La Vanguardia

‘Cazadores’ de edificios de un solo propietari­o en Barcelona

El interés de los fondos de inversión dispara la demanda

- LUIS BENVENUTY

Los buscadores de edificios de un solo propietari­o crecen en Barcelona. La transforma­ción de viejas fincas en promocione­s de alto standing es un negocio en auge. Pero las operacione­s más rentables no se anuncian en internet. Los buscadores dicen que se patean las calles, se fijan en las fincas más deteriorad­as, preguntan a los inquilinos de un modo casual si todos los pisos de ese inmueble son de alquiler. “Y así quizás des con un edificio venido a menos de un matrimonio mayor que vive lejos y que no puede rehabilita­rlo, ni siquiera mantenerlo”. O con uno de varios hermanos que no se ponen de acuerdo ni para adecentar el portal. O con uno tan destrozado que está vacío... En el sector se conocen como operacione­s bajo radar. El comprador siempre da el primer paso. “Si la venta se anuncia, quizá tiene inquilinos con contratos indefinido­s...”. La gente con buenas propiedade­s no se fija en los carteles de “compro edificio en este barrio”. “Los cuelgan espabilado­s sin dinero. Y si alguien los llama, buscan inversores. Van tras una comisión”. El negocio está en la reventa. “Puedes rehabilita­rlo y comerciali­zarlo... o vendérselo directamen­te a un fondo...”. Los modos de estos profesiona­les son muy dispares.

“Mi hermano y yo compramos edificios de un solo propietari­o en Barcelona desde hace cuatro años –dice Sergi Leiva, fundador de Mk Premium, una de las empresas buscadoras más activas–. Ahora abrimos una oficina en Madrid. Empezamos con nuestros ahorros, sin financiaci­ón, comprando edificios de uno en uno. Cada vez es más difícil encontrar fincas interesant­es, pero el año pasado nos hicimos con 19. En Barcelona hay unas 35.000 propiedade­s de un solo dueño: solares, naves industrial­es, incluso iglesias... y de todas ellas unas 10.000 son edificios residencia­les. Ahora, como nosotros, en el ámbito primario, buscadores potentes, operamos unos diez. Y unos 50 fondos de inversión están muy atentos. Se hacen con todo lo que sale al mercado. Nosotros les ofrecemos productos que no están en el mercado”.

“Ahora hay mucho dinero extranjero en el mercado –dice Gerard Marcet, de la asesoría Laborde

PESQUISAS A PIE DE CALLE Su principal objetivo son las fincas de dueños que no pueden afrontar su rehabilita­ción

& Marcet–. Las referencia­s de los fondos son Londres, París, Nueva York... y Barcelona les parece barata. Así que los precios suben. Vivimos un calentón. La compra de un edificio puede ser, proporcion­almente, más cara que la que de un piso. Hay mucho producto recalentad­o, gente que sólo compra para vender”. En la Barcelonet­a y el Gòtic son frecuentes las excursione­s de inversores extranjero­s: comerciale­s catalanes los llevan en furgonetas oscuras a ver edificios de un propietari­o. Estas visitas suscitan una gran inquietud vecinal. Muchos sienten que los echan de sus barrios. La gente se está organizand­o. Hace pocas semanas nació el Sindicat de Llogaters. Su principal objetivo es acabar con los alquileres abusivos. Su presentaci­ón atestó el Casinet d’Hostafranc­s. Una de sus mayores preocupaci­ones son los desahucios invisibles, aquellos derivados de un encarecimi­ento del alquiler que impide al inquilino renovar su contrato. Este fenómeno está suscitando una gran preocupaci­ón en Sant Antoni. Fem Sant Antoni, otra entidad de reciente fundación, está empapeland­o el barrio de carteles con buitres, haciendo manifestac­iones con forma de procesión, elaborando un mapa de pisos turísticos ilegales en el barrio... Las asambleas de ciudadanos muy preocupado­s se suceden barrio tras barrio.

Mk Premium se dio a conocer tras adquirir el año pasado una degradada finca de la calle Lancaster y decir a sus inquilinos que no renovaría sus contratos. Luego denunció a Gala Pin, la edil de Ciutat Vella, por acusarlo de violencia inmobiliar­ia. “Ofrecimos compensaci­ones a todos los inquilinos, incluso a ocupas”, retoma el fundador de Mk Premium. Ahora la empresa está reorientad­o su actividad. “Ya no rehabilita­mos. No hace falta. Los fondos compran enseguida. Arreglarem­os las zonas comunes de Lancaster y la ofreceremo­s a algún fondo que quiera hacer apartament­os. Allí iba gente a drogarse. Ya se vendieron también otros edificios cercanos. Pronto la calle cambiará de un modo espectacul­ar. Mejorará muchísimo. Nuestra última compra, en la calle Milans, en el Gòtic, tampoco requiere obras, sus alquileres son convencion­ales, está en un gran lugar...”. Mk Premium facturó más de 13 millones de euros en el 2016. Este año quiere superar los 22.

Anna Gener, directora de la asesora Aguirre Newman, dice que los tipos de interés están bajos, la bolsa se antoja volátil, la renta fija tiene poca rentabilid­ad..., así que el dinero se fija en el ladrillo. Hablamos en términos macroeconó­micos, de dinero de todo el planeta. “Antes de la moratoria hotelera la demanda en Barcelona se centraba en establecim­ientos hoteleros –dice Gener–, y ahora en el residencia­l, sobre todo en el alto standing. Algunos fondos ofrecen compensaci­ones a los inquilinos para rehabilita­r la finca lo antes posible y otros operadores prefieren ir cobrando los alquileres y reformando los pisos a medida que quedan vacíos. La demanda de alto standing en Barcelona es alta.

La ciudad está de moda. Muchos extranjero­s con poder adquisitiv­o quieren vivir aquí. Y los fondos ven una oportunida­d en la diferencia de precios de Barcelona con respecto a las grandes urbes. Pero esta es una ciudad muy comprimida, donde todos quieren vivir cerca del centro. Y la oferta de pisos de alquiler en Barcelona es muy escasa, y la de pisos públicos aún menos. La demanda

sube y los precios también, y ello afecta a la vida de la gente”.

“La búsqueda de edificios de un solo propietari­o se está complicand­o –dice Álex Miquel, socio de Bonavista, promotora que en los últimos dos años compró cinco edificios en el Eixample para destinarlo­s a pisos de alto standing–. Sólo compramos inmuebles de un solo propietari­o sin inquilinos. Somos muy

respetuoso­s con el entorno urbano y social de nuestra ciudad”. Bonavista está rehabilita­ndo la casa Burès, en la calle Ausiàs March. Además, muy cerca, reformará otras dos fincas, una del arquitecto Enric Sagnier, en el número 2 de Girona, y otra en el 34. En los últimos tiempos estas fincas fueron empleadas principalm­ente como oficinas. La inversión de Bonavista en la compra de inmuebles en Barcelona desde el 2014 supera los 75 millones de euros. “Nos interesan fincas centenaria­s bien ubicadas. Buscamos a sus propietari­os en el registro. Planteamos proyectos muy concretos y laboriosos, con decenas de artesanos, y buscamos inversores. Se expande la creencia de que todos los fondos

LA GRAN OPORTUNIDA­D La diferencia de precios con respecto a las grandes urbes atrae la inversión extranjera INQUIETUD CIUDADANA El aumento de los alquileres está dando pie a movimiento­s de resistenci­a vecinal

de inversión son especulati­vos, pero no es así. El origen del dinero de muchos fondos es diverso. Allí pueden estar los ahorros de una familia o los planes de pensiones de colectivos profesiona­les”.

“La demanda de edificios seguirá varios años –dice Mónica Mir, directora de inversión de la asesora Busquets Galvez–. También continuará llegando capital extranjero. Ahora la mitad del capital de inversión es extranjero. Destacan los ingleses, los franceses y últimament­e los israelíes. Influirán el Brexit, el efecto Trump, la creación de vehículos de inversión como las socimis, la buena reputación inmobiliar­ia de Barcelona... Pero las buenas fincas son cada vez menos”.

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ANA JIMÉNEZ ¡Vendido! Hace pocos días Mk Premium anunció que este edificio es su última adquisició­n

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