La UE alerta del riesgo de un Brexit descontrolado
Bruselas, lista para negociar, pide a Londres que se aclare
Ni claridad ni un líder fuerte con toda una legislatura ante sí con quien sentarse a negociar el Brexit. Las elecciones británicas no han aportado ninguno de los elementos que Europa aspiraba a obtener de esta cita anticipada con las urnas, anunciada días después de que Londres activara el artículo 50 del tratado y que el plazo legal de dos años para culminar las negociaciones comenzara a correr. Europa, como Theresa May, quería estabilidad y ayer se despertó con más caos a la vista.
El resultado abre un periodo de inestabilidad política en el Reino Unido y dentro del propio partido conservador británico, donde el liderazgo de May podría ser cuestionado, que añade aún más incertidumbre a sus planes de divorcio de la UE. El riesgo de un Brexit caótico y descontrolado –es decir, que el país se vaya sin un acuerdo de salida ni garantías sobre su futura relación– existe, advirtieron ayer los líderes europeos, que llamaron a Londres a asumir sus responsabilidades.
“No sabemos cuándo empezarán las conversaciones del Brexit pero sí cuándo deben terminar”, advirtió a May el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en referencia al 29 de marzo del 2019, la fecha marcada en el calendario como tope para la salida del Reino Unido de la UE. Tusk abordó sin ambages el riesgo de que, por falta de tiempo y de claridad por parte británica, las negociaciones no lleguen a buen puerto: “Hagan lo posible para evitar que no haya acuerdo como consecuencia de no negociar”, pidió a los políticos británicos. “No hay tiempo que perder”, añadió.
Bruselas dejó claro que la UE sí está lista para sentarse a hablar. “La Comisión Europea podría abrir las negociaciones mañana mismo a las nueve y media de la mañana”, enfatizó el presidente de la Comisión Europea, JeanClaude Juncker; estamos esperando “desesperadamente” que comiencen. Más allá de la presión para que Londres se aclare, cunden las dudas sobre hasta qué punto después de semejante debacle electoral los tories pueden saber qué tipo de Brexit quieren.
La afirmación de May de que su gobierno podrá sentarse a negociar con la Comisión en la primera fecha prevista, el 19 de junio, dejó perplejos a los responsables comunitarios. Tras conocerse el resultado electoral, el negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, había instado a los británicos a –en primer lugar– aclarar sus posiciones: “Las negociaciones deberían comenzar cuando el Reino Unido esté listo”, dijo.
El tratado prevé la posibilidad de ampliar el periodo de las negociaciones más allá de los dos años. El Reino Unido podría pedirlo si el tiempo se le echa encima, pero la decisión está en manos de los otros 27 países y ahora mismo lo que impera es el deseo de pasar el trago cuanto antes, minimizar el desgaste que supone el Brexit para la Unión y evitar que contamine las elecciones al Parlamento Europeo del 2019, que se ven como el comienzo de una nueva fase. La perspectiva de un no acuerdo con Londres podría, sin embargo, ablandar al resto de capitales y aceptar una prórroga para evitar perjuicios a empresas y ciudadanos. “Antes de hablar de ampliar el plazo de las negociaciones debería empezarse a negociar”, advirtió Juncker.
El resultado electoral hace más impredecible el desenlace del Brexit. En pleno escrutinio de votos, el negociador británico, David Davis, admitió que un retroceso en escaños debería entenderse como un rechazo a las propuestas de los tories para un Brexit duro (es decir, un Reino Unido fuera del mercado único, de la unión aduanera y del Tribunal de Justicia de la UE). Las discusiones internas en los tories determinarán si el batacazo electoral aplaca a los partidarios de estas ideas y a quienes defienden que sería mejor irse sin acuerdo que firmar algo poco satisfactorio o si, por el contrario, les obliga a suavizar sus posturas. “Son asuntos que pueden decidir más adelante, mientras estamos en la primera fase de la negociación”, si es que “hay alguien con quien hablar”, replican fuentes europeas implicadas en las conversaciones.
El plan de Bruselas, pendiente todavía del acuerdo de Londres, es resolver tres asuntos clave antes de final de año: la factura del Brexit, los derechos de los ciudadanos y la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Sólo después se hablaría de la relación futura. Un pacto de gobierno con el Partido Democrático Unionista, contrario a un Brexit duro, puede obligar a May a ser más flexible.
Cuando está a punto de cumplirse un año de la celebración del referéndum del Brexit, los británicos siguen sin saber cómo gestionar su resultado.