Andorra Land Art
EL ARTISTA DE ORDINO TONI CRUZ, CON SU INSTALACIÓN 'ELS ESQUILADORS', EN LA NAVE PRINCIPAL DE LA FÀBRICA DE LA LLANA, SE HA CONVERTIDO EN EL CENTRO Y PROTAGONISTA DE LA BIENAL ANDORRA LAND ART
El artista andorrano, nacido en 1965 y de formación autodidacta, destaca por su capacidad para producir esculturas de metal, realizadas con diferentes técnicas y casi siempre cubiertas con una especie de piel de piezas metálicas.
Su trabajo se expone ahora en la nave principal de la conocida Fàbrica de la Llana (EscaldesEngordany). Se trata de más de treinta figuras, de hasta ochenta kilos de peso, realizadas en acero corten y colocadas en las posiciones características de las ovejas y los esquiladores en el momento de quitarles los vellones de lana. Todos los elementos se han elaborado con la técnica del ensamblaje de arandelas metálicas de diferentes formatos.
El resultado es ciertamente cautivador. A la plasticidad habitual de su obra hay que añadirle su proyecto museográfico; una propuesta que invita a pasear entre esquiladores, pastores y ovejas y a formar parte de un espacio en el que la luz, la lana y la disposición de los elementos se alían de forma inteligente para hilvanar una coreografía fina, sorprendente. Si tenemos la suerte de visitar la nave central de "la Fàbrica" en solitario, seguro que el silencio, los crujidos del suelo y las figuras que nos observan desde vigas centenarias nos llevarán a situaciones de paroxismo y abstracción.
Hemos querido hablar con él para conocer más al personaje, su obra y sus puntos de vista sobre el proyecto, en el que participa por segundo año.
¿Qué tendrá la Bienal que hace que las obras y las intervenciones luzcan más, que aflore el talento más fácilmente y que aparezcan nuevos autores?
La Bienal es un evento que toca casi todos los palos de las artes plásticas y que aparece en un momento de gran sensibilidad y preocupación social por la salud de nuestro entorno. La historia nos demuestra una y otra vez que la consolidación de una corriente de pensamiento o artística debe analizarse siempre de forma holística, es decir, observando la confluencia de diferentes factores. Creo que eso es lo que está pasando en Andorra. Y cuando esas cosas pasan, el talento fluye solo y, si es con un trasfondo espectacular como nuestro paisaje, las obras lucen más.
Sabemos que participó en todas las muestras de arte de Andorra y que quince-veinte años atrás estuvo en exposiciones colectivas en Génova, Kuala Lumpur y Biarritz, entre otros. ¿Qué ha pasado durante este tiempo?
A menudo me lo preguntaban mis familiares y amigos. No lo sé, estará relacionado con mi carácter. Sin embargo, esos años de introspección han sido muy útiles para observar, para pensar en el fenómeno de la creación, para adentrarme en reflexiones profundas que me permitieran expresar lo que pienso y siento. El problema es que se agotaban los espacios donde almacenar todo lo que iba produciendo. Afortunadamente [sonríe], el comisario Pere Moles me sacó de ese letargo hace dos años.
Exacto, hace dos años sorprendió a todo el mundo con la intervención Vaques, junto a la capilla de Sant Joan de Caselles. Imaginamos que sería un momento de gran responsabilidad.
Por supuesto, fue un reto personal muy importante. Por una parte, por el sitio escogido, junto a un lugar de gran belleza e interés patrimonial e histórico. Y por la otra, para saber cómo podían funcionar mis obras en espacios abiertos, ante paisajes fantásticos. Quedé muy contento y creo que la crítica fue muy buena, también. En cualquier caso, pude comprobar que las piezas que produzco, vacías por dentro y muy ligeras por fuera, es como si fueran transparentes, como un elemento más del paisaje, con el que interactúa de forma respetuosa. Y creo que eso funciona tanto en el exterior como en espacios interiores especiales.
En cualquier caso, este año ha podido comprobarlo en la Fàbrica de la Llana, donde sus ovejas y esquiladores no dejan a nadie indiferente.
Aquí aplicaría la idea de transparencia expresada antes. Y sí, creo que funciona. "La Fàbrica" es un lugar muy especial, un símbolo de nuestro pasado industrial, pero también un viejo edificio, icónico y entrañable, que fue cobijo de centenares de historias de vida. El lugar se merecía un esfuerzo extra que complementara la obra; un esfuerzo que ha consistido en pensar muy bien el proyecto de escenografía que se puede visitar: con fuentes de luz pensadas para destacar objetos y suavizar sombras, con lana auténtica traída expresamente desde El Pallars Sobirà, con un relato y un recorrido que ayudan a entender el oficio de los esquiladores, y con una disposición de las figuras, finalmente, que no estropea ninguno de los corredores visuales de la sala. Creo modestamente que el resultado es bastante bueno.
Y, además, por primera vez se atreve con figuras humanas. ¿Otro reto?
¡Sí, es cierto! En mi obra han predominado siempre los animales de granja, especialmente vacas, ovejas y caballos. Había hecho figuras humanas, pero no las había enseñado nunca antes. La verdad es que no me gustaba la idea de ocupar el espacio central de una antigua fábrica de lana sin incluir a las personas que portean las ovejas. Espero que gusten. Para mí ha sido un trabajo muy reconfortante, por las variantes infinitas de movimiento del ser humano y porque me ha obligado a repasar el trabajo de los grandes anatomistas de la historia del arte, como Da Vinci, Tiziano, Buonarrotti o Durero. Un lujo.
"La Fàbrica de la Llana es un lugar muy especial, un símbolo de nuestro pasado industrial, pero también un edificio icónico, cobijo de centenares de historias de vida" “La bienal es un evento que toca todos los palos de las artes plásticas y que aparece en un momento de gran sensibilidad y preocupación social por la salud de nuestro entorno”