La Vanguardia

La genetista de la inmortalid­ad

TRAS DESCUBRIR EL “GEN DE LA MUERTE”, HA DEMOSTRADO EN CAMBRIDGE Y EL MIT QUE LA VEJEZ NO ES INEVITABLE, SINO SÓLO UN PROCESO PROGRAMADO Y, POR TANTO, DESPROGRAM­ABLE GENÉTICAME­NTE Y ANUNCIA DESDE SU EMPRESA QUE LA FRENAREMOS

- LLUÍS AMIGUET Barcelona

“He cogido el gusano llamado C.

elegans (primer animal cuyo genoma fue secuenciad­o en su totalidad) y cambiándol­e un sólo gen he sido capaz de doblar la duración de su vida. Un mecanismo similar se puede activar en los mamíferos, incluidos nosotros, activando un sistema que protege las células”.

La bióloga molecular Cynthia Kenyon ha vuelto esta semana a revolucion­ar la comunidad de los genetistas y a todos los humanos que no se conforman con su actual esperanza de vida con esta categórica afirmación en la serie Masters

of Science del Financial Times. La doctora Kenyon no habla sino de extender a los humanos mecanismos de protección de las células contra el envejecimi­ento que ya ha estudiado en otros mamíferos, como el murciélago de Brandt

(Myotis brandtii), un mamífero que, pese a su minúsculo tamaño, vive más de 40 años.

Consciente de que las actuales condicione­s de vida de la mayoría de los nonagenari­os humanos son precarias, la doctora asegura: “Ya no se trata sólo de lograr vivir más, sino de contrarres­tar los efectos degradante­s de la vejez y sus enfermedad­es degenerati­vas, por eso estamos estudiando las posibilida­des de cambiar las mitoconPer­o drias, que son las pequeñas centrales energética­s de las células”. La tercera línea de investigac­ión en la que se ha distinguid­o el equipo de la doctora Kenyon es la de regeneraci­ón del sistema inmunológi­co.

Se trata de una técnica con la que ya han conseguido prolongar la vida de los ratones de laboratori­o hasta un 30% sin que por ello mermaran sus condicione­s físicas ni sus habilidade­s.

Estas investigac­iones han revelado que el envejecimi­ento está sujeto a control. No es que nos suceda de forma imparable, sino que estamos programado­s para sufrirlo. Por lo tanto, podríamos ser también desprogram­ados e incluso restaurado­s de sus efectos degradante­s.

La científica es vicepresid­ente de Investigac­iones del Envejecimi­ento de Calico (California Life Company), la reciente apuesta biotecnoló­gica de Google por la extensión de la vida con calidad, y una de las niñas mimadas del gigante california­no.

“La ciencia del envejecimi­ento es compleja –razona la doctora– y tenemos aún retos por superar, pero cada vez estamos más cerca de vivir muchos más años de vida saludable con todas nuestras capacidade­s intactas”.

Antes de integrarse en el proyecto de Google, la científica ha sido pionera y es referencia mundial en genética del envejecimi­ento desde que en 1981 descubrier­a los mecanismos reparadore­s del ADN en el MIT. Después formó parte del equipo del nobel Sydney Brenner en Cambridge. Allí fue donde Kenyon descubrió en 1993 que la mutación de un solo gen (el Daf-2) podía doblar la duración de la vida del Elegans.

La comunidad científica apodó entonces al gen “el de la muerte” y se difundiero­n cálculos de que si la doctora consiguier­a inhibir ese gen en los humanos, alargaría nuestra existencia en siglos.

lo que ha convertido a la doctora en referencia habitual en los espacios más populares de radio y televisión son sus afirmacion­es sobre la mejor dieta para frenar el envejecimi­ento, entre otras cosas, porque es la que ella practica y, a juzgar por su envidiable apariencia –tiene 63 años–, parece que funciona.

La doctora dejó de consumir alimentos con un alto índice glucémico al observar que alimentar a los elegans con azúcar acortaba sus vidas. Así que desde entonces prescinde en su dieta de postres, dulces y patatas. Nada de arroz, ni pan, ni pasta. Y en ese punto es categórica: “Cuando digo nada, es nada”.

En su lugar come verduras y ensaladas verdes, frutos secos, cacao puro, pescados, pollo, carnes en general, fruta, huevos y quesos. Y “un vaso de vino tinto al día”.

Pero esta dieta Kenyon –insiste la doctora– no ha sido empíricame­nte probada; “simplement­e –puntualiza– es la que me va bien a mí y me genera bienestar además de excelentes resultados en mis análisis médicos. Pero debo repetir que es simplement­e lo que yo como y a mí me sienta bien. Lo que sienta mal a todo el mundo es el exceso de azúcar. El azúcar –concluye– es el nuevo tabaco y he visto cómo acortaba la vida en el laboratori­o”.

Google la ha hecho vicepresid­enta de Calico, su empresa biotecnoló­gica contra el envejecimi­ento

Tiene 63 años, pero atribuye su aspecto juvenil a la dieta que ha perfeccion­ado en el laboratori­o

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BENGT OBERGER La doctora Kenyon ha sido elegida por Google para comandar la investigac­ión antienveje­cimiento en Calico, su apuesta billonaria para extender la vida humana

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