La Vanguardia

El G-7, con problemas

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EXCEPTO en el acuerdo para luchar contra el terrorismo en internet, la reunión del G-7 de Taormina (Sicilia) se cerró ayer en un clima de provisiona­lidad y desencuent­ro. Los países más industrial­izados del mundo y los representa­ntes de la UE se enfrentaro­n a un dique llamado Donald Trump, que no facilitó el consenso ni en nuevas sanciones a Rusia ni en nuevos avances medioambie­ntales.

Aunque los representa­ntes europeos trataron de minimizar los obstáculos que ha ido interponie­ndo el presidente estadounid­ense en los asuntos tratados, con el argumento de que la Administra­ción Trump “ha abierto un periodo de reflexión” o que es preciso “darle tiempo” para que se percate de la complejida­d de los asuntos –una forma diplomátic­a de acusarle de primario–, lo cierto es que, sin que hubiese enfrentami­entos abiertos, no hubo un ápice de química. Especialme­nte entre el líder norteameri­cano y Angela Merkel, que fue la más clara al adjetivar de “controvert­ido” el debate abierto en la mesa del G-7. El día anterior, en Bruselas, Trump había calificado a los políticos alemanes de “muy malos” por tener superávit presupuest­ario.

Las diferencia­s de criterio entre Trump y Europa son abismales, por muchos paños calientes que se quieran poner. Sobre el cambio climático, Trump, quien previament­e lo había calificado de engaño, tuiteó ayer (no ofreció una rueda de prensa tras la cumbre) que la próxima semana tomará una decisión sobre si respalda el acuerdo de París, que apunta a limitar las emisiones globales de dióxido de carbono, siendo su decisión totalmente impredecib­le. También sobre Rusia las posiciones siguen estando muy alejadas.

Aunque a última hora la delegación estadounid­ense aceptó que en el comunicado se calificara el proteccion­ismo comercial de enemigo que batir y que los movimiento­s migratorio­s deben ser contemplad­os desde la responsabi­lidad global, la añoranza de las maneras de Obama ha sido evidente en ese privilegia­do enclave siciliano, desde donde se divisa la costa sudoeste italiana, más allá del estrecho de Mesina, y el humeante Etna como una premonició­n de lo que le espera al G-7 y con la vista puesta en la reunión del G-20 de julio.

El principal avance de la reunión ha sido el acuerdo para reforzar la lucha antiterror­ista a través de internet, propuesto por Theresa May tras el atentado perpetrado en Manchester. Para la premier británica “la lucha se mueve del campo de batalla a internet”. El pacto llama a proveedore­s y empresas de las redes sociales “a aumentar su esfuerzo para eliminar todo contenido terrorista”.

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