Vigías de la sociedad civil global
Las oenegés humanitarias ganan protagonismo en las cumbres supervisando a los gobiernos y poniendo exigencias
De buena mañana, en la playa de Giardini Naxos, la localidad costera anexa a Taormina donde se hallaba el principal centro de prensa de la cumbre del G-7, aparecieron siete activistas de la oenegé Oxfam, como simpáticos cabezudos, representando a los jefes de Estado y de gobierno reunidos. Tenían delante un muro de cartón piedra con esta inscripción: “No entry”.
La inofensiva pantomima estaba destinada a denunciar los insuprensa ficientes compromisos que, según Oxfam, están dispuestos a adoptar los países más poderosos del mundo occidental. Días antes habían hecho algo parecido respecto al problema de la seguridad alimentaria. Los cabezudos estaban sentados delante de unos enormes platos de espaguetis.
Más allá de la teatralidad de estas acciones y de su efecto mediático, es un hecho que, en las cumbres internacionales, hay una presencia creciente de oenegés que pululan en torno al acontecimiento, entregan comunicados a la y organizan encuentros informativos. Es algo que antes no ocurría. Se atribuyen una función fiscalizadora de los gobiernos, pretenden alterarles su agenda y forzarles a acometer determinadas políticas. Son auténticos vigías de la sociedad civil global.
Además de Oxfam, estuvieron presentes en el G-7 de Taormina organizaciones como One, que se ocupa de la pobreza extrema, sobre todo en África, World Wildlife Fund (WWF) y otros grupos.
Poco a poco el trabajo de estas oenegés penetra en la conciencia colectiva y, luego, en la de los gobiernos. Quizás no fuera casual que en Taormina tuviera lugar ayer, por iniciativa italiana, una reunión de los siete líderes con sus homólogos de Túnez, Níger, Nigeria, Etiopía y Kenia para hablar de los problemas de África en el contexto de la crisis migratoria, el cambio climático y el terrorismo. A Trump, por ejemplo, se le vio interesado en la charla con alguno de estos líderes africanos.
Al universo de las oenegés se añade el mundo académico. A Taormina acudió el G-7 Research Group, coordinado por la Universidad de Toronto, que hace un seguimiento minucioso de los acuerdos tomados en las cumbres y de qué porcentaje de compromisos se llevan de verdad a la práctica. Según sus datos, de las principales conclusiones de la cumbre de Ise Shima (Japón), el año pasado, se ha respetado el 75%. Los más cumplidores han sido Alemania y la Unión Europea, con el 83%. Estados Unidos, pese al cambio de Administración y la llegada de Trump, ha logrado un respetable segundo lugar, con el 82%, mientras que Francia e Italia, con poco más del 60%, ocupan los puestos de cola en esta competición por ser serios, dar ejemplo y ganarse credibilidad. Debe saber que los están examinando.
Oxfam ha montado varias pantomimas de denuncia con cabezudos
Las oenegés sensibilizan para luego condicionar la agenda política
La participación de varios líderes africanos en Taormina ha sido una señal
Un grupo con base en Toronto evalúa el cumplimiento de los acuerdos