Entente por el clima
“La acción climática es un imperativo más importante que nunca”, afirman
Tras la espantada estadounidense, China será el insospechado aliado de preferencia de la Unión Europea en la batalla global contra el cambio climático.
La Unión Europea reaccionó también a golpe de tuit al mensaje de Donald Trump de que “en los próximos días” anunciará la decisión de Estados Unidos sobre el acuerdo de París, que presumiblemente será retirarse de él. “El mundo puede contar con Europa para mantener el liderazgo en la lucha contra el cambio climático”, escribió ayer el comisario europeo Miguel Arias Cañete en la red social Twitter. China será el insospechado aliado de preferencia de la Unión Europea en esta batalla global, la primera que se apresta a dar para llenar el vacío que dejarán los Estados Unidos.
“La Unión Europea y China consideran la acción climática y la transición hacia las energías limpias un imperativo más importante que nunca”, afirma la declaración que el primer ministro chino, Li Keqiang, y los líderes de las instituciones comunitarias, Donald Tusk (Consejo) y Jean-Claude Juncker (Comisión) lanzarán este viernes en Bruselas. Ambas partes “confirman sus compromisos con el acuerdo histórico de París del 2015 y acelerarán su cooperación para reforzar su puesta en práctica”, indica el texto, al que ha tenido acceso La
Vanguardia y que se publicará al término de la cumbre bilateral que mañana comienza. En él, China y la Unión definen el cambio climático como “una cuestión de seguridad nacional”, un factor de inestabilidad social y “una amenaza para el desarrollo”, aunque también justifican su apuesta por dejar atrás los combustibles fósiles con argumentos económicos.
La declaración no hace referencia a Estados Unidos pero reitera que la tendencia hacia economías bajas en emisiones de efecto invernadero “es irreversible”. La satisfacción europea con la declaración, la primera de este tipo con China, que abre la puerta a la cooperación en otros ámbitos como la seguridad y con menciones explícitas a la defensa del libre comercio internacional y el sistema de normas multilateral, se palpaba en el aire en la capital comunitaria.
Los líderes europeos que se vieron con Trump en Bruselas y Sicilia la semana pasada trataron de convencerlo de que Estados Unidos no se retirara del acuerdo de París. Incluso el Vaticano intervino. Todo indica que las gestiones fueron en balde y que Washington se desentenderá en unos días del gran pacto global sobre cambio climático.
Bruselas se había preparado para esta eventualidad. Pocos días después de la victoria de Trump, Arias Cañete, como negociador europeo, entabló contactos con el gobierno chino en la Cumbre del Clima celebrada en Marrakech a mediados de noviembre para concertar posiciones. En marzo, viajó a Pekín para avanzar en la declaración común, que se remató en una tercera ronda ministerial en Berlín en abril. China es responsable de una cuarta parte de las emisiones de CO2.
En Bruselas se trata de restar relevancia a las consecuencias de la posible retirada estadounidense. “Sería decepcionante, pero no creo que cambie el curso de la humanidad”, afirmó el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de Energía, Maros Sefcovic. El temor desde que Trump fue elegido presidente es que su renuncia a París tenga un efecto dominó y anime a otros países a distanciarse de los compromisos adquiridos. Por el momento, sólo Siria y Nicaragua han anunciado que no lo ratificarán. Y “ningún otro país ha hecho saber que planee retirarse”, aseguran fuentes comunitarias.
El acuerdo seguirá en vigor aunque Washington se dé de baja. Aunque se requería que fuera ratificado por países que representaran al menos el 55% de las emisiones del planeta para que entrara en vigor, lo que ocurrió en enero del año pasado, el tratado no prevé dar marcha atrás si alguno se da de baja, explican fuentes comunitarias.
Otra cosa es el impacto que la espantada estadounidense tendrá en el cumplimiento de las metas de París. Los planes de recorte presentados por casi 200 países en su día ya no bastaban para alcanzar el objetivo de que la temperatura global a finales de siglo esté dos grados por debajo de los niveles preindustriales. La puerta seguirá abierta por si EE.UU. cambia de opinión. “Quizás ni siquiera hace falta que haya una nueva administración. El propio Trump puede cambiar de idea”, aventuran fuentes comunitarias.
Arias Cañete: “El mundo puede contar con Europa para liderar la lucha contra el cambio climático”