Agua en la Chatrier
Roland Garros es el único Grand Slam que no dispone de techo retráctil
Aunque la primavera parisina siempre es caprichosa, no es habitual que la actividad en las pistas de Roland Garros se detenga totalmente por culpa de la lluvia. Muy pocas veces ha sucedido esto desde 1928 cuando empezó a disputarse el único Grand Slam de tierra batida. Guy Forget, director del torneo desde el año pasado, se congratulaba antes del inicio de la competición de este año porque el pronóstico del tiempo auguraba una primera semana con buen tiempo. Así fue. Las previsiones no eran tan claras para la segunda y ayer se confirmaron los datos negativos con la anulación de casi toda la jornada, incluido el duelo entre Rafael Nadal y Pablo Carreño Busta, que comenzará, en principio, esta mañana a partir de las once al igual que el encuentro entre Djokovic y Thiem. Posteriormente se disputarán el resto de partidos de cuartos de final.
Las instalaciones de Roland Garros son las únicas de un Grand Slam que no tienen techo retráctil. El Open de Australia dispone de tres, mientras que Wimbledon la usa desde el 2009 –en el 2007 un partido entre Nadal y el sueco Söderling se alargó durante cinco días por la lluvia– y el US Open la estrenó el año pasado. La situación es anómala para el torneo francés, que ha vivido años de polémicas sobre esta cuestión por culpa de los imprescindibles permisos para la reforma y la oposición de los vecinos. El lío fue tal que incluso se especuló con la posibilidad de trasladar las pistas que se encuentran junto al Bois de Boulogne para llevarlas hasta Versalles.
Nada de esto va a suceder, pero no es probable que el techo de la Philippe Chatrier, así como otros cambios importantes, esté a punto antes del 2020.