Gordó deja el PDECat, pero se aferra al escaño fuera de Junts pel Sí
El exdirigente de Convergència, imputado por el 3%, quiere crear un partido
Germà Gordó deja el PDECat después de 37 años de militancia en ese partido y en Convergència. Persona de la máxima confianza de Artur Mas, su imputación en el caso del 3% lo ha obligado a salir del grupo de Junts pel Sí, pero se niega a dejar el escaño.
Que Germà Gordó deje el grupo de Junts pel Sí pero se mantenga como diputado no adscrito en el Parlament no es suficiente para el bloque independentista. El PDECat, ERC, Junts pel Sí y el propio Govern salieron ayer prácticamente en tromba a reclamarle que abandone por completo el escaño, en beneficio del proceso soberanista, que está enfilando su recta final, después de que anunciara su decisión de darse de baja del partido –el PDECat– y de salir del grupo parlamentario –Junts pel Sí–, pero de continuar, en cambio, como diputado. La presión desde el independentismo fue máxima, pero a pesar de ello el exconseller de Justícia no se dio por aludido y, de momento, se mantiene aferrado a su escaño.
Gordó oficializó a primera hora de la mañana el abandono del PDECat y de Junts pel Sí como consecuencia de la imputación por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) en la trama del 3% y la presunta financiación irregular de CDC y lo hizo con un comunicado que dejaba constancia del distanciamiento irreversible que se ha producido entre él y su partido desde que el viernes se hizo público el inicio de la investigación. Ese mismo día, la coordinadora general del PDECat, Marta Pascal, ya le reclamó que dejara el escaño y el exconseller de Justícia, a través de la plataforma Nova Convergència –impulsada por él mismo con motivo de la refundación de CDC–, le plantó cara con la amenaza de irse del partido y del grupo parlamentario, pero de seguir como diputado.
Y esto, después de un fin de semana de intensa presión dentro del PDECat para que diera un paso, no al lado, sino atrás, es lo que hizo ayer, entre críticas y reproches a la actuación de la dirección de su formación, y muy especialmente de Marta Pascal, que entiende que “ha llevado a una situación de pérdida de confianza mutua”. “Esta decisión, además de poner fin al conflicto con la dirección del PDECat, es una declaración de intenciones políticas”, advierte, en cualquier caso, Gordó en su comunicado, en alusión a la creación de una nueva oferta política a través de Nova Convergència. “Este paso será para mí una nueva puerta abierta al futuro de la política catalana, en la que intentaré aportar ideas, principios y actuaciones que en estos momentos están quedando huérfanas de representación”, sentencia. Nova Convergència, precisamente, tiene prevista una reunión el viernes de esta semana para analizar la situación creada, y en ella podría tanto empezar a concretarse el nuevo proyecto como anunciarse más bajas del PDECat del entorno del exconseller de Justícia. Unas bajas que ya están siendo objeto de debapuesto te y que el partido, no obstante, confía en que no sean significativas ni cuantitativa ni cualitativamente.
En espera de estos movimientos, el caso es que la decisión de Gordó de mantener el escaño en el Parlament no gustó a nadie dentro del bloque independentista, y todos –PDECat, ERC y Junts pel Sí– le replicaron también a través de comunicados. El PDECat, después de reunir a su dirección ejecutiva, se reafirmó en que “lo mejor es que el citado diputado renuncie a su escaño en el Parlament”. ERC también le reclamó que deje el escaño, porque
mantenerlo “representa un fraude al proyecto común” de Junts pel Sí y “ninguna excusa es válida para aferrarse al cargo de diputado después de haber perdido la confianza del grupo parlamentario”. Y Junts pel Sí le exigió que “retorne el acta de diputado”, que “es de 1.628.714 votantes de la candidatura” y “no de ningún partido ni de ninguna persona concreta”, mientras el presidente del grupo, Jordi Turull, creía que el exconseller de Justícia “se equivoca mucho” por “no saber interpretar el momento”. Junts pel Sí, en todo caso, ya ha pro- que Lluís Guinó –alcalde de Besalú y persona de la máxima confianza de la dirección ejecutiva del PDECat– le sustituya como presidente de la comisión de Justícia del Parlament.
Todos estos argumentos los hizo suyos incluso el Govern para corroborar que su criterio era también el de que Germà Gordó debía entregar el acta de diputado a Junts pel Sí. “Somos el Govern de Junts pel Sí y, por tanto, compartimos la posición del grupo, suscribimos las palabras de su presidente y coincidimos total y absolutamente con las opiniones expresadas por los partidos que lo integran”, aseguró la consellera de Presidència, Neus Munté, en la rueda de prensa posterior a la reunión del Consell Executiu, en la que dejó claro que el Gabinete de Carles Puigdemont cerraba filas sin fisuras en esta cuestión. Y no sólo esto, sino que la marcha del diputado no debilita en absoluto, a su juicio, al Govern, que sigue contando con una “mayoría parlamentaria sólida en favor de la celebración del referéndum”, la que conforman Junts pel Sí y la CUP. “La decisión es personal y cada cual ha de gestionar su ética personal como crea más oportuno”, espetó Munté en referencia al paso dado por el exconseller de Justícia de conservar el acta de diputado.
Los partidos de la oposición coincidieron también en la necesidad de que Gordó abandone por completo el Parlament y se fijaron igualmente en el silencio “muy sospechoso” –en palabras de Eva Granados (PSC)– que sobre la cuestión está guardando Artur Mas, presidente del PDECat. Una circunstancia ante la que PP y Catalunya Sí que es Pot pidieron explícitamente que el expresidente de la Generalitat se explique. Cs estaría dispuesto a secundarlo, aunque, en su opinión, quien debería informar sobre la investigación al exconseller de Justícia por el caso del 3% es el propio Carles Puigdemont, que es lo que reclamó ayer en la junta de portavoces, y Junts pel Sí y la CUP le negaron.