DAVID BOWIE
Barcelona acoge con pasión el legado del camaleónico artista
Una de las exposiciones que más expectación han despertado en los últimos años a escala internacional aterriza hoy finalmente en Barcelona, con la perspectiva de mantener ese listón de gran aceptación. Así es como encaran los responsables del Museu del Disseny de Barcelona la inauguración de David
Bowie is, una muestra que arranca hoy y que reúne más de 300 objetos que reflejan la obra, la persona y el polifacetismo del artista británico, entre manuscritos de canciones, trajes originales, fotografías, películas, vídeos musicales, escenografías, instrumentos, bocetos de dibujos y pinturas o portadas de álbumes.
La muestra inmersiva –que lleva ya 15.000 entradas prevendidas– estará abierta hasta el 25 de septiembre y es una producción del Victoria & Albert Museum (V&A) de Londres, donde se inauguró en 2013, y desde entonces ha sido vista por un millón y medio de visitantes en las nueve ciudades de todo el mundo en las que ha estado, como en Estados Unidos, Canadá, Australia, Alemania, Italia, Brasil o Japón. La retrospectiva llega al Museu del Disseny, que se ha volcado en acoger y dar adecuada forma durante un mes y medio a esta, como única parada española. Para Pilar Vélez, directora del centro museístico, “esta exposición es una oportunidad, una ocasión especial para nosotros y para la ciudad”, para acoger la obra de “un personaje icónico del siglo XX”.
La exposición, a cuya presentación barcelonesa también asistieron los dos comisarios del V&A, Geoffrey Marsh y Victoria Broackes, supone “una experiencia audiovisual completa gracias al uso de la tecnología multimedia utilizada”, según recalcó Marsh, refiriéndose a la calidad visual de imágenes y proyecciones, pero también, y sobre todo, a que se puede seguir con auriculares que van intercalando canciones y audios del cantante de forma automática en función de la zona recorrida con el fin de crear una “experiencia”.
Por otra parte, la revisión de la obra de Bowie –fallecido en nueva York en enero del 2016, escasos días después de publicar su disco póstumo, Blackstar– no se circunscribe a la muestra que propone el museo (y que se incluye también en el catálogo de propuestas del festival Sónar) ya que habrá un amplio número de actividades directamente relacionadas que se podrán degustar en Barcelona, ciudad en donde actuó en cuatro ocasiones. La más destacada es el concierto en el Auditori el 13 de julio en el que la OBC interpretará en versión sinfónica el citado último disco del cantante, dirigida por Evan Zyporyn. También se realizarán una serie de Bowie Talks, es decir, debates, conferencias y mesas redondas en colaboración con la UPF entre el 29 de mayo y el 26 de julio.
El enfoque principal de la exposición sobre Bowie (nacido David Robert Jones en Londres en 1947), según confesaron sus comisarios
británicos, reside en la diversidad de su obra y en la estrecha interacción de diversas disciplinas y modos de expresión.
En opinión de Victoria Broackes, que accedió a los 75.000 objetos del archivo de Bowie en Nueva York, las razones por las que eligieron al autor de Space oddity como objeto de la exposición fueron que “no sólo era una estrella famosa, sino también un artista, un pionero de nuevos estilos de música y diseño, de vanguardia, y su muerte en 2016 envió un onda de choque, aunque su importancia e influencia continúan a través de su legado cultural y musical”.
Lo que queda claro tras el recorrid por la exhibición, es que David
Bowie is es una exposición que no sólo va destinada a los conocedores de la obra y la persona, sino también a los neófitos, que se sentirán indudablemente atraídos por la atracción visual, provocadora y cualitativa de una obra que posee un indiscutible aire contemporáneo. Para ese segundo bloque de visitantes, la importancia en el desarrollo de los espacios de dedicar uno especialmente grande y espectacular donde disfrutar de sus conciertos y de su camaleonismo vestimental.
Así, se pueden contemplar más de sesenta atuendos usados en conciertos, incluyendo los a menudo desapercibidos monos de Ziggy
Stardust (1972), diseñados por Freddie Buretti; las fascinantes creaciones de Kansai Yamamoto para la gira Aladdin Sane (1973), o la gloriosa gabardina con la bandera británica diseñado por Bowie y Alexander McQueen para la portada del álbum Earthling (1997). En otro de los apartados más conocidos visualmente del personaje, destacan las fotografías de Brian Duffy, Terry O’Neill y Masayoshi Sukita; las fascinantes ilustraciones para portadas de discos realizadas por Guy Peellaert y Edward Bell o las pruebas de diseño de Barnbrook para el álbum The next
day (2013), que para muchos es toda una referencia de lo que es una portada de disco realmente contemporánea.
Mención aparte, dentro de la disposición de las salas y zonas expositivas y de sus diferentes ofertas, también destaca la focalizada en el visionado de algunas de las películas en que intervino como actor, desde El hombre que cayó a la
Tierra hasta Laberinto pasando por Feliz Navidad, Mr. Lawrence o el biopic sobre Basquiat. A una altura distinta pero igual de atractiva, sus impagables vídeos de Boys keep
swinging o Let’s dance, o sus memorables apariciones en programas televisivos de máxima audiencia en plenos setenta como Top of
the pops y Saturday Night Live. La conclusión final, además de su indiscutible condición de genio, es que la música y el individualismo de Bowie no sólo fueron influenciados por diversos movimientos artísticos –como durante su etapa en Alemania en los años 70– sino que él mismo acabó dejando su marca en muchos de ellos.