su James Bond preferido. Es la hoy mitificada época de Lucas y Spielberg, los
goonies y los regresos al futuro de McFly, entre otros tótems, y el espíritu que ha dado aliento y éxito al Phenomena. Moore interpretó al agente con licencia para matar en siete ocasiones entre 1973 (Vive y deja morir) y 1985 (Panorama para matar). Vino a perpetuar el mito pop por excelencia de los 60, ya que no a rejuvenecerlo: nacido en 1927, era tres años mayor que su predecesor, Sean Connery. Un periodo en el que se mantuvo la fidelidad a la serie pero que, gracias a Moore, adquirió un tono distinto: el actor introdujo una ligereza de la que estaban exentos los filmes de Connery. Permanecieron el hedonismo y la ironía (o autoironía), pero Moore atemperó el cinismo y aportó una simpatía risueña inédita, una cordialidad “bondadosa”. Y prácticamente dio un vuelco genérico a la franquicia: del cine de espías canónico a la ciencia ficción hiperbólica. Ya la escena de Vive y deja morir en la que sortea el peligro mortal saltando de cocodrilo en cocodrilo, como si jugara a la rayuela, sentó las bases del renovado personaje: un héroe para todos los públicos. Que, en una escena de Octopussy, se disfrazara de payaso para muchos supuso una redundancia. Con todo, los doce años de Moore como Bond arrojan unas dosis de disfrute cualquier cosa menos desdeñables.
Moore llegó a 007 con un pasado en cine poco remarcable (galán melifluo de Liz Taylor en La última vez que vi París, de Lana Turner en Astucias de mujer…) pero con aura de ídolo catódico gracias, en primera instancia, a
El Santo, la serie inspirada en el personaje de Leslie Charteris, pero también otras como Ivanhoe, Aventuras en Alaska o Los persuasores, junto a Tony Curtis. Intentó, sin fortuna, desmarcarse de 007 en una serie de (mediocres) epopeyas bélicas: Lobos marinos, Rescate en el mar del Norte, Evasión en Atenea o Patos salvajes. Actor de muy limitados registros, sí, pero un Simon Templar inolvidable y un 007 “phenomenal”.