Coleccionismo apasionado
Reaparecen los viajes y las obras de arte reunidas por Oleguer Junyent
Afinales del siglo XIX muchos artistas se convirtieron también en coleccionistas siguiendo la estela de Marià Fortuny. El contacto con otros artistas y anticuarios convirtió sus talleres en pequeños museos de arte que suplieron el vacío cultural del momento. Junto a los nombres de Apel·les Mestres, Alexandre de Riquer, los hermanos Masriera, Miguel Utrillo o Josep Lluís Pellicer, destaca el del escenógrafo Oleguer Junyent (1876-1956), de quien ahora se celebra una doble exposición en Barcelona en el Museo Marés y en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona bajo el título Oleguer Junyent. Col·leccionista i fotògraf. Roda el món i torna al Born.
Seguramente el interés por las antigüedades le viene a Oleguer de su hermano Sebastià, pintor y crítico de arte fallecido prematuramente, y de su maestro el gran escenógrafo Francesc Soler i Rovirosa. La suya fue una colección ecléctica, con predilección por el periodo medieval y las tallas de vírgenes, pinturas románicas y góticas, tapices, mobiliarios, indumentaria, cerámica. Pero lo que más le apasionó fueron las arquetas, de las que llegó a tener unas 300. Su intención era legarlas a la ciudad pero no hubo acuerdo y a su muerte fueron adquiridas por Bartolomé March, de Palma, y más tarde se dispersaron. Los herederos de Junyent conservaron algunos ejemplares como una arqueta amatoria del siglo XIV, procedente del monasterio de Yuste, que ahora se muestra en el museo Marés. En esta exposición se muestra una selección de las obras más relevantes de la colección, especialmente de arte medieval que aún custodian sus descendientes (como la pintura El prendimiento de Jesús de Lluís Borrassà, del siglo XV, o la talla de madera de San Miguel Arcángel, atribuida a Luisa Roldán, del siglo XVII). Y se han añadido también varias esculturas románicas y góticas de los fondos del propio museo que fueron adquiridas a Junyent por Frederic Marés, escultor y coleccionista.
La exposición en el Marés, que estará abierta hasta el 7 de enero, se completa con una selección de fotos y acuarelas que Junyent hizo al político y también coleccionista Francesc Cambó, de quien fue su asesor artístico. La amistad entre ambos fue tal que Junyent acompañó a Cambó en los años 30 en varios de sus viajes por el Mediterráneo a bordo del Catalònia. Y estos viajes por la costa Dálmata, Grecia y Egipto fueron inmortalizados en numerosos dibujos. Este yatch, cuyo interior decoró Josep Maria Sert con varias pinturas, estaba anclado en un puerto de Croacia, cerca de Trieste, y fue expropiado por el régimen comunista de Tito.
Dentro del círculo íntimo de Junyent estaba también el coleccionista y mecenas Lluís Plandiura, a quien vendió destacadas piezas de arte medieval como el Cristo de Capdella o el frontal de Benavent, ambos hoy en el MNAC. Junyent decoró en 1929 una “bodega andaluza” en el Hotel Colón, situado en la plaza de Catalunya, uno de cuyos propietarios era Plandiura. La exposición en el Arxiu Fotogràfic de Barcelona, que estará abierta hasta el 14 de octubre, expone 50 fotografías y muestra en pantalla cerca de 400, que forman parte de la cesión en comodato efectuada por Oleguer Armengol, descendiente de Junyent en el 2014. Este fondo, de 2.500 fotos, se hallaba en una maleta llena de placas y otros objetos fotográficos sobre sus viajes, pero sobre todo de la vuelta al mundo que hizo en 1908. Este viaje junto con su amigo Marià Recolons, que se prolongó once meses, dio pie más tarde al libro Roda el món i torna al Born, que tuvo un gran éxito, a una exposición en la galería Fayans Català, a una edición de postales y a
Polifacético. Oleguer Junyent fue un personaje inquieto, como lo demuestran sus viajes. La foto superior es del templo Ramsés III en Luxor (1908). A la izquierda, un San Miguel Arcángel, de Luisa Roldán, y a la derecha, en su estudio en 1934
‘RODA EL MÓN I TORNA...’ En 1908 hizo un viaje por todo el mundo y recogió sus fotos en un libro y una muestra DOBLE EXPOSICIÓN ABIERTA El Museu Marés y el Arxiu Fotogràfic exponen la obra reunida por el escenógrafo
conferencias diversas. El viaje empezó el 13 de marzo en Barcelona en dirección a Marsella, donde embarcaron hacia El Cairo. Y de allí son las primeras imágenes. En cada ciudad por donde pasaba compraba también fotos de autores locales para documentar mejor el trayecto. El viaje continuó hacia la India, Australia, China, Corea, Japón, Canadá, Estados Unidos y ya de vuelta hacia Londres, París y el Born, donde regresó en enero de 1909. En el libro que años después escribirá sobre Egipto, Junyent critica la actitud de la compañía de viajes que lo transportó: “Hay que ver como la célebre agencia (Cook) se ha posesionado de estas tierras sagradas. En el tren, en los hoteles, en los buques, en los senderos más escondidos y en los rincones más apartados hace acto de presencia, ya con sus rótulos, ya con sus agentes innumerables. Es el triunfo del burguesismo, la garantía de la comodidad...”. !Qué no diría hoy Oleguer Junyent ante la implacable uniformización de todas las grandes ciudades!
A este fondo fotográfico se añade un conjunto de imágenes estereoscópicas de varios viajes a Alemania y de otra caja con fotografías de la isla de Mallorca. Junyent tuvo una casa en el pueblo de Llucalcari, y de ella son varias fotos donde se le ve en el jardín de la casa con Cambó. En otras instantáneas aparece en excursiones por la isla con sus amigos Ramon Casas, Charles Deering, propietario del Palau Maricel de Sitges, y Miguel Utrillo. Dentro de este fondo hay también fotografías de otros autores.
Estas dos exposiciones se complementan con la posibilidad de visitar el estudio de Junyent. Es la primera vez que se abre al público este espacio mediante visita concertada (sabine@estudiolasabin.com). Aunque a lo largo de su vida y tras su muerte, parte de las colecciones fueron vendidas, este estudio respira la atmósfera de las escenografías que creo para el Gran Teatre del Liceu. Es como si fuera un regreso al pasado ya que la colección de artes decorativas y de arte medieval está prácticamente intacta.
Y además hay otro regalo para el visitante. En el piso superior está instalada la colección de muñecas y autómatas de los siglos XVII, XVIII y XIX y de indumentaria que su sobrina y figurinista de teatro Maria Junyent (1904-2001) reunió a lo largo de su vida.