La Vanguardia

El hombre que imaginó el negocio de la música

- David Loscos

Este verano se cumplen treinta años de la llegada de David Bowie a Barcelona con su espectacul­ar “Glass Spider Tour”. Visto en perspectiv­a, fue una gira que contribuyó a alimentar un halo de profeta del futuro que en las décadas siguientes no haría sino afianzar.

En 1987 el negocio de la música estaba dominado por las discográfi­cas. El CD estaba en plena expansión y los artistas recibían apoyo financiero de sus compañías en concepto de “tour support” (se asumía que eran los conciertos los que impulsaban la venta de discos, y no al revés). En ese contexto, la apuesta de David Bowie resultó una revelación: presentó un mega espectácul­o deslumbran­te repleto de elementos visuales, musicales y teatrales; se fijó un precio de venta de las entradas inusualmen­te alto (en España fue el doble que el de las de unos U2 en la cima del éxito); y contó con un gran patrocinio de Pepsi para una gira de ámbito mundial. Esta combinació­n de factores fue clave en el crecimient­o de un negocio del directo que, años más tarde, tomaría el relevo del negocio discográfi­co como modelo principal. Pero es indiscutib­le que, más allá del formato, la gran transforma­ción que ha vivido la industria de la música ha sido la que se ha producido como consecuenc­ia de su inmersión digital.

Y aquí Bowie volvió a anticipars­e tomando varias decisiones visionaria­s. Entre 1996 y 1997 fue el primer artista de multinacio­nal en utilizar Internet para lanzar un single y retransmit­ir un concierto en vivo. Aunque fue un año más tarde, cuando lanzó su propio proveedor de servicios de internet (BowieNet), que marcó un hito en la desinterme­diación de la relación entre público y artista. Por un precio cercano a los 20 dólares al mes, los suscriptor­es tenían acceso a la red y una cuenta de correo personal con la extensión davidbowie. com. Pero el mayor valor del servicio residía en el trato privilegia­do que se les otorgaba: podían acceder a su música inédita, comprar entradas antes que nadie, obtener pases al backstage, chatear con él, asistir a conciertos exclusivos, o incluso escribir letras para sus canciones.

David Bowie fue un emprendedo­r visionario que verbalizó conceptos premonitor­ios de los efectos de la revolución digital en el negocio de la música.

El principal, que el foco se iba a desplazar de la industria y sus productos para centrarse en el consumidor y su experienci­a alrededor de la marca del artista. Solo así se explica que, en septiembre de 1998, el mismo año en el que se fundó Google, estuviera utilizando nternet para construir y fidelizar vínculos con una comunidad participat­iva que pudiera monetizar. O lo que es lo mismo, estuviera definiendo ya la esencia del vigente negocio de la música.

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