Adiós a la Modelo
LA cárcel Modelo de Barcelona se queda sin presos. El viejo anhelo ciudadano de recuperar las dos manzanas del Eixample para uso urbano se cumple finalmente hoy, la víspera del 113.º aniversario de su inauguración. El edificio, concebido por el pensamiento racionalista y con el espíritu del correccionalismo contemporáneo de finales del XIX bajo el lema “In severitate humanitas”, hacía tiempo que estaba obsoleto.
Aquel céntrico edificio forma parte de la historia de Barcelona y de Catalunya. El recinto vivió la primera ejecución de un condenado a muerte en 1908, un oscuro confidente y anarquista llamado Joan Rull. Fue también un anarquista, Salvador Puig Antich, el último ejecutado en la prisión de la calle Entença, en marzo de 1974. A ambos se les aplicó el sistema del garrote. Por la Modelo han pasado los más famosos delincuentes, pero también ha alojado a políticos, sindicalistas y obreros –especialmente durante el franquismo–, y fue en la inmediata posguerra cuando sus celdas superaron los 13.000 reclusos (1940) estando proyectada sólo para 850 personas.
Evidentemente, la Modelo ha sido escenario de espectaculares y masivas fugas, la más reciente la protagonizada por once presos en junio de 1993 que, aprovechándose de su condición de personal de confianza en la cocina, excavaron un túnel para huir al exterior. También ha habido espectaculares motines. El primero fue en 1906, cuando un grupo de reclusos se rebeló contra los malos tratos a un preso. Los últimos fueron protagonizados por la Coordinadora de Presos Españoles en Lucha (Copel), que durante la transición se hizo la portavoz de las reivindicaciones de los reclusos.
La salida hoy del último preso de la Modelo hacia otros centros más modernos y dignos abre el interrogante sobre el futuro de ese gran solar. La idea del Ayuntamiento, expresada en su día por la alcaldesa Colau, es que una parte sea destinada a zona verde, otra a equipamientos para el barrio y una tercera a conservar la memoria del edificio, que es lo que básicamente ha planteado la plataforma vecinal Fem Nostre l’Espai de la Model. Pero es evidente que la decisión sobre el futuro de este enorme espacio en el centro de la ciudad corresponde a todos y, por tanto, debería oírse también a todas aquellas asociaciones y entidades barcelonesas que, a buen seguro, tienen un criterio elaborado sobre el uso más apropiado del solar. No sería descabellado organizar un concurso público para que se den a conocer esas ideas y tomar la decisión más apropiada a las necesidades del barrio y de la ciudad.