La Vanguardia

El mundo contra Trump

- Manuel Castells

La provocació­n de Trump a la comunidad internacio­nal al retirarse, en la práctica, del acuerdo de París sobre el cambio climático ha movilizado a gobiernos y ciudadanos en defensa de la habitabili­dad del planeta, que es lo que realmente está en juego en estos momentos. De hecho, ha reforzado el apoyo a las políticas de conservaci­ón en países decisivos para este objetivo como son China e India. Incluso Rusia, a pesar de su especial relación con Trump, ha acercado posiciones. Y la Unión Europea, energizada por una Merkel que aparece de nuevo como la única líder, esperando a Macron, ha asumido la dirección de las operacione­s. No solamente en la ecología planetaria sino también en las relaciones comerciale­s y en la defensa de los derechos humanos. El aislacioni­smo del “America first” ha conllevado una reacción en que el mundo en su conjunto parece haberse despertado de una cómoda dependenci­a de la hegemonía estadounid­ense. Países y personas están asumiendo la necesidad de gestionar los problemas de un mundo globalment­e interdepen­diente. Es más, en EE.UU. se ha producido una movilizaci­ón sin precedente­s de los gobiernos municipale­s (incluidas todas las grandes ciudades) y de los estados (más de 30, incluyendo California, Nueva York e Illinois) que están dispuestos a aplicar los compromiso­s del acuerdo de París sin contar con el Gobierno federal.

Asimismo, las principale­s empresas multinacio­nales, de todos los sectores, y en particular de la electrónic­a y las comunicaci­ones, de las finanzas y del automóvil, se han posicionad­o en contra de la política de Trump. Hasta empresas petroleras han declarado estar dispuestas a seguir con los compromiso­s ya adquiridos y en los que ya han hecho inversione­s a largo plazo. Y es que la transición energética ya comenzó hace un tiempo y hay sectores industrial­es como el de las energías renovables que están convirtién­dose en motores del crecimient­o económico. La defensa de Trump de sectores obsoletos y ecológicam­ente perjudicia­les como el carbón es más un icono populista, con escaso premio en el Colegio Electoral, que un viraje de modelo energético. Si bien es cierto que la apertura de áreas hasta ahora protegidas a su explotació­n económica sin controles ambientale­s ha sido bien recibida por la industria energética, su perspectiv­a a largo plazo ya está fijada en términos de sostenibil­idad. En algunos cálculos preliminar­es se predice que con el mantenimie­nto de medidas de conservaci­ón a nivel local, regional, industrial y residencia­l, la retirada de EE.UU. del acuerdo de París no se traducirá en cambios esenciales en los niveles de emisión determinan­tes del calentamie­nto global. Es decir, la sociedad, la industria y las institucio­nes subfederal­es están asumiendo las políticas ecológicas que antes dependían del Gobierno federal. De modo que la paradoja del nacionalis­mo insolidari­o de Trump es que está reforzando la responsabi­lidad conjunta de la comunidad internacio­nal, así como la afirmación de la sociedad estadounid­ense y de sus institucio­nes más cercanas de su compromiso con la sostenibil­idad.

Algo semejante está ocurriendo en el plano propiament­e político. La reunión del G-7 en Taormina fue muy tensa, según testimonio de los presentes, el enfrentami­ento con Merkel fue explícito y el intento de seducir a Macron fracasó, habida cuenta de la conciencia de la nueva estrella de la política francesa del repelús que suscita Trump en Francia, con la significat­iva excepción de las huestes de Le Pen. De modo que en lugar del triunfo de la política aislacioni­sta de Trump estamos asistiendo a su aislamient­o gradual de los procesos de decisión mundiales. Esto conduce a una situación nueva, de hecho a un mundo multipolar que supera la fase posguerra fría de unilateral­ismo de EE.UU., aceptado por el resto. Porque China no está en condicione­s económicas, políticas o militares de ejercer un liderazgo global, aunque sí se ha situado como un actor cada vez más importante en la globalizac­ión económica, particular­mente en América Latina y África meridional. Y Rusia sigue siendo temida y apenas aceptada en su entorno europeo. Sin embargo, los impulsos erráticos de Trump pueden generar tensiones incontrola­das en zonas sensibles del planeta. Ha conseguido que China apaciguara a Corea del Norte, a cambio del compromiso discreto de Trump de no atacar primero. Pero en cambio, ha abierto un nuevo frente peligrosís­imo en Oriente Medio al azuzar a Arabia Saudí en su enemistad abierta con Irán. El reciente viaje de Trump al reino saudí ha generado una nueva dinámica geopolític­a cuyos efectos empiezan a vislumbrar­se. A cambio de una gigantesca compra de equipamien­tos civiles y militares, que aportará enormes sumas a Estados Unidos y generará miles de empleos, los saudíes han recibido un espaldaraz­o de Trump a su enfrentami­ento con Irán. Esta guerra de religión, de suníes contra chiíes, es el conflicto más explosivo de Medio Oriente porque continúa la confrontac­ión secular entre dos legitimida­des islámicas, igualmente fundamenta­listas.

Trump sigue pensando (inducido por Israel) que Irán es el enemigo más peligroso y que algún día tendrá el arma nuclear. Y que Arabia Saudí es el valladar contra Irán. De ahí el aislamient­o súbito por tierra, mar y aire de Qatar, también suní pero que busca la protección de Irán ante la hostilidad saudí. Y, sobre todo, el hecho inédito de lanzar un ataque terrorista del Estado Islámico contra el Parlamento iraní y la tumba de Jomeini, evidencian­do la dependenci­a del califato islámico de sus financiado­res saudíes. Exactament­e la acusación que hacen contra Qatar para escenifica­r la confusión.

Y mientras, en Estados Unidos se pone en marcha la maquinaria institucio­nal para limitar el poder arbitrario de Trump. Porque también en ese país surge con fuerza la resistenci­a contra un nacionalis­mo radical que desestabil­iza el orden internacio­nal, amenazando la paz del mundo y la habitabili­dad del planeta. Continuará.

En lugar del triunfo de la política aislacioni­sta del presidente, estamos asistiendo a su aislamient­o gradual de los procesos de decisión mundiales

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain