La Vanguardia

La mano derecha de Carter

ZBIGNIEW BRZEZINSKI (1928-2017) Consejero de Seguridad Nacional

- PABLO CUBÍ

Fue el artífice de algunas de las actuacione­s más importante­s en la presidenci­a de Jimmy Carter, entre 1977 y 1981, y cuyas consecuenc­ias aún resuenan en la política actual. Decisiones como la de armar a los talibanes en Afganistán, la de afianzar las relaciones con China, la de conseguir la paz entre Egipto e Israel o la de resolver por la fuerza la crisis de los rehenes en Teherán. Zbigniew Brzezinski fue consejero de Seguridad Nacional durante aquellos cuatro años y una de las personas en las que más confió Carter.

La agenda de Brzezinski fue valiente y ambiciosa aunque no exenta de controvers­ias. Carter le quería de secretario de Estado, pero él le convenció de que haría mejor labor a su lado tratando directamen­te los temas de defensa que, en plena guerra fría, copaban buena parte de la política exterior. Precisamen­te los enfrentami­entos de Brzezinski con quien asumió la Secretaría de Estado, Cyrus Vance, fueron míticos y uno de los principale­s problemas de la Administra­ción. Pero casi siempre Carter asumió el punto de vista del primero.

Brzezinski, como Carter, no era un hombre belicista. De hecho, se comprometi­ó más a fondo para que el Israel de Menahem Begin y Egipto, bajo la presidenci­a de Anuar el Sadat, llegaran a un acuerdo y firmaran la paz, en Camp David. Otro ejemplo: siempre se ha considerad­o a Henry Kissinger el artífice de que Estados Unidos y China reanudaran sus relaciones. Sin embargo, fue Brzezinski quien afianzó y culminó todo el proceso.

Sin embargo, también fue fiel reflejo de su época y sabía que en cualquier momento podía volver a estallar la guerra. Era un ferviente anticomuni­sta. Nació en Polonia y siempre mostró una clara desconfian­za hacia la Unión Soviética, que tenía bajo yugo a su país de origen. El 9 de noviembre de 1979 vivió uno de sus momentos más dramáticos, cuando le informaron de que los soviéticos habían lanzado un ataque. Durante unos minutos se preparó para anunciar al presidente que se enfrentaba­n a una guerra nuclear. Al final, la amenaza resultó falsa, pero siempre vio la posibilida­d Brzezinski muy factible. Por eso propició otra escalada armamentís­tica, con un nuevo sistema de misiles.

Cuando la URSS invadió Afganistán, se mostró partidario de dotar de armamento pesado a los guerriller­os locales para que se enfrentara­n al ejército invasor. Luego habría de lamentar esa decisión, cuando esos guerriller­os talibanes tomaron el poder y Osama Bin Laden los llevó a enfrentars­e con Estados Unidos.

También fue Brzezinski el artífice del mayor fracaso de la presidenci­a de Carter y que a la postre le costó el cargo. En 1980, después de la revolución en Irán, los seguidores del ayatolá Jomeini tomaron la embajada estadounid­ense. Brzezinski estaba convencido de que la negociació­n era inútil e insistió en realizar una operación militar para rescatar al personal retenido. Vance se opuso y Brzezinski actuó a sus espaldas para que Carter aceptara el operativo. La misión, bautizada Desierto Uno, fue un fracaso, una humillació­n militar. Carter perdió las elecciones ese noviembre frente a Ronald Reagan.

En los años siguientes, Brzezinski ejerció de profesor de política internacio­nal y también colaboró con la fundación Carter, convertida en uno de los principale­s organismos en la resolución de conflictos. Además era un comentaris­ta habitual en los medios. “Nos hemos quedado sin política exterior”, fue uno de sus últimos comentario­s respecto a la presidenci­a de Trump. Brzezinski murió ayer, a los 89 años.

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JIM YOUNG / REUTERS

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