El empresario que lo hizo posible
JOSEP MARIA SANTACREU (1926-2017) Empresario, editor y exdiputado
Josep Maria Santacreu nació para el mundo de los negocios a los 16 años, comerciando ya en el mercado de Granollers. A los 18 años adquiriría una harinera en Lleida, para sorpresa del vendedor que no alcanzaba a entender la aptitud de aquel muchacho. A paso firme y con harto valor levantaría los primeros negocios vinculados a la agricultura y ganadería, y más tarde a la compraventa de automóviles de importación, cuando todavía no se fabricaban en España. Su relación con Eduardo Barreiros le llevó en los años sesenta y setenta de la pasada centuria a desarrollar la concesionaria de automóviles J. Santacreu, SA.
Con su ingenio tan personal ha legado un considerable patrimonio inmobiliario que le sirvió de soporte para sus otros ambiciosos proyectos: la banca, la prensa y la política. En estos ámbitos cultivó importantes amistades con personalidades decisorias en la transición española, en la que tuvo una considerable incidencia indirecta –y a veces no tan indirecta– sobre actuaciones como el posicionamiento político de Fraga Iribarne y la fundación de lo que es hoy el PP.
Su curso bancario merece consideración aparte. Se iniciaría con la adquisición de una participación en el Banco de Manresa, luego en el Banco Condal, el Banco Rural y Mediterráneo para pasar a ser accionista mayoritario del Banco de Huesca.
Su sorprendente papel –bastante menos conocido– fue en el ámbito de los medios de comunicación y de la política. A Santacreu le animaba un espíritu de solidaridad social abstracta. “Hay que hacer algo”, repetía asiduamente y como su poder era el dinero, trató de dar con las personas idóneas poniendo a su disposición sus medios. De esta manera adquirió un importante paquete de Gráficas Espejo en Madrid, que sería su punto de partida; en segundo lugar, adquirió con Jordi Pujol El Correo Catalán; compró el 100 % del Diario
de Barcelona, que le ocasionó sinsabores y fuertes pérdidas. Y por último, participó en el cierre del capital necesario para la fundación de El País, del que controló el 10 %.
Todo empezó el 9 de enero de 1970, gracias a una oferta a Fraga de su apoyo y disponibilidad, puesto que le parecía el hombre limpio e idóneo para definir una alternativa al régimen. Santacreu puso los recursos y medios y a mí me correspondió la gestión y la acción. Los contactos iniciales se establecieron en su yate navegando por la Costa Brava. Así nacieron las primeras reuniones con personalidades al margen del régimen: Jordi Pujol, Fernández de Villavicencio, Ángel Latorre, Jiménez de Parga, Nicolau Casaus, Juan Grijalbo, Antoni Gutiérrez Díaz, etcétera, y a su vez, otras personalidades vinculadas al universo empresarial: Francisco Rubiralta (Celsa), Dieter Staib, Jaime Torras Hostench, Alejandro Pedrós, Luís Cosculluela, Sebastià Salvadó y su hermano, Eduardo Moreno Ibañez, etcétera.
De su iniciativa partió el club Ágora –semilla de toda la cadena de organizaciones posteriores–, los premios de periodismo Fraga Iribarne, la sociedad Godsa, matriz directa de AP y PP y autora de proyectos de la transición, Reforma Democrática Española y la autónoma Reforma Democrática de Catalunya (ambas en 1975-76). El único reconocimiento que tuvo Santacreu fue su elección como diputado al Parlament de Catalunya en una legislatura. Breve tránsito por la política.
Momento culminante de su aportación política, siempre discreta y en segundo plano, tuvo que ver con el apoyo a Josep Tarradellas en los últimos años del exilio y en su regreso en 1977. Desde la sombra, Santacreu auxilió al president, asistiéndole en momentos de particular soledad, retirado ya de la presidencia de la Generalitat. Santacreu se distinguió por sus notables inquietudes, que le supusieron no pocos dispendios económicos, volcado en el mecenazgo político. Uno de esos prohombres que han construido Catalunya desde el silencio, la prodigalidad y una genial manera de permanecer en un segundo plano. Josep Pla, de haberlo conocido, sin duda lo hubiera incluido en sus Homenots. Descanse en paz el buen amigo.