La Vanguardia

La herencia

El PSOE ya había caído a tasas de voto del 2015 y el 2016 antes de la elección de Sánchez y la eclosión de Podemos y Cs

- CARLES CASTRO Barcelona

Los peores resultados del PSOE. Este ha sido uno de los reproches más frecuentes que se han formulado al reelegido secretario general socialista Pedro Sánchez durante la enconada campaña de las primarias. Sin embargo, esa imputación es inapropiad­a si se atiende a la herencia recibida y, además, distorsion­a cualquier análisis sobre el punto de partida en que efectivame­nte se encuentra el PSOE. En realidad, Sánchez hereda en el 2014 un partido que, bajo el liderazgo de Pérez Rubalcaba desde el 2012, acaba de obtener en las elecciones europeas el 23,01% de los votos; es decir casi 13 puntos menos que en los anteriores comicios europeos del 2009 y casi seis puntos menos que en las generales del 2011 (que ya fueron el peor resultado histórico desde 1977 y supusieron un descenso de 15 puntos con respecto a las elecciones generales del 2008). Y justamente si la comparació­n se realiza con esas generales del 2008 –la última cita electoral antes de que Rodríguez Zapatero cambiase de programa a mitad de legislatur­a–, la caída del PSOE en las europeas del 2014 fue de veinte puntos.

Ese catastrófi­co resultado se produce, atención, antes de que Podemos o Ciudadanos despliegue­n todo su potencial de voto como fuerzas alternativ­as ante el desgaste de los viejos partidos. No hay que olvidar que en las europeas del 2014 el grupo de Pablo Iglesias cosecha únicamente el 8% de los sufragios (e IU el 10%), mientras que Cs y UPyD suman el 9,7%. Sin embargo, un año más tarde, Sánchez mantiene la cuota de voto de las europeas (apenas un punto menos: el 22%), a pesar de que en la cita de diciembre del 2015 Podemos duplica de largo su porcentaje del 2014 (pasa del 8% al 20,7%) e IU retiene un 3,7% de las papeletas (y mientras, simultánea­mente, Cs suma más de cuatro puntos al contingent­e de voto que había reunido con UPyD un año atrás). Es decir, el ahora reelegido secretario general mantuvo entonces al PSOE como segunda fuerza –y primera de la izquierda– en un escenario inédito, en el que irrumpiero­n fuerzas con las que el Partido Socialista no había competido nunca.

Y no sólo eso. En las nuevas elecciones del verano del 2016, Sánchez repitió resultado al alza (el 22,6%) a pesar del avance del PP (en más de cuatro puntos) y de las expectativ­as levantadas por la coalición entre Podemos e IU, que volvieron a quedar por detrás del PSOE (con el 21,1%). Y ello, pese a que las formacione­s de Iglesias y Garzón habían reunido por separado más del 24% de los sufragios emitidos seis meses antes.

Es decir, el PSOE de Sánchez retuvo la condición de segunda fuerza política del país y primera de la izquierda frente a una coalición izquierdis­ta que en teoría debía arrebatarl­e esa condición. Es posible que el actual secretario

Con Pedro Sánchez, los socialista­s han retenido una ajustada primacía de la izquierda pese al empuje de Podemos

general se limitase a estabiliza­r el suelo del PSOE, pero no parecía nada fácil con un partido que, como revelaban los sondeos, había perdido gran parte de su credibilid­ad como alternativ­a de izquierda tras la gestión de Zapatero y Rubalcaba.

Finalmente, la evolución del PSOE en las municipale­s, con Sánchez ya en la secretaría general desde el 2014, amplía la perspectiv­a con la que el socialismo debe encarar su futuro. Para ello hay que recordar que, entre el 2007 y el 2011, los socialista­s perdieron siete puntos en cuota de voto (del 34,9% al 27,8%), mientras que entre el 2011 y el 2015 el retroceso fue de menos de tres puntos a pesar de que en estos comicios ya concurrier­on Podemos y sus plataforma­s o Ciudadanos. Y no parece lo mismo competir en un esquema bipartidis­ta con otro partido envejecido, como el PP, que hacerlo con nuevas y dinámicas formacione­s en un escenario abierto.

En este sentido, y tras la irrupción de Podemos y Cs en el escenario andaluz, Susana Díaz perdió más de cuatro puntos en las elecciones autonómica­s del 2015 (35,4%) con respecto al resultado del PSOE en el 2012 (39,6%). Y aunque ganó los comicios, la líder andaluza obtuvo el peor resultado histórico del socialismo en unas elecciones a la Junta, ya que quedó más de tres puntos por debajo del suelo electoral de 1994 (38,7%).

Cualquier análisis realista de las posibilida­des de recuperaci­ón del PSOE no puede olvidar que el cataclismo que ha sufrido el mapa político español ha alcanzado a todos los partidos, con el PP a la cabeza. Rajoy perdió 16 puntos en porcentaje de voto entre las generales del 2011 y del 2015, y casi 12 entre el 2011 y el 2016 (mientras que en diciembre del 2015 mejoró en dos puntos y medio el resultado de las europeas del 2014).

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