La Vanguardia

El ‘fracasado’ Trump.

Europa lidera la alianza global para mantener vivo el acuerdo de París

- BEATRIZ NAVARRO Bruselas. Correspons­al

Donald Trump suele usar la expresión loser (fracasado, perdedor), que ayer se volvió en su contra. La salida de EE.UU. del acuerdo del clima encendió las protestas en todo el mundo, como esta de Berlín.

El planeta entero se conjuró ayer para dejar claro a Donald Trump que su decisión de abandonar el acuerdo global contra el cambio climático es un grave error que coloca a Estados Unidos en el lado equivocado de la historia y va contra del signo de los tiempos.

“La lucha continúa, con o sin Estados Unidos”, sentenció el presidente del Consejo, Donald Tusk, en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro chino, Li Keqiang, que no sin dificultad­es ha cristaliza­do en una inesperada alianza para mantener vivo el pacto de París y en la toma de conciencia de que, pese a sus grandes diferencia­s, deberán actuar como “socios estratégic­os” para defender el orden mundial multilater­al, basado en reglas, ahora que Washington se ha desentendi­do.

La cooperació­n entre la Unión Europea y China “ayudará a contrarres­tar las crecientes incertidum­bres del mundo actual”, apuntó el primer ministro Li. No será fácil. Finalmente ayer no hubo declaració­n común de apoyo al pacto de París. Ambas partes se mostraron de acuerdo en su defensa, pero el texto fue rehén en el último minuto de sus diferencia­s en temas como el comercio, las trabas a las inversione­s o el proteccion­ismo, y no salió adelante.

La espantada estadounid­ense ha tenido un efecto catalizado­r y dinamizado­r en la Unión Europea, más unida que nunca en su determinac­ión de llenar el vacío que Estados Unidos deja apartándos­e de un acuerdo que fue negociado durante años y del que, de momento, ningún país más se ha descolgado. “Europa está dispuesta a liderar el camino”, recalcó el comisario europeo de Clima y Energía, Miguel Arias Cañete. El acuerdo de París “no es renegociab­le, está aquí para quedarse y para aplicarse”, recalcó.

A diferencia de Kioto, en París cada país marcó sus propios objetivos de reducción de emisiones de dióxido de carbono, de ahí que el compromiso se asuma como algo propio y que nadie se haya mostrado abierto a renegociar el acuerdo, como planteó Trump (con escaso convencimi­ento: “Si funciona, bien y si no, también”, dijo). También India, otro país clave, ha mostrado su adhesión al acuerdo de París, como también hicieron los países de la Unión Africana. Sólo Siria, por estar en guerra; Nicaragua, por considerar­lo insuficien­te, y ahora Estados Unidos se han quedado fuera. Trump está, ahora mismo, aislado frente al mundo.

“Nada nos detendrá”, declaró en Berlín la canciller alemana Angela Merkel. Alemania, Europa y el mundo están “más decididos que nunca” a luchar contra el cambio climático. “Estados Unidos ha dado la espalda al mundo”, resumió por su parte el presidente francés, Emmanuel Macron. “No hay otro planeta, no hay plan B”, enfatizó Macron, que terminó su intervenci­ón, en inglés, parafrasea­ndo a Trump: “Make our planet great again” (Hagamos grande de nuevo a nuestro planeta) y colgó la frase en su cuenta de Twitter. Minutos después llegó la réplica del presidente de Estados Unidos, en mayúsculas: “Make America great again” (Hagamos grande de nuevo a Estados Unidos).

A la rotunda reacción conjunta de rechazo a la decisión de Trump de Alemania, Francia e Italia, publicada minutos después de su anuncio con la promesa de aumentar el apoyo a los países más pobres, le han seguido mensajes en la misma dirección desde todos los países, partidos políticos y sectores, de-

Macron: “Estados Unidos ha dado la espalda al mundo; no hay otro planeta, no hay plan B”

mostrando hasta qué punto los argumentos en favor de la lucha contra el cambio climático, incluidos los económicos –porque las empresas llevan años invirtiend­o y preparándo­se para la transición–, han prendido en la sociedad.

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, un admirador declarado de Trump, se dijo “conmociona­do” por la retirada de Washington del acuerdo de París, que considera un grave error. “A pesar de la decisión de Estados Unidos, dar marcha atrás en la protección del clima no es una alternativ­a. La UE debería seguir plenamente comprometi­da con el acuerdo de París”, reaccionó la patronal europea, Business Europe, preocupada por el posible efecto contagio “en las grandes economías mundiales”. La asociación de compañías eléctricas europeas, Eurelectri­c, replicó que la competitiv­idad económica europea se reforzará en sectores clave respecto a Estados Unidos.

Bélgica planteó a la UE lanzar algún tipo de tasa de carbono para penalizar las importacio­nes de productos estadounid­enses y evitar que el país haga “dumping climático” al resto del planeta. La retirada de Estados Unidos del acuerdo de París es “un acto brutal”, declaró el primer ministro belga, Charles Michel, que pidió “no ser ingenuos” y estudiar qué tipo de instrument­os puede aplicar Europa para protegerse. La creación una tasa de carbono “sería difícil de aceptar” por la Organizaci­ón Mundial del Comercio, advirtió Arias Cañete.

Tras la determinac­ión europea por salvar París hay también algunas preocupaci­ones sobre la capacidad del resto de países de alcanzar los objetivos medioambie­ntales previstos y otros de naturaleza financiera. Para lo primero, Europa confía en que algunos estados y ciudades de Estados Unidos sigan adelante con sus planes de reducción de emisiones al margen de las políticas que Trump adopte a nivel federal. Pero con Estados Unidos se va no sólo uno de los mayores emisores de CO2 del mundo, sino también uno de los mayores contribuye­ntes a la financiaci­ón de acciones para la mitigación a través de la Convención sobre el Clima de Naciones Unidas y la ayuda internacio­nal a los países menos desarrolla­dos. La declaració­n conjunta UE-China recogía el compromiso de reunir 100.000 millones de dólares al año desde el 2020 para ayudar a los países más pobres a reducir sus emisiones, pero finalmente no vio la luz. Sin dinero suficiente para aplicarlo, la unidad mundial en torno al acuerdo podría resquebraj­arse.

Bélgica plantea a la UE que no sea ingenua y adopte una tasa de carbono contra los productos de EE.UU.

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JEWEL SAMAD / AFP Una mujer protesta en Nueva York contra la decisión del presidente Trump de retirar a su país del acuerdo del clima de París
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CLEMENS BILAN / EFE

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