Un ‘aplec’ para la diversidad
Restituida la estatua de Manolo Calpe, pionero de la gran fiesta que Lleida dedica a los caracoles
La monumental escultura de Manolo Calpe, uno de los fundadores del Aplec del Caragol, símbolo de las raíces más puras del lleidatanisme –“llauna de caragols, porró de vi, allioli i un grup d’amics”–, ha vuelto a su peana después de una restauración de urgencia. El Aplec encara hoy su recta final, se han consumido ya centenares de
caragolades y de litros de vino y cerveza, pero el ritual exigió que ayer sábado al mediodía, autoridades y collistes, depositasen flores a los pies del pionero de la gran farra. En su recuerdo y en el de todos los que ya no pueden asistir a la fiesta colectiva que resume todos los tópicos de los catalanes más occidentales.
El Aplec es una fiesta que mantiene inalterables las cifras de participación. Son 12.800 los afiliados a las 102 colles que ocupan el recinto de los Camps Elisis. Es un fin de semana de convivencia, de reencuentro, con el caragol como gran protagonista, pero también de baile, música, partida de butifarra, bromas y alegría. Se calcula que se pueden llegar a consumir más de doce mil kilos de caracoles, más o menos un kilo por peñista, aunque faltarían por conta- bilizar los que se consumen en los restaurantes y los merenderos de Lleida y entorno, cocinados a la manera tradicional, a la llauna oa la gormanda.
Un estudio económico de la Universitat de Lleida concluye que el Aplec tiene un impacto de seis millones de euros en hostelería, restauración y servicios. Sólo los presupuestos de organización y montaje a cargo de las peñas suman un millón y medio de euros. “Esperamos a unas 200.000 personas durante los tres días. Somos objeto de la curiosidad internacional. Este año, un equipo de la televisión pública alemana nos acompaña durante los tres días para un reportaje. La última peña que se ha inscrito procede de Perpinyà. Somos un atractivo internacional que muestra la cara más amable y festiva de Lleida”, afirma Xavier Pérez, presidente de la Federació de Colles de l’Aplec del Caragol, la Fecoll. Otra novedad para destacar es el estreno de la peña Colors de Ponent, vinculada al colectivo LGTBIQ.
Este es un año de cambios para la Fecoll. Xavier Pérez cree llegado el momento del relevo después de 38 años, tantos como el Aplec, colaborando en la junta, de los cuales, veinte como presidente. Pérez ha vivido la gran transformación de la fiesta, desde las orillas del Segre hasta el recinto actual de los Camps Elisis. “Lo más positivo es el espíritu de hermandad y civismo que se vive durante el Aplec. Me voy, pensando que se puede mejorar las infraestructuras para conseguir un Aplec más confortable para los peñistas”.