Un Giro en 29,3 kilómetros
La contrarreloj del Duomo juega a favor de Dumoulin, que ha caído al cuarto lugar
Adiós a la montaña. Después de 20 etapas y más de tres semanas de carrera, después de superar el Mortirolo y el Blockhaus, el Stelvio y el Pordoi, el ganador del Giro del Centenario se decidirá hoy en una contrarreloj de 29,3 kilómetros llanos que favorecen claramente a Tom Dumoulin. Pero por delante del neerlandés hay tres corredores, cada uno con una pequeña renta que sueña poder defender. Nairo Quintana saldrá en la última posición, por su condición de líder del Giro. A 39 segundos tiene a Vincenzo Nibali, a 43 está Thibaut Pinot (vencedor ayer de la última etapa de montaña) y a 53 segundos el mejor contrarrelojista, Dumoulin, plenamente capacitado para enjugar el tiempo perdido y proclamarse vencedor. Basta recordar que en la cronometrada anterior, sobre 39,8 km, el jefe de filas del Sunweb obtuvo 2m7s sobre Nibali, 2m42s con Pinot y... ¡2m53s respecto a Quintana!
Pero siempre queda un rayo de esperanza para los que quieren romper pronósticos, porque, como dice el mánager del Cannondale, Jonathan Vaughters, “Nibali, Pinot y Quintana irán más deprisa de lo que la mayoría esperan”. Suele pasar en las contrarrelojes finales de una carrera de tres semanas. Las fuerzas se igualan, y el resultado no es siempre el previsto. Es el clavo ardiente al que se agarra Nairo Quintana: “Ahora mismo estamos todos en un nivel parecido y espero que el cansancio de todo el mundo juegue a favor mío”, dice el colombiano del Movistar.
En cualquier caso, nadie se atreve a pronosticar un vencedor diferente de Dumoulin. Ni el mismo Vaughters, pero tampoco Pinot (“para mí, sigue siendo el máximo favorito”). Aún más, en el coloquio diario de la televisión italiana después de cada jornada, llamado allí Proceso alla tappa, ven a Quintana incluso fuera del podio. Y a Dumoulin favorito número uno, por supuesto, para llevarse la victoria por la que tanto ha luchado y su- frido. Ayer mismo sin ir más lejos, porque en los dos últimos puertos de primera del Giro, las ascensiones al Monte Grappa y al Foza (subida inédita), Dumoulin tuvo que apretar los dientes y defender sus posiciones. Hubo ataques de los cinco hombres que lo rodean en la general. Ahora Nibali, ahora Quintana, ahora Pinot, Zakarin o Pozzovivo. Y suerte tuvo el neerlandés de encontrarse en un pequeño grupo donde obtuvo la colaboración de su compatriota Mollema y del luxemburgués Jungels. Suerte de estos dos, porque una vez más del Sunweb ni rastro. “He tenido que ir a muerte para no perder más tiempo”, reconoció Dumoulin. Agradeció la ayuda y habló de la prueba suprema de hoy: “Todo dependerá de las piernas, de las fuerzas que tenga. Ya veremos”, fue su discreto mensaje.
Ayer se impuso Pinot, con los otros atacantes citados a rueda. Y el grupito de Dumoulin cedió 15 segundos. Una anécdota si su superioridad en la contrarreloj se confirma. “Tengo la ventaja que tengo, mejor eso que nada. El recorrido es realmente para especialistas, pero a mí, a veces, me salen buenas cronometradas. Espero dar el máximo de mí. Me siento confiado”, explicaba Quintana en su tono monótono. Son 29,3 kilómetros, del autódromo de Monza hasta el Duomo milanés. Tienen la última palabra.
POCA RENTA Pinot vence en la última etapa de montaña, donde el neerlandés sólo cede 15 segundos
NAIRO QUINTANA “El recorrido es para especialistas, pero a mí, a veces, me salen buenas cronometradas”