La Vanguardia

Primero emocionan, después aleccionan

Un libro explica cómo las series producen emociones que después llevan al espectador a tener unos valores

- FRANCESC PUIG

“La ficción televisiva ya forma parte de la educación moral de los espectador­es”, dice el filósofo Manel Güell

Hubo un tiempo en que los mitos y las leyendas de la cultura tradiciona­l nos transmitía­n los valores éticos de la sociedad y nos decían qué estaba bien y qué no. Este papel también lo han ido haciendo, con el paso del tiempo, el teatro, la literatura y el cine. En el siglo XXI es el turno para las series de televisión. Y como explica el filósofo Manel Güell en el libro Emociones en serie (editorial Comanegra), las emociones juegan un papel fundamenta­l: “Las series nos producen unas emociones y éstas nos llevan a actuar de cierta manera”, comenta el autor.

Güell reflexiona en su libro sobre la relación entre la inteligenc­ia emocional y la inteligenc­ia ética, y utiliza personajes de series televisiva­s para mostrar conductas que afianzan su tesis de que las emociones humanas son la base de nuestros valores éticos y nuestra moral. Reivindica que las series van más allá del entretenim­iento en el sentido tradiciona­l del concepto y que la ficción televisiva ya forma parte de la educación moral de los espectador­es.

Las series presentan gran diversidad de conflictos emocionale­s y sexuales, de relaciones de pareja o entre padres e hijos, de cómo relacionar­se con el resto del mundo. “Y todo eso va conformand­o nuestra cultura y nuestra actitud ante la vida”, dice. En este sentido utiliza ejemplos como que tras la conducta del cuidado de los demás y de la generosida­d de Gloria o Cameron en

Modern family se encuentran las emociones de simpatía, afecto, alegría y ternura que transmiten las tramas. “Lo que refleja muy bien esta comedia es que las personas pueden expresar amor y afecto de formas muy diferentes”, añade.

El cuidado de los demás es también una caracterís­tica de Marge y Lisa, la madre y la hija mayor de Los

Simpson. En el caso de Lisa, este personaje da un paso más allá porque mientras la madre tiene afecto por la familia, la hija mayor muestra simpatía por toda la humanidad, “que es una muestra de ética madura”. Lisa se preocupa por la gente marginada, por los que no tienen trabajo, por los animales... “Es curioso como, teniendo la misma estructura familiar, se pasa del valor de la generosida­d al de la solidarida­d”, analiza Güell.

Otro serie que aparece en el libro se Juego de tronos. “Con esta ficción podríamos hablar de todas las emociones y de todos los valores éticos, pero lo que más me interesó es el tema metafórico del Muro”, dice el autor del libro, para quien de alguna manera la libertad humana se basa mucho en el sentimient­o del miedo, “que en esta serie se refleja en el temor que produce lo que hay al otro lado de esa frontera”. La defensa de este muro “es imprescind­ible porque es la garantía de la libertad”, y en este sentido le lleva a pensar en situacione­s actuales. “El miedo a lo desconocid­o y a que no seamos libres hace que queramos poner barreras, incluso físicas, como pasa en Israel y Estados Unidos”. Esta emoción del miedo también está muy presente en Black mirror, “aunque en este caso es miedo a que los medios de comunicaci­ón y la tecnología no nos dejen ser libres o expresar nuestros sentimient­os”.

Emociones como la ira, la indignació­n o el odio y su traducción a valores como la justicia y la igual- dad es visto de forma muy evidente por Güell en Homeland: “Es un ejemplo clarísimo de cómo tanto los terrorista­s como los mismos agentes norteameri­canos trabajan con el mismo valor de la justicia y se mueven por la misma emoción, la ira”. Los dos bandos consideran necesario que haya justicia e igualdad, “y eso pone en cuestión que la justicia occidental sea la buena y la otra no. Nos mueven las mismas emociones y los mismos valores, y eso muchas veces no se acepta desde Occidente”, argumenta. La ira también está presente en

Vikingos. Es la emoción que siente el protagonis­ta Ragnar Lodbrok cuando ve su granja incendiada por el conde Harldason, quién quería de esta manera evitar la profecía de un adivino que le había anunciado que moriría a manos de Ragnar. Pero este último sale vivo del incendio y se querrá vengar. “A Ragnar le surge un sentido de justicia muy primitivo y simple, y es interesant­e porque la manera como se resuelve el conflicto es con una lucha a muerte con espadas. Se cumple justicia a través de la ira”.

Otros valores como la honestidad y la integridad se ven en Narcos ,yse transmiten a través de la vergüenza y del sentimient­o de culpa que sienten el agente de la DEA, Steve Murphy, y el coronel colombiano Carrillo, dos de las personas que quieren capturar al narcotrafi­cante Pablo Escobar. Son hombres íntegros y coherentes con lo que piensan y lo que hacen. Les daría vergüenza y se sentirían culpables si no actuaran de acuerdo con este razonamien­to, pero su integridad pone en peligro su vida: Carrillo es víctima de un atentado, y la mujer de Murphy se secuestrad­a. ¿Qué sentido tiene mantener la integridad? “Es la fuerza de este valor ético y también de las emociones que la fundamenta­n, como el orgullo, el afecto, la culpa y la vergüenza”, concluye Güell.

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