EL DIETARIO DE ‘EL MÓN’
Semana 38: una feliz socialista, Meritxell Batet, un exfutbolista, periodista y escritor con un verbo fácil, un torrente de humanidad y simpatía llamado Bibiana, un freelance secuestrado por Al Qaeda y los líos habituales del Barça.
LUNES
Meritxell Batet
En ocho meses, a la diputada del PSC en el Congreso le ha cambiado el rictus de la cara. En septiembre, el día de la investidura de Mariano Rajoy, la entrevisté justo acabar las votaciones en un sala del Congreso en Madrid. Estaba desencajada, entristecida, casi enmudecida. Había votado no a la investidura del líder del PP, pero la mayoría de los diputados del PSOE se habían abstenido. Hoy Meritxell ha vuelto con una cara de felicidad que contrasta con el rictus de Madrid. “Lo ha pasado muy mal”, me dice hablando de su amigo Pedro Sánchez. “Ahora tenemos muchos problemas por resolver. Muchos”. No le falta razón. Por cierto, Batet envió ayer un mensaje a Sánchez. Aún no le ha respondido. “Está desbordado”.
MARTES
Michael Robinson
Si hay dos exfutbolistas que, a escalainternacional, me parecen dos comentaristas televisivos excepcionales son Michael Robinson y Gary Lineker. Robinson ha editado su biografía y la presenta hoy en RAC1. Simpático, agradable, habla de fútbol y afirma que el Barça de Guardiola, Messi, Xavi, Iniesta y compañía es el mejor equipo de la historia, y Leo, el mejor futbolista que ha visto jamás. Esto le ha ocasionado problemas con el madridismo igual que ahora, con los títulos del Madrid, los tiene con el barcelonismo. Me sorprende porque lleva dos anillos. Cuenta que uno, el del dedo anular de la mano derecha, es el de la boda con su novia de toda la vida, la que conoció en la escuela, su mujer. El otro, que lleva en el meñique de la izquierda, de los 20 años de casado.
MIÉRCOLES
Bibiana Fernández
No tengo palabras. He quedado sepultado por el terremoto Bibiana. Ha hecho de cada una de mis preguntas un delicioso monólogo de repaso de su vida. Desde que nació en Tánger, se fue a Málaga, vino a Barcelona, donde se hizo enorme, y se fue a Madrid. Nos ha robado el corazón a todos los presentes. A sus 63 años, que no esconde, está estupenda sin parar de trabajar. Acaba la entrevista. Pactamos un almuerzo en breve en Barcelona . Me lo promete aunque está preocupada por donde dejará a sus perros caniche, Hope y Joe. Se llama Hope en homenaje a su tía Esperanza. “De hecho, la perra se llamaba Esperanza, pero lo traduje al inglés porque cada vez que la llamaba tardaba demasiado en pronunciar su nombre, y el animal pasaba de largo”.
JUEVES
Antonio Pampliega
Normalmente un periodista secuestrado da contadas entrevistas o directamente no da. O escribe un texto para plasmar lo que quiere olvidar. Esta mañana nos visita un periodista de 33 años que estuvo 299 días secuestrado en Siria. Su testimonio, volcado en el imprescindible libro En la oscuridad, es estremecedor. Encerrado en un zulo, comiendo poco, sin asearse ningún día, jugando a un ajedrez dibujado con uno de sus secuestradores, cada frase que dice sorprende. De repente, llora. Mucho. Habla de su madre, que tenía un problema cardiaco. Cuando le soltaron y llegó a Turquía le dejaron llamarla. No sabía si, con el sufrimiento, habría sobrevivido. Sí. “Perdona”, le repitió veinte veces a su madre. Antonio se va de la radio. Y me pide un abrazo.
VIERNES
Maria Elena Fort
No la conozco. Nunca había hablado con esta mujer que fue directiva del Barça con Joan Laporta. Frente a la impulsividad de Laporta, el academicismo de Sala Martin, emerge la sensibilidad de Fort. Es una entrevista, como la de ayer con Pampliega, donde los silencios valen la pena. Un silencio en la radio mal hecho es una pérdida de tiempo, un silencio en la radio bien hecho es una columna de opinión. Da igual quien tenga la razón jurídica. Es una falta de empatía y un exceso de venganza. Lo que tuvieron que soportar la junta de Laporta y sus familias fue insoportable. Elena Fort cuenta que jamás podría haber avalado los tres millones por supuestas pérdidas del Barça, pero se negó a pactar con la junta de Bartomeu “por dignidad”. Silencio. Otro.