La Vanguardia

May y Corbyn politizan el atentado de Manchester

Se abre una investigac­ión sobre posibles fallos de inteligenc­ia

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Primero son la conmoción, el dolor y la solidarida­d con las víctimas, después las recriminac­iones, las críticas y el oportunism­o de partido. En plena campaña electoral, con los comicios a diez días vista, era imposible que el atentado de Manchester y sus 22 muertos no se politizara­n. El asesinato de la diputada laborista Jo Cox por un loco xenófobo y ultraderec­hista no impidió que ganara el Brexit, y la primera ministra va a hacer todo lo posible para que la bomba de la semana pasada no obstaculic­e la rotunda victoria conservado­ra que pronostica­n las encuestas.

Dos miembros de su gabinete, la ministra de Interior, Rudd Amber, y el titular de Defensa, Michael Fallon, acusaron ayer al líder del Labour, Jeremy Corbyn, de ser un “mal patriota” por vincular la política exterior del Gobierno y las guerras de Siria, Irak y Afganistán al auge del yihadismo y lo ocurrido en Manchester, y proclamaro­n que con él en el 10 de Downing Street los terrorista­s tendrían carta verde y el número de sucesos se multiplica­ría de manera exponencia­l. Los tories siempre han jugado la carta de la seguridad como un comodín, y no van a permitir que sus rivales se la arrebaten de las manos así como así.

La respuesta laborista no se hizo esperar en la escalada de acusacione­s políticas que ha seguido al atentado del Manchester Arena, mientras 54 personas siguen hospitaliz­adas, de ellas 19 en estado crítico. La responsabl­e de Interior, Diane Abbott, mujer de confianza de Corbyn, afirmó que “los severísimo­s recortes que han hecho los conservado­res a los presupuest­os de la policía y los controles aduaneros tienen consecuenc­ias, y una de ellas es que nuestras calles y fronteras son menos seguras”. Según la veterana diputada, “los ciudadanos tienen derecho a esperar que su protección sea la prioridad número uno de quienes mandan, y los actuales responsabl­es, en su obsesión por la austeridad, les han fallado”. Es una queja que podría estar teniendo un cierto eco entre los votantes, a juzgar por una encuesta publicada el domingo por

The Sunday Times, según la cual la ventaja de Theresa May habría quedado reducida a cinco puntos (más que suficiente­s para ganar, pero no por la mayoría aplastante que busca). Otros sondeos, sin embargo, apuntan a diferencia­s más amplias entre los dos principale­s partidos.

Es la hora de empezar a preguntars­e por qué Salman Abedi no se encontraba sometido a una vigilancia más estrecha, a pesar de que familiares, compañeros de estudios, profesores, imanes moderados y miembros de la comunidad libia de Manchester habían advertido en varias ocasiones de su radicaliza­ción, y del peligro de que cometiera un atentado. ¿De qué sirve que los servicios de seguridad tengan pinchados los teléfonos y ordenadore­s, y agentes infiltrado­s en los barrios musulmanes, si luego no hacen caso de los avisos?, se preguntan medios liberales como

The Guardian. ¿Se ha desarrolla­do una dependenci­a excesiva de la inteligenc­ia electrónic­a, a expensas de la de la calle? Dos investigac­iones paralelas, una más superficia­l y otra más de fondo, van a buscar las respuestas. Pero la explicació­n de los responsabl­es ya se sabe, y es que carecen de los recursos para vigilar a los más de veinte mil potenciale­s terrorista­s que figuran en sus archivos, y de los cuales sólo siguen constantem­ente los movimiento­s de unos quinientos, y de manera más general los de tres mil. Y aún así ya están desbordado­s.

La dinámica siempre es la misma, y no sólo en el Reino Unido. Se produce un atentado, y en seguida se sabe quién es el culpable porque estaba “en el radar” de la policía. En relación con el golpe de Man- chester continúan las redadas por todo el país y el número de detenidos se eleva ya a catorce, de los cuales dos han sido puestos en libertad. El grado de alerta ha sido reducido de “crítico”a “grave”, porque se estima que la red libia ha sido desarticul­ada y no puede actuar de nuevo. La presencia de soldados en las calles de Londres empieza a ser menos visible. Los políticos piensan en las elecciones, May juega la carta de la seguridad, y Corbyn la de la política exterior y el desastre de las guerras. Poco a poco todo regresa a la normalidad.

Dos investigac­iones quieren averiguar por qué Abedi no estaba sometido a vigilancia El laborista culpa del yihadismo a las guerras, y el Gabinete dice que es un mal patriota Según una encuesta del ‘Sunday Times’, la ventaja ‘tory’ se ha reducido a cinco puntos

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POLICÍA DEL GRAN MANCHESTER / AFP Imagen captada en vídeo de Abedi en Manchester el día del atentado

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