La Vanguardia

Los colmados pakistaníe­s triplican la superficie de Diagonal Mar

Un estudio de la Universita­t de Barcelona valora con nota los nuevos supermerca­dos de horarios flexible

- MAYKA NAVARRO

Resulta cuando menos curioso que casi todo el mundo en Barcelona tenga un colmado pakistaní cerca de casa al que acude a comprar el cartón de leche de última hora para el desayuno, pero que nadie se haya preocupado de estudiar con detenimien­to quién regenta estos establecim­ientos de menos de 150 m2 y horario libre, cómo son esas tiendas y a qué se debe su veloz expansión en los últimos años en la ciudad. Bueno, casi nadie. Un grupo de investigad­ores de la facultad de Economía y Empresa de la Universita­t de Barcelona firmaron en verano del 2015 uno de los pocos estudios que existen sobre estos negocios. El informe cifra en más de 1.600 los locales de este tipo abiertos en la ciudad. Entre todos ellos suman más de un cuarto de millón de metros cuadrados, una cantidad que triplica la superficie de Diagonal Mar, el mayor centro comercial de Barcelona.

¿Por qué un estudio de estos establecim­ientos que forman parte del paisaje comercial de la capital catalana? “Porque vimos que cada vez había más, pero que nadie sabía nada de ellos. Ninguna administra­ción se ha preocupado de analizar unos colmados que cada vez son más comunes en nuestro entorno y a los que recurrimos con más frecuencia”, explica la doctora Maria Lluïsa Solé Moro.

Durante dos meses, un decena de investigad­ores se repartió la ciudad por distritos y, calle a calle, marcaron en un mapa los establecim­ientos de menos de 150 m2, definidos como pequeños supermerca­dos y en los que se venden productos de alimentaci­ón, higiene personal y limpieza para el hogar. “Ni entonces ni ahora existe un listado de estas tiendas. Puede preguntar a cualquier administra­ción y comprobará que son incapaces de decir cuántos de estos autoservic­ios existen en la ciudad”, apunta el doctor Jordi Aymerich Martínez, coautor del estudio. Por esas fechas, se contabiliz­aron 1.615 establecim­ientos y se analizaron 701. La cifra, obviamente, ya ha crecido. A finales del 2016, el observator­io económico Eixos firmó otro trabajo centrado en esa ocasión en el impacto de los colmados pakistaníe­s y que reveló la presencia de hasta 21 badulaques por cada 10.000 vecinos en algunas zonas especialme­nte turísticas como el Raval o el Gòtic.

Para el trabajo de la universida­d, los investigad­ores accedieron a los locales sin identifica­rse, se hicieron pasar por clientes y fueron tomando nota de diferentes aspectos. Se encargaron después de poner en común los datos y sacar las conclusion­es. Por ejemplo, que la mitad de los locales no especifica el horario, y eso que la ley los obliga. Sólo un 8,4% abre las 24 horas del día. El resto aprovecha la ventaja de la flexibilid­ad horaria que les permite ser una pequeña superficie para mantener la persiana levantada hasta la medianoche. Más de la mitad sólo tienen un empleado que se ocupa de todo, la caja registrado­ra, reponer las estantería­s y vigilar.

Los responsabl­es de estos comercios conocen bien la normativa que los obliga a rotular en catalán y un 73% de ellos están correctame­nte señalizado­s, aunque en el distrito de Nou Barris el porcentaje cae en picado y sólo rotula en catalán un 38% de los colmados pakistaníe­s.

Los inspectore­s también evaluaron la limpieza exterior, que por lo general calificaro­n de “adecuada”. También fue considerad­a “muy buena” en líneas generales la organizaci­ón interna de las tiendas. El estudio recoge que los productos están bien presentado­s en las estantería­s y en un 75% de los casos tienen el precio etiquetado. Las neveras y los congelador­es “funcionan correctame­nte en un 93%”, asegura el estudio. Harina de otro costal es el aire acondicion­ado, inexistent­e en la mayoría de los colmados.

En su informe, los investigad­ores se detienen en aspectos como la atención al cliente. Señalan que en un 69% de los casos el vendedor “saluda” cuando la gente entra en su local. El porcentaje sube tras la venta, ya que se despide con amabilidad un 81%. Y aunque la sensación general sea otra, sólo el 6% de los empleados viste el traje tradiciona­l pakistaní. La gran mayoría, un 83%, van con pantalón tejano y camiseta. En lo que se refiere al nivel de conocimien­to de idiomas, sólo un 10% respondió en catalán y un 34% aseguró que no entendía al inspector cuando este le habló en catalán. Otro de los aspectos negativos que señala el estudio es que, en ese momento, sólo en seis de cada diez establecim­ientos se entregaba el ticket de la compra tras el pago.

En su momento, la superficie comercial que ocupaban los colmados pakistaníe­s distribuid­os por toda Barcelona era de 258.000 m 2 . La extensión es tres veces mayor que la de Diagonal Mar (87.000 m2). Este tipo de tiendas, con un potencial extraordin­ario, ya han captado la atención de algunas grandes marcas que, en régimen de franquicia, se han alineado con ellas. Cuando los pakistaníe­s dieron el salto de los locutorios a los colmados satisficie­ron las necesidade­s de la compra de última hora por sus horarios extralargo­s, su proximidad y porque en sus estantería­s se puede encontrar casi cualquier cosa a horas intempesti­vas. Pero de un tiempo a esta parte el público del badulaque es también el turista, que entra con más facilidad en el colmado pakistaní que en el supermerca­do para comprar la botella de agua, la fruta o el queso para el bocadillo.

En general, se trata de comercios que respetan a rajatabla la prohibició­n de venta de alcohol a menores y a partir de la hora determinad­a.

LA CIFRA DE LOCALES Los inspectore­s de calle contabiliz­aron 1.615 establecim­ientos a mediados del 2015 UN FALSO MITO En contra de lo que se cree, sólo un 6% de los empleados viste el traje tradiciona­l pakistaní

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XAVIER GÓMEZ Un cartel en catalán informa a los clientes de que el establecim­iento está siempre abierto

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