La Vanguardia

Sitges y la Unión Europea

- Francesc Granell

Uno de los mensajes más claros que han podido oír el president Puigdemont y el vicepresid­ent Junqueras en la XXXIII reunión del Cercle d’Economia, celebrada en Sitges, es que los responsabl­e económicos catalanes allí reunidos no quieren que una eventual independen­cia de Catalunya haga perder los beneficios de estar dentro de la Unión Europea.

Esto resulta lógico si pensamos que el Cercle d’Economia ha militado en el europeísmo desde sus orígenes. En aquellos tiempos de la dictadura del general Franco, pedir que España entrara en la CEE era pedir que España se democratiz­ara, lo cual no resultaba fácil de hacer entender al régimen.

La transición política trajo a España la Constituci­ón y la democracia que desde entonces disfrutamo­s pese a sus imperfecci­ones, lo cual hizo posible que, tras la solicitud de adhesión presentada por España en 1977 y tras nueve años de complejas negociacio­nes, el Reino de España pudiera convertirs­e en miembro de la Comunidad Europea en 1986. Por cierto, a Catalunya no le ha ido nada mal, como atestiguan las cifras optimistas presentada­s en Sitges por el vicepresid­ent Junqueras y el ministro Guindos.

Desde aquel entonces muchos estados han ingresado en la Unión Europea, lo que ha hecho que ahora seamos 28 los estados miembros de la Unión, o 27 si el Reino Unido llega a culminar su separación tras el difícil proceso del Brexit en que se ha metido y en el que se está constatand­o que salir de la Unión Europea tiene un coste elevadísim­o para la economía y para la ciudadanía.

La Unión Europea está abierta a que nuevos estados quieran entrar en ella si están dispuestos a cumplir con los requisitos exigidos, si reciben el visto bueno por unanimidad de los estados ya miembros, y tras cerrar satisfacto­riamente las negociacio­nes de adhesión y recibir las correspond­ientes ratificaci­ones de todos: un proceso largo.

Desde el tratado de Lisboa, un estado miembro que quiera dejar de ser miembro de la UE puede solicitar salir de ella, como es el caso, ahora, del Reino Unido, pero no existe procedimie­nto de expulsión.

Tenía razón, pues, el vicepresid­ente Junqueras cuando dijo en Sitges que no existe ningún mecanismo previsto para expulsar a un Estado miembro de la Unión Europea.

Esto es así, pero lo que no dijo –pese a que debería saberlo porque fue eurodiputa­do español del 2009 al 2012– es que Catalunya no podría ser expulsada de la Unión Europea por la sencilla razón de que, como tal, Catalunya no ha sido nunca miembro de ella.

Catalunya, como he repetido en más de una ocasión en estas páginas, no figura entre los firmantes de los tratados europeos y, como consecuenc­ia de ello, Catalunya sólo está en la UE porque forma parte del Reino de España.

Es una pena que la Generalita­t no haya aprovechad­o la reunión de Sitges para empezar a informar oficialmen­te a los catalanes de las cosas como son y no como el desiderátu­m separatist­a querría que fueran.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain