La Vanguardia

El poder duro y el poder blando

- Lluís Foix

Las causas inmediatas del sangriento atentado de Manchester en la noche del lunes son conocidas. Un joven británico de 22 años, hijo de una familia de refugiados libios, se suicidó con explosivos en medio de la multitud y provocó una matanza de jóvenes. El terrorismo de origen islámico no valora la vida personal. Mata indiscrimi­nadamente y entrega su vida en el mismo acto de terror. Lo hace con coches, con navajas, con bombas o con ametrallad­oras. Mueren matando.

Ante este planteamie­nto, las formas para combatir estos asesinatos masivos son ineficaces. Cualquier individuo puede provocar una tragedia si se lo propone. Responder con la fuerza pura y dura es inútil. El que fue presidente de Irán en los años noventa, Akbar Hashemi Rafsanyani, fallecido el pasado enero, dijo algo terrible: “Un palestino puede ir al paraíso enviando a tresciento­s israelíes al infierno. Esto es más poderoso que la bomba atómica”. Eran tiempos en los que las tensiones entre Oriente y Occidente se enmarcaban en el gran impacto que tuvo la revolución islámica que instauró el ayatolá Jomeini en Teherán en 1979 después del multitudin­ario recibimien­to al llegar de París.

La revolución de octubre de 1917 marcó buena parte de la historia del siglo pasado. Pero los efectos de la de Teherán de 1979 todavía determinan las luchas entre las dos comunidade­s musulmanas, la chií y la suní, y también las relaciones entre Oriente y Occidente.

Es interesant­e señalar que el mayor número de víctimas provocadas por el terrorismo de raíz islámica se encuentran entre los propios creyentes musulmanes. Pero su penetració­n en Europa y EE.UU. golpea las sociedades democrátic­as, que no sabemos encontrar las formas de combatirlo. Es un terrorismo que tiene como objetivo desestabil­izar las sociedades libres. No tiene grandes arsenales de armas ni controla ciudades. Simplement­e, mata allí donde se lo propone. Muchos de los autores son ciudadanos europeos, hijos de la segunda o tercera generación de inmigrante­s o refugiados. Otros son atraídos para la causa y se suman a este absurdo objetivo de golpear sanguinari­amente a sociedades democrátic­as.

Las acciones de terror provocan miedo y aumentan la fuerza de partidos xenófobos que caen en la islamofobi­a más primaria y radicaliza­n los discursos contra el extranjero que entran en el debate de la centralida­d política en Europa y Estados Unidos.

La fuerza es imprescind­ible para hacer frente a esta amenaza. Pero hace falta algo más. Hasta hace bien poco, Estados Unidos tenía tanto poder blando que no necesitaba activar el poder duro. Lo más práctico es recurrir al poder de la inteligenc­ia que combine el poder duro con el blando. Los servicios de informació­n serán la clave para combatir las guerras del futuro.

Lo más práctico es recurrir a los servicios de inteligenc­ia, que serán la clave para las guerras del futuro

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain