Una trinchera en la calle Muntaner
El último inquilino de una finca muy céntrica ubicada en la calle Muntaner acaba de denunciar por coacciones a los propietarios de su piso y a los promotores de la reforma del inmueble. Argumenta que las obras de reforma del edificio no le permiten vivir en condiciones en su piso. Eloy Jerez, de 63 años, detalla que tiene un contrato de alquiler indefinido, que paga poco más de 800 euros por un piso de cerca de 150 m2, que está resuelto a hacer valer sus derechos... “Yo no soy una anciana desvalida, pero no permitiré que me atropellen”. El inquilino añade que ya hace años la familia propietaria dejó de renovar los contratos de alquiler del resto de los vecinos con el objetivo de vender la finca sin ningún tipo de cargas. “Me ofrecieron algo más de 20.000 euros, pero yo no quiero irme, ¿dónde voy a encontrar un piso así? El alquiler de cualquier vivienda parecida cuesta más de 2.000 euros. Yo estoy aquí desde 1982, pagando religiosamente”. Las negociaciones no fructificaron. La mayor parte de la finca fue vendida. El piso de Eloy se convirtió en una isla. Hace pocos meses los nuevos propietarios iniciaron la transformación del inmueble en pisos de alto standing. Su precio oscila entre los 500.000 y algo más de un millón de euros. Los folletos promocionales son la mar de seductores. “Hace unas pocas semanas mi mujer y yo tuvimos que irnos a vivir a un apartamento que nos han prestado porque las obras nos estaban haciendo la vida imposible. Ruidos, cortes de luz, de agua..., humedades que están echando a perder las paredes, incluso inundaciones”. Al otro lado de la trinchera aseguran que la compensación ofrecida al último inquilino fue mucho más generosa, pero que exigió más dinero todavía. “En todo caso, la posibilidad de ofrecer una compensación ya está prácticamente descartada. Además, queremos subrayar que aún no ha facilitado la entrada en la vivienda de los peritos del seguro. No nos encontramos ante un caso de emergencia habitacional. Nosotros estamos actuando según la ley”.