El Santo Grial de la publicidad digital
Google lanza una herramienta que permite saber si una compra con tarjeta de crédito ha sido motivada por el clic en un anuncio en línea
Aunque la empresa lo desmiente, el temor de muchos está en la salvaguarda y la privacidad de los datos
Yahora, las tarjetas de crédito. Según ha confirmado Google a La Vanguardia, esta empresa acaba de lanzar nuevas herramientas –de momento, sólo para Estados Unidos y en versión beta– para que sus anunciantes puedan “medir las ventas que provienen de anuncios en línea” contratados mediante la plataforma de venta de publicidad online del gigante tecnológico. Google asegura que es capaz de proporcionar esta información incluso si la compra se realiza en una tienda física.
Ante este anuncio, la privacidad de los datos, y la manera cómo las grandes empresas obtienen el consentimiento de sus usuarios para usar esta información, vuelve a ser motivo de polémica.
Y todo esto, en un contexto algo tumultuoso para Google, que recientemente tuvo que hacer frente a las quejas de algunos de sus clientes –con boicot incluido– sobre los contenidos en los que aparecían sus anuncios, sobre todo en YouTube.
Google hace tiempo que sabe mucho, gracias a nuestros historiales de navegación y a nuestra actividad en los distintos servicios que tiene, acerca de nuestros hábitos y por supuesto qué anuncios vemos y en cuáles hacemos clic. Ahora, gracias al seguimiento de millones de transacciones con tarjeta de crédito, cuando un vendedor lleva a cabo una campaña de publicidad digital, pueden “ayudarle a medir qué clics en los anuncios en línea de la campaña realizada derivaron en compras en su tienda física”, explican desde la compañía. Se trata de cruzar los datos en una sola plataforma. Al final, y aunque existían productos similares, Google ha conseguido cerrar el círculo de la analítica de la publicidad digital, y “eliminar la compleja integración de las soluciones existentes en el mercado”, dicen en Google. En tres palabras: el Santo Grial. Otra cosa es el precio que los consumidores y usuarios de Google tengamos que pagar por ello en lo referente a nuestra privacidad.
En este sentido, fuentes de Google han explicado que en ningún caso tiene acceso a datos procedentes de tarjetas de crédito que puedan identificar a un usuario: “Todos los datos que son guardados y a los que tenemos acceso son agregados y anonimizados para proteger la privacidad”. Además, Google asegura que sólo usa los datos procedentes de los click ads y únicamente de aquellos usuarios que hayan dado su consentimiento para asociar su actividad tanto en apps como en la web. Por tanto, la empresa desmiente que sepa cuándo, dónde y qué compra un usuario. “Si un usuario se desactiva del historial de ubicaciones, no hay forma de incluir sus datos sobre las visitas a la tienda”, dice Google, aunque es cierto que muchos usuarios no desactivan nunca esta función.
La clave para proteger este anonimato está en el doble cifrado de los datos, parecido a lo que usa WhatsApp para proteger los mensajes. En términos simples, el intercambio doble ciego se basa en dos funciones de cifrado, una propiedad de Google y otra del socio. Gracias a una fórmula matemática especial del cifrado, desarrollada por el MIT y que Google ha pagado y patentado, la tecnológica dice que puede saber qué porcentaje de personas hicieron clic en un anuncio y más tarde realizaron una compra, sin que ninguna de las partes conozca información sobre los usuarios individuales de la otra.
Google asegura que sólo conoce “el valor agregado sobre las compras múltiples, no las transacciones individuales o productos individuales o la identidad de una persona individual que hizo una compra” y además dice que exige a sus socios que sólo compartan con ellos “datos cifrados sobre los que tienen derechos”. Todos los datos que recibe Google de sus socios están cifrados, de tal manera que ni ella misma puede leerlos.
Jerry Dischler, vicepresidente de Google para AdWords, ha dicho que lo que ha presentado su compañía esta semana “es un paso adelante revolucionario” para los anunciantes y para Google. Como siempre, los valedores de la privacidad en internet no están tan seguros. Por ejemplo, Paul Stephens, de Privacy Rights Clearinghouse, dijo en declaraciones a The Washington Post que con muy pocos datos se puede identificar a alguien y dudó de que el sistema de Google pueda proteger la identidad de los usuarios, por ejemplo, de los hackers.