La factura de París
El mercado teme que pueda haber un exceso de oferta
El abandono del acuerdo de París por parte de EE.UU. ha provocado una caída en los precios del petróleo, una mala noticia para la economía del país, y para Trump.
Un tiro en el pie. Si el presidente de EE.UU., Donald Trump, quería echar una mano a la industria de los combustibles fósiles de su país al retirarse del acuerdo de París sobre la reducción de emisiones, la jugada no le ha salido bien. Porque, de momento, ha obtenido el efecto contrario: las cotizaciones de crudo se desplomaron ayer.
En efecto, el mercado cree que sin vínculos medioambientales la producción de crudo estadounidense, que se ha disparado los últimos meses, podrá ir a más. “EE.UU. se volverá loco al extraer combustibles fósiles. ¿Por qué debería parar si se le invita a hacer lo que quiera?”, se pregunta Matt Stanley, de Freight Services de Dubái.
De acuerdo con Igor Seichin, número uno de Rosneft, el mayor productor de Rusia, el año que viene los estadounidenses podrían aumentar su producción en 1,5 millones de barriles tras la decisión de abandonar el acuerdo de París. Un alza que se añadiría a las más recientes. En la última semana el número de perforaciones ha registrado en EE.UU. el 19.º incremento consecutivo, hasta 722 (máximos desde abril del 2015). Es la mayor serie positiva nunca registrada.
No obstante, esto no hará más que causar un exceso de oferta. De ahí la caída de los precios (y, a posteriori, de los beneficios). El Brent cotizaba a media tarde por debajo de los 50 dólares, con retrocesos de más del 2%, cerrando la peor semana del último mes.
El pasado 25 de mayo los países de la OPEP, el cartel de los exportadores de petróleo, acordaron prolongar los recortes de 1,8 millones de barriles diarios hasta marzo del 2018 con el objetivo de subir los precios. Sin embargo, el fracaso es evidente. Desde esa fecha la depreciación supera el 9%.
Los analistas consideraron entonces la medida insuficiente. Y, ahora, tras la retirada de Donald Trump del acuerdo sobre el clima, el riesgo es que haya más petróleo a la venta de lo que realmente se necesita. Ayer también se supo que Libia y Nigeria (exentos de los límites impuestos por la OPEP), después de muchos meses, volvieron a aumentar su producción y abrir el grifo de sus pozos, lo que presionó los precios todavía más a la baja.
La pregunta es: ¿hay consumidores suficientes para absorber todo este oro negro? En este sentido, no deja de ser significativo cómo por primera vez en la historia los saudíes, primeros productores mundiales, reconocieron que para el año 2050 puede tener lugar el temido peak of demand, es decir, el punto a partir del cual la demanda de combustibles fósiles empezará a disminuir. De alguna manera, es como si se hubiera roto un tabú porque Arabia Saudí siempre lo había negado (hasta ayer).
El país está ultimando la salida a bolsa del 5% de la estatal Aramco y tiene interés en que los precios del petróleo sean altos para sacar máximo partido de la operación. No contaba con la decisión de Trump.