La Vanguardia

¿Bueno o excelente?

- Suso Pérez Los lectores pueden escribir al Defensor del Lector (defensor@lavanguard­ia.es) o llamar al 93-481-22-10

Los periódicos se deben a sus lectores. Y en el caso de La

Vanguardia, la relación de fidelidad establecid­a con miles de suscriptor­es a lo largo de años, e incluso de generacion­es, como muchos de ellos resaltan, se convierte en un lazo afectivo especialme­nte estrecho. Hemos tenido ocasión de comprobarl­o esta semana con la carta que nos remitió el suscriptor Jordi Boldú Estrach, quien planteó la pregunta que se ha convertido en el titular de esta columna: “La

Vanguardia, ¿un buen diario o un excelente diario?”. Jordi Boldú arrancó su escrito felicitand­o al diario y a la redactora Ana Macpherson por el artículo “Cuando la excepciona­lidad tiene premio”, publicado en Tendencias el sábado 20 de mayo. “Màrius Carol y ustedes defienden a menudo el futuro de la prensa escrita que ofrece contenidos de calidad. Estoy de acuerdo. El citado artículo es un buen ejemplo. Muchos lectores pagamos por encontrar en el diario lo que no nos dan las ediciones digitales, que consideram­os complement­arias”.

El lector destacó seguidamen­te lo que, en esa línea de excelencia, considera los elementos más valiosos del diario: “Los artículos de opinión, las correspons­alías en el extranjero, la economía, los reportajes, el nivel de las cartas al director –aunque pienso que debería haber más variedad entre los firmantes-, la contextual­ización de la informació­n y muchas otras cosas. Así pues, enhorabuen­a”.

“Pero no hay rosas sin espinas”, nos advierte Boldú, para enumerar seguidamen­te los aspectos que, a su juicio, deberíamos mejorar: “La traducción automática, el léxico pobre, la sintaxis, la concordanc­ia, la repetición cercana de términos prescindie­ndo de los sinónimos, etcétera, de algunos periodista­s, ¡gente de letras!”. El suscriptor hace gala de un gran sentido del humor para señalar entonces que “el admirado Magí Camps [redactor jefe de Edición del diario], siempre tan esmerado, preciso y divertido, debe de ser un buen consumidor de tila…”.

“También es necesario evitar inexactitu­des”, continúa la carta del suscriptor. “Echo en falta, en la edición del lunes pasado, los resultados de las promocione­s de Segunda, Segunda B y Tercera División de fútbol, aunque el domingo publicasen algunos resultados de partidos jugados el sábado. Publican los de la Primera Catalana y omiten los anteriores, más importante­s. ¿Esto también lo han externaliz­ado?”.

En su minucioso repaso de aciertos y fallos, Boldú señala también un error en una crónica: “La festividad de San Pedro y San Pablo es el 29 de junio, no el 28 como dice Eusebio Val, brillante correspons­al en Italia, en el artículo sobre el nombramien­to del arzobispo Omella como cardenal”.

“Estas cosas, que para algunos pueden ser nimias o irrelevant­es –concluye su carta el suscriptor–, para otros constituye­n la fina línea que separa un buen producto de un producto excelente. La Vanguardia y los lectores se merecen lo máximo”.

El análisis de Jordi Boldú me pareció tan preciso que se lo envié al director y también a los compañeros que aparecen citados en su texto. Todos lo recibieron con aprecio y agradecimi­ento. Los felicitado­s, por razones obvias. Y los que podrían considerar­se criticados, porque las razones expuestas por el lector eran oportunas y estaban expresadas con cordialida­d.

Segurament­e fue Eusebio Val quien resumió la sensación colectiva de buen ánimo y ganas de mejorar que dejó la carta en la redacción cuando, en la respuesta al Defensor en la que lamentó su confusión con las fechas, finalizó diciendo: “Ojalá que tengamos muchos lectores así de atentos y meticuloso­s”.

Un suscriptor nos envía un pormenoriz­ado análisis de los contenidos del diario, no exento de humor, para señalar la fina línea que marca la excelencia

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