Sofia Coppola
‘La seducción’, un drama de pasión y deseo atemperado por la propia realizadora
CINEASTA
Sofia Coppola (46) presentó en Cannes su versión de The beguilde, la novela de Thomas Cullinan, en la que aborda con su buen gusto la morbosidad sexual contenida. Nicole Kidman y Kristen Dunst protagonizan este universo femenino.
ºCada año Cannes pone de manifiesto, en su alfombra roja, en sus diferentes secciones, por todos lados, una flagrante evidencia: el cine no es, no parece ser al menos, una cuestión de mujeres.
En sus 70 ediciones sólo una directora, Jane Campion, se ha hecho con una Palma de Oro, el premio grande del evento. La presencia de cineastas femeninas en otras categorías que no sean interpretación suele ser entre escasa a inexistente.
Este año, por comparación, se puede decir que el número de directoras es abundante. Hay una docena de ellas repartidas entre las diferentes secciones del certamen, tres en la sección oficial. Sofia Coppola es una. La hija de Francis Ford presentó ayer en la sección competitiva
The beguiled, que se titulará La seducción en castellano. Melodrama de deseo y pasiones desatadas que transcurre durante la Guerra de Secesión en Estados Unidos. Con Nicole Kidman, Colin Farrell y Kirsten Dunst como protagonistas.
Es la segunda adaptación de la novela de igual título, escrita por Thomas Cullinan en los años sesenta. Una obra que, en 1971, el director Don Siegel adaptó para el cine, con Clint Eastwood como protagonista. En España se tituló El seductor.
Cuenta la historia de un soldado herido, un yanqui, rescatado por una jovencita, alumna de una escuela femenina. La llegada inesperada del hombre, interpretado por Colin Farrell, agita las aguas de la formal institución, aislada en el campo. Donde apenas quedan la directora (Nicole Kidman), una profesora (Kirsten Dunst) y media docena de jovenes alumnas.
El asunto de las mujeres cineas- tas lo volvió a poner ayer sobre la mesa de Cannes, unas palabras de Nicole Kidman. “Aún hoy sólo el cuatro por ciento de los directores del mundo son mujeres”, destacó la actriz, que pidió la solidaridad de las mujeres: “Tenemos que apoyar a las directoras porque, a pesar de que nos cansamos de oír que ahora todo es diferente, cuando no lo es. Sólo hay que prestar un poco de atención a las estadísticas”.
Las mismas estadísticas que dicen que Sofia Coppola, al menos, es una directora habitual de Cannes. En otras cuatro ocasiones ha presentado su películas en el certamen, dos de ellas en competición. En
2006 con Maria Antonieta y en 2013 con The bling ring.
The beguiled resultó un melodrama sobre la tensión sexual no resuelta que, en manos de la hija de Francis Ford, tomo un cierto aire de gótico sureño, aunque el único fantasma que atraviesa el relato es el fantasma del deseo y las diferentes maneras que tiene de manifestarse.
El soldado, con su presencia, acentúa la distancia que hay ente una educación formalmente exquisita y las verdaderas pasiones, que corren subterráneas. Una historia que podría haber sido de morbosa sexualidad que Sofia Coppola aborda con su buen gusto habitual, sin dejarse arrastrar por las pasiones. Quizá demasiado contenida por momentos. Aunque el filme tiene un trazo elegante y se nota la cabeza fría de Coppola. De exquisita estética. Por momentos, sin embargo, de discutible emoción. Durante su primera hora al menos.
La languidez del Sur, el deseo de las mujeres y un melifluo ambiente sureño, subrayado con una iluminación realista y romántica, buscando las puestas de sol, destaca más si cabe las pasiones prohibidas puestas en juego, esas que mueven a los personajes.
El filme toma verdadero vuelo cuando esas pasiones estallan. Entonces se vuelve seco, menos descriptivo e irónico. Con más sentido.
Un filme de mujeres, pues. En su enfoque sobre todo. Pues el papel del soldado en manos de Farrell queda diluido, puesto solo para cumplir su función casi como un agente provocador. Un testigo de las pasiones en juego de las mujeres.
Colin Farrell se mostró encantado de ser el único hombre en un filme esencialmente de mujeres, pues ha crecido rodeado de ellas. Una película, en fin, de belleza evidente y pasiones atemperadas que, para la directora, tiene que verse en el cine, en la pantalla grande (por terciar en el debate de este año sobre Cannes y Netflix). “Espero que la gente la vea en el cine. La rodé pensando en la gran pantalla. No para verla en un teléfono móvil”, bromeó.
El filme de la directora tiene un precedente: ‘El seductor’, que protagonizó Clint Eastwood en 1971