El Estado Islámico se atribuye la matanza de coptos
Aviones egipcios bombardean campos de Al Qaeda en Libia por segundo día
El Estado Islámico se atribuyó ayer el asalto terrorista del viernes en el que 29 cristianos egipcios fueron asesinados en una carretera del desierto, cuando se dirigían en autobús a un monasterio. La reivindicación en Instagram, no verificada, aparece después de que el Ejército del Aire egipcio haya bombardeado objetivos islamistas en el este de Libia con sus nuevos cazas Rafale, por segundo día consecutivo. El ministro de Exteriores de Egipto asegura contar con pruebas de que el atentado contra los coptos fue planificado en dichos campos de entrenamiento.
El mariscal egipcio Al Sisi se apunta así a la moda de apretar el botón como reacción a una tragedia de gran impacto mediático, como si de un videojuego se tratara, aunque las responsabilidades estén lejos de estar dilucidadas. Asimismo, el hombre fuerte de Egipto se ha apresurado a hacer un llamamiento a Donald Trump “para que lidere la guerra global contra el terrorismo”.
Sin embargo, bombardear posiciones en Libia tras un atentado en Egipto también puede ser visto como una maniobra de distracción y una forma de eludir responsabilidades. Aunque en cualquier caso, no sean bombas que exploten en vano, puesto que refuerzan a la facción de Jalifa Haftar en Libia, al debilitar a sus enemigos islamistas. Haftar, excompañero de armas de Gadafi, desertó en 1983 y regresó a Libia después de casi treinta años en Estados Unidos. Este militar es la carta egipcia para influir en su vecino rico en hidrocarburos y cuenta además con el apoyo de Emiratos. Sin embargo, el Gobierno de Libia apoyado por la ONU, que en realidad controla poco más que Trípoli, ha reaccionado enérgicamente contra los bombardeos egipcios, al considerarlos una injerencia y un ataque a su soberanía.
De hecho, las posiciones atacadas en Derna –también por la propia aviación de Haftar– no son propiamente del Estado Islámico, sino de Al Qaeda –que desalojó a los primeros hace dos veranos–. Cabe recordar que la mayor parte del petróleo libio no está en Trípoli, sino en el este del país que se disputan Haftar y otros. Y que se vuelven a bombear setecientos mil barriles al día, por lo que la situación de guerra permite el saqueo de dicha riqueza prácticamente sin ninguna fiscalización.
Mientras tanto, van emergiendo detalles espeluznantes sobre el asalto contra los trabajadores del monasterio de San Samuel y sus familias, enterrados ayer con gran emoción. La versión de los supervivientes sostiene que las víctimas, después de ser robadas, fueron instadas a renunciar a su fe, una por una, y que al negarse fueron asesinadas de un tiro en la cabeza. Por ello el papa Francisco declaró ayer en Génova, ante monjas y obispos, que “hay más mártires hoy en día que entre los primeros cristianos”.
La reivindicación del Estado Islámico eleva a cuatro el número de sus atentados contra coptos asesinados en los últimos meses, con alrededor de un centenar de muertos.
Según supervivientes, los cristianos coptos fueron asesinados uno a uno tras negarse a abjurar de su fe