EL ARTE DE ARRIESGAR
Alguna vez ayudó a su hijo a levantarse cuando aún no se tenía en pie? ¿O le animó a andar cuando no estaba preparado para hacerlo? ¿Le ofreció una cuchara cuando no mostraba ningún interés por la comida? Si lo hizo, no hubiera debido, si caso de una corriente pedagógica según la cual incitar a los niños de esta forma es inútil e incluso contraproducente. La máxima que defiende esta corriente es que el niño debe ser protagonista de su propio desarrollo y descubrir por sí mismo el mundo que le rodea, ya que tiene infinitas capacidades de iniciativa y de acción para hacerlo, a pesar de que los padres se empeñen en precipitar y acelerar estos procesos en lugar de dejar que los pequeños los vivan de forma natural, autónoma y confiados en sí mismos. Trasladado al universo de las start-up que ocupa este Foro Empresarial, esta corriente vendría a defender el principal rasgo que hoy identificamos con el espíritu emprendedor: la capacidad de afrontar, asumir y superar riesgos.
El riesgo está presente en todos los artículos de este dossier en el que abordamos la realidad de las start-up desde varios prismas, empezando por la asunción del riesgo que, con la educación familiar y escolar, es necesario transmitir desde la infancia a los futuros emprendedores. No les demos nada hecho; animemos a crear, a aprender, a decidir. Y a asumir riesgos.
Pueden ser riesgos asumibles que sirvan de entreno. Pero también otros no asumibles que enseñen a fracasar, porque la cultura mediterránea lo perdona todo menos el fracaso empresarial. Tal como afirma uno de nuestros entrevis- tados, Josep Miguel Piqué, presidente de la Salle Technova, “las empresas pueden morir, pero los emprendedores pueden capitalizar esas experiencias para futuras iniciativas emprendedoras o para incorporarse a empresas tradicionales y ser intrapreneurs.
Luego viene el riesgo de emprender. El fundador y presidente de Grupo Intercom, Antonio González-Barros, afirma en la otra entrevista que “ayudan mucho la tenacidad, honestidad, sentido común, curiosidad sana, visión, capacidad de aprender y de arriesgar, resiliencia, humildad, generosidad, optimismo, pasión y ¡que disfrute de lo que hace!”. De nuevo, “la capacidad de arriesgar”.
Pero, por contradictorio que parezca, debemos emprender con el mínimo riesgo posible. Porque aunque lleve el riesgo intrínseco, el emhacemos
prendedor aspira a salir airoso de la aventura que emprende. Y para ese éxito resulta vital el asesoramiento legal adecuado desde el inicio, cuando una idea innovadora se transforma en un proyecto de negocio y se forma un equipo fundador. Tanto en esa primera fase de proyecto como en la posterior de crecimiento y la última de venta, es necesario tener presentes algunos temas cruciales de asesoramiento legal para garantizar la viabilidad de la start-up.
MINIMIZAR RIESGOS
También las aseguradoras desempeñan un gran papel para minimizar los riesgos de nacer y crecer de las startup. Las herramientas que desarrollan para emprendedores no solo persiguen protegerlas del riesgo de impago, sino también para disponer de información sobre los países y sectores donde desarrollan su actividad.
Y finalmente está el riesgo de sobrevivir. No se conocen datos fiables sobre el éxito y el fracaso de las startup. Pero si algo las caracteriza es que todas miran al futuro. Su día a día está centrado allí y la esperanza de grandes frutos futuros les permite volar, con unos motores que se llaman ilusión, pasión, compromiso y conocimiento, contrariamente a la estrategia de las compañías consolidadas que mantienen unos buenos recursos económicos, fruto de inversiones pasadas, y que optan por vivir del pasado en lugar de crear el futuro y ven cómo se van apagando las llamas de la ilusión, la pasión, el compromiso y el conocimiento que a las primeras les permiten explorar nuevas oportunidades y seguir… arriesgando.
EL RIESGO ESTÁ PRESENTE EN TODOS LOS ARTÍCULOS DE ESTE DOSSIER SOBRE LAS ‘START-UP’