Bruselas pone contrapartidas a la reforma de la zona euro
La CE urge a aprovechar el nuevo momento político para actuar
La Unión Europea propone eliminar la consideración de la deuda soberana como activo libre de riesgo
La zona euro tiene ante sí “una ventana de oportunidad” para refundarse que no debe dejar pasar, señaló ayer el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, en alusión a los cambios políticos en Francia, la voluntad de Alemania de reformar la unión monetaria y la reacción hacia la integración europea que han propiciado el Brexit y la victoria de Donald Trump. “Es una ocasión histórica”, recalcó al presentar nueva reflexión de la Comisión Europea sobre cómo mejorar el funcionamiento del euro y volver a la senda de la convergencia económica que la crisis financiera frenó en el 2007 .
El documento recupera y detalla algunas de las propuestas recogidas en anteriores iniciativas que, por ahora, no han tenido seguimiento político alguno por parte de los gobiernos,. Las novedades llegan más bien por el lado de las condiciones que la Comisión Europea asume como necesarias para dar saltos en la integración europea de aquí al 2025. “Hace falta un enfoque equilibrado en el que responsabilidad y solidaridad, reducción y mutualización de riesgos vayan de la mano”, argumentó su vicepresidente, Valdis Dombrovskis.
El documento recoge por primera vez la polémica propuesta alemana de cambiar la consideración de la deuda soberana como activo libre de riesgo, idea a la que países como España o Italia siempre se han opuesto. Eliminando ese trato favorable, se quiere estimular la responsabilidad de los gobiernos con el saneamiento de las cuentas públicas pues los mercados diferenciarían entre unos países y otros. La medida debería introducirse “de forma gradual” para evitar turbulencias en los mercados. El informe recupera la vieja idea de Angela Merkel de firmar contratos por reformas con los gobiernos a cambio de ayudas y aboga por una mayor centralización de las decisiones.
Estos cambios serían el peaje a pagar por la puesta en marcha de reformas que completen la arquitectura institucional del euro: convertir el fondo de rescate en un Fondo Monetario Europeo, crear una ‘capacidad fiscal común’ (no se atreve a llamarlo presupuesto) para responder a choques asimétricos o la emisión de activos europeos seguros, una versión rebajada de eurobonos que no implicaría mutualizar deudas. “El riesgo de un euro a dos velocidades es real”, advirtió Moscovici. El statu quo actual “no es una opción”.