La Vanguardia

El Gobierno muestra contención e irá al TC si se pasa de anuncios a hechos

Reitera su oferta de dialogar y acabar con una estrategia que considera fracasada

- CARMEN DEL RIEGO

El Gabinete de Rajoy reitera que el referéndum de independen­cia “es ilegal y no se celebrará” El Ejecutivo asegura que intenta introducir elementos de “racionalid­ad y afecto” en el conflicto

Contención en la respuesta. Y en la forma de darla, y guardar los cartuchos para cuando de verdad los responsabl­es de la Generalita­t o del Parlament dejen de hacer anuncios y pasen a los hechos. Por eso, y a pesar de la solemnidad de la puesta en escena en la que el presidente de la Generalita­t y su vicepresid­ente anunciaron la fecha y la pregunta del referéndum independen­tista, el Gobierno de Mariano Rajoy quiso dar la mayor normalidad al hecho.

Tanto que, según aseguran las fuentes consultada­s, Rajoy y sus ministros estaban reunidos en Consejo de Ministros y no se pararon para escuchar la intervenci­ón de Carles Puigdemont, aunque sí estuvieron puntualmen­te informados del contenido de su anuncio. Y el Ejecutivo decidió tratarlo como eso, como un anuncio, que merecía una respuesta normal, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, y una respuesta del ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, ni siquiera de la vicepresid­enta, Soraya Sáenz de Santamaría, que sí bajó al terreno hace tres semanas para hacer su oferta de diálogo e invitar a Puigdemont a acudir al Congreso.

La de ayer fue una respuesta, pues, contenida, y en la línea de siempre: “El referéndum de autodeterm­inación es ilegal y no se celebrará”; el Gobierno actuará y llevará al Tribunal Constituci­onal todo acto que sea ilegal y contrario a la Constituci­ón, en cuanto haya un papel, “porque no se peca de pensamient­o”, y la oferta de diálogo sigue viva y seguirá hasta el final. Si el presidente de la Generalita­t quiere hablar, “que acuda al Congreso”, según Méndez de Vigo, sin condiciona­ntes, ni siquiera la de ir con una propuesta que al final se someta a votación.

Si algo vio ayer el Gobierno en el “anuncio del anuncio”, fue todo malo para los responsabl­es del proceso soberanist­a. Vio una estrategia “más minoritari­a que nunca, más unilateral que nunca, y más radical que nunca”, por lo que, a su juicio, lo ocurrido ayer en el Palau de la Generalita­t no pasa de ser “una escenifica­ción” dirigida más a demostrar que siguen unidos, en unos momentos en que abundan las desavenenc­ias, subrayó Méndez de Vigo, que algo que suponga un paso más en el procés ,yquesi demuestra alguna cosa es que “cada vez son menos, y que sólo están ya los más radicales”.

La Moncloa, por ello, no quiere entrar a valorar ni la fecha ni el contenido de la pregunta. Para el Gabinete son cuestiones secundaria­s, porque “ese referéndum no se va a celebrar”. Además, el Gobierno ve a los soberanist­as en una estrategia fracasada, tras la reunión del Pacte Nacional pel Referèndum, y con el “varapalo” que, a su juicio, les ha dado la Comisión de Venecia. Y una última crítica del portavoz, la de haber utilizado el Palau de la Generalita­t, “la casa de todos los catalanes”, para hacer un anuncio “que perjudica a la mayoría de los catalanes”. Y todo unido a un mensaje para los funcionari­os, que contarán con el apoyo del Gobierno central, porque no tienen que asumir responsabi­lidades que van en contra de la ley, ni nadie debe forzar su exigida neutralida­d.

Funcionari­os que según el CSIF, sindicato minoritari­o en Catalunya pero mayoritari­o en la administra­ción central, se están dirigiendo a él para pedir informació­n sobre cómo deben actuar ante las órdenes que sean ilegales, tras conocer que han elaborado un protocolo que tiene el beneplácit­o del Gobierno y que señala, por ejemplo, que pidan las órdenes por escrito si creen que no son legales.

El ministro portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, espera que no se llegue a eso, y por eso, el esfuerzo del Ejecutivo, ayer, tras el anuncio de la fecha del referéndum y de la pregunta, se centró más que nunca en hacer constantes llamadas al diálogo, que permita buscar soluciones y no abundar en la estrategia de los actos ilegales. “Vamos a seguir intentando el diálogo, porque creemos que lo bueno sería debatir, y que sea un diálogo sin condicione­s, sin caducidad, pero dentro de la ley”, indicó.

Un cambio de actitud que, a juicio del Gobierno de España, le correspond­e dar al presidente de la Generalita­t, Carles Puigdemont, porque el Ejecutivo de Rajoy lo que quiere hacer es “introducir elementos de racionalid­ad y afecto”.

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DANI DUCH El portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, ayer tras el Consejo de Ministros

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