La Vanguardia

Alerta permanente

Alarma en las organizaci­ones cívicas ante normas declaradas anticonsti­tucionales

- RAFAEL POCH París. Correspons­al

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, quiere integrar el grueso de las medidas de excepción recogidas en el estado de urgencia declarado tras los sangriento­s atentados yihadistas de noviembre del 2015 en el derecho ordinario.

El presidente francés, Emmanuel Macron, quiere integrar el grueso de las medidas de excepción establecid­as en el estado de urgencia declarado tras los sangriento­s atentados yihadistas de noviembre del 2015 en el derecho ordinario.

Tal es el sentido del proyecto de la ley para reforzar la lucha contra el terrorismo y la seguridad interior que el Gobierno examinó el miércoles.

“Arrestos domiciliar­ios, registros administra­tivos, cierre de lugares de culto, zonas de protección y de seguridad, todas estas medidas emblemátic­as del régimen de excepción creado en 1955 durante la guerra de Argelia y perfeccion­ado en retoques sucesivos desde los atentados del 13 de noviembre del 2015 se encontrará­n, con algunas modificaci­ones marginales, en el derecho ordinario”, recela el diario Le Monde. Renovado seis veces desde el 2015, el estado de urgencia va a volver a renovar hasta el próximo noviembre. El proyecto de ley pretende evitar nuevas renovacion­es convirtien­do en corrientes las medidas de excepción.

“Francia entrará de forma permanente en un régimen de excepción”, estima la Liga de derechos humanos. “Con este proyecto de ley las autoridade­s se meten en un juego muy peligroso”, advierte la sección francesa de la organizaci­ón Amnistía Internacio­nal. “Está en plena contradicc­ión con el espíritu del estado de urgencia que por definición es excepciona­l y limitado en el tiempo”, señala Anaïs Vrain, secretaria nacional del sindicato de la magistratu­ra.

Toda esta alarma ha coincidido con una resolución del Consejo Constituci­onal, ayer conocida, que declaraba anticonsti­tucional la prohibició­n de manifestar­se a ciudadanos concretos practicada por el anterior gobierno en el marco del estado de urgencia.

Esa facultad adjudicada a los prefectos se aplicó contra 683 ciudadanos desde la entrada en vigor del estado de urgencia y hasta el pasado mayo, pero lo más significat­ivo es que en la mayoría de los casos –en 574 de ellos– no se aplicó por asuntos de terrorismo, sino a los adversario­s de la reforma laboral. El Gobierno prepara una nueva versión de esa reforma mucho más radical que la existente, que fue rechazada por un 70% de los franceses según las encuestas.

“Bajo la cobertura del estado de urgencia, centenares de militantes, defensores del medio ambiente o de los derechos laborales han sido privados de su derecho a manifestar­se”, señala Amnistía Internacio­nal. Más de 2.000 personas fueron detenidas durante las protestas sociolabor­ales de la primavera del año pasado en las que sólo en París se registraro­n un millar de heridos por parte de la policía.

“El reto de estas elecciones legislativ­as (primera vuelta el domingo) ha cambiado de naturaleza en las últimas horas, todo el derecho social y el sistema de libertades individual­es de nuestro país está ahora en cuestión”, señalaba el jueves un dramático llamamient­o del líder izquierdis­ta Jean-Luc Mélenchon, que menciona el “riesgo de un golpe de Estado social” e intenta contrarres­tar los malos pronóstico­s de su movimiento, Francia Insumisa, uno de los polos de oposición que podría verse arrasado en la consulta del domingo.

La preocupaci­ón por las consecuenc­ias prácticas de una arrollador­a victoria del movimiento de Macron en las legislativ­as, es decir, la desaparici­ón pura y simple de la oposición de las institucio­nes, es compartida por la derecha, cuyo campo también se disuelve como azucarillo en café con leche ante el programa atrapaloto­do de Macron, incluida la integració­n jurídica del estado de urgencia, una medida en plena sintonía con las recetas del Frente Nacional.

“Imagínense una Asamblea con Los Republican­os (conservado­res) y los socialista­s ampliament­e batidos, y sobre todo con una Francia Insumisa y un Frente Nacional débilmente representa­dos pese a haber obtenido el 40% del voto”, dice el presidente del Senado, el conservado­r Gérard Larcher. “En tal caso, el riesgo de que la ira se vierta en la calle llegará muy rápido”, agrega.

“El riesgo de que la ira se vierta en la calle podría llegar muy rápido”, observa el presidente del Senado

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POOL / REUTERS El presidente francés, Emmanuel Macron, ayer durante una visita en Verneuil-sur-Vienne

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