“¿Y la señora le da de comer ‘potica’?”
Cuando el Papa saludó a Melania Trump, le preguntó: “¿Y la señora le da de comer potica ?”. Quedó sorprendida y contestó: “Sí, sí, deliciosa”. La prensa no lo comprendió. El traductor tampoco. Se pensó que el Papa había dicho “pizza” y que quizás bromeaba sobre la envergadura física del presidente. Luego, la cosa se aclaró. Francisco dijo bien, potica (aunque se pronuncia potizza). Es un dulce esloveno que le encanta. El Papa recuerda este dulce a todos los eslovenos que encuentra, como la esposa del presidente. Fue una de las anécdotas de la estancia de los Trump en Roma. Melania, tras el encuentro con el Papa, visitó el cercano hospital pediátrico Bambino Iesù, donde habló con un grupo de niños, muy internacional, en el departamento de cardiología. Aparte de ver la basílica de San Pedro y la Capilla Sixtina, el presidente y su mujer no tuvieron tiempo para hacer turismo. La visita duró menos de 24 horas. Tras aterrizar, procedente de Israel, el martes por la tarde, la comitiva de Trump se dirigió a Villa Taverna, la residencia del embajador estadounidense. El presidente y su esposa prefirieron quedarse a cenar allí. Su hija Ivanka y el marido de esta, Jared Kushner, en cambio, optaron, tras cambiarse de ropa, por disfrutar de la noche romana y fueron a un conocido restaurante, junto al Panteón, donde cenaron, según algunas fuentes, ñoqui cacio e
pepe (pasta con queso y pimienta), un plato típico local. Otra versión es que ella pidió una ensalada caprese y una pizza margarita. Antes de salir de Villa Taverna, Ivanka tuiteó una foto desde los jardines, lanzando un beso con la mano y este texto: “Ciao Roma”. El restaurante escogido fue Le cave di Sant’Ignazio, donde habían reservado una mesa. Los alrededores habían sido ya tomados por la policía y el Servicio Secreto, el cuerpo de seguridad del presidente. Según la propietaria del local, Ivanka fue muy amable y le dijo que estaba muy feliz de poder pasar la velada en un lugar tan acogedor. El restaurante es destino habitual de celebridades internacionales, como Bill Clinton. Ivanka y su marido no siguieron al presidente a Bruselas. Querían pasar el jueves en Roma como turistas. La hija del presidente efectuó también una visita a la Comunidad de San Egidio, donde se reunió con mujeres víctimas del tráfico de personas.