Tsai Ingwen
PRESIDENTA DE TAIWÁN
El Gobierno taiwanés hará las reformas necesarias para autorizar el matrimonio entre personas del mismo sexo en cumplimiento de una sentencia del Tribunal Supremo de ese país que consagra la igualdad entre los ciudadanos.
La justicia taiwanesa escribió ayer una página en la historia de los derechos de los homosexuales. Declaró inconstitucional y discriminatorio que el matrimonio se deba restringir a las personas de distinto sexo. Esta decisión abre la puerta a que la isla se convierta en el primer territorio de Asia en permitir las uniones homosexuales.
El Tribunal Supremo de Taiwán emitió ayer una sentencia que pone fin a una larga batalla judicial por los derechos de los homosexuales en la isla. Estimó que la disposición del código civil que señala que sólo pueden contraer matrimonio un hombre y una mujer viola los principios de la Constitución, que garantiza la libertad de matrimonio y la igualdad de todos los habitantes de la isla. En consecuencia, declaró esta parte de ley inconstitucional y emplazó al Gobierno que preside Tsai Ingwen a cambiarla en un plazo de dos años, según indicó Lu Tailang, el secretario del tribunal, en rueda de prensa.
Con esta decisión, los catorce magistrados del Supremo taiwanés abren la puerta a las bodas entre personas de un mismo sexo. La sentencia permitirá además que se puedan llevar a cabo enlaces homosexuales aunque el Parlamento no haya concluido las modificaciones legislativas impuestas ayer. La realidad, sin embargo, es que el Legislativo ya ha iniciado la revisión de la actual legislación, bajo el impulso de la actual presidenta, Tsi Ingwen, partidaria de la igualdad de todo el mundo a la hora de contraer matrimonio.
El anuncio fue acogido con entusiasmo por los colectivos homosexuales de la isla, que vive separada de China desde 1949 y figura entre los territorios más progresistas de Asia en lo que se refiere a los derechos de los homosexuales. “Era una decisión que se esperaba con mucha impaciencia y no solamente en Taiwán sino en toda Asia”, señaló Jennifer Lu, miembro de la Taiwan Tongzhi (LGBT) Hotline Association. “Tendrá implicaciones para toda la región, para Japón, Corea del sur…”, subrayó.
“Se ha hecho realidad un sueño que llevo esperando más de dieciséis años”, dijo por su parte el veterano activista Chi Chiawei a la prensa local tras conocer el fallo. Y es que Chi fue uno de los impulsores de las dos demandas (la otra fue del Ayuntamiento de Taipéi) sobre las que ayer se pronunció el Supremo taiwanés.
La batalla de este veterano abogado por la defensa de los derechos de los homosexuales en la isla es larga y legendaria. En 1986, en plena dictadura, Chi dio un paso al frente impensable en aquella época y se declaró públicamente homosexual. Una declaración de principios que le costó cinco meses de cárcel. En un nuevo desafío a las reglas convencionales, hace dieciséis años solicitó –sin éxito– el registro legal de su unión con su pareja, con quien vivía desde 1988. Y en el 2015 presentó la demanda ante la justicia que ha resultado finalmente definitiva, después de que su intento de registrar su matrimonio fuera rechazada por la oficina de registro familiar del distrito de Wanhua de Taipéi en el 2013 y fracasaran los recursos presentados. Ahora, ya no solo podrá inscribirse sino que el año próximo podrá celebrar una boda para festejar sus tres décadas de unión con su pareja.